Ante las elecciones, hay debates políticos por la presencia de candidatas verdes en una lista que no defiende el aborto legal o ante alguna otra candidata que pretende ser la encarnación viviente de una lucha histórica que miles y miles venimos protagonizando de forma unitaria.
En el marco de la nueva ola feminista, la pelea por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito creció y, desde 2018, pintó de verde todas las acciones del movimiento de mujeres en nuestro país y más allá. Por la magnitud de esta lucha, en un año electoral, se les hace muy difícil a algunas listas ocultar su posición. Por eso, todas intentan mostrar a las figuras que defienden ese derecho. A la vez, así procuran ocultar a los sectores antiderechos que integran esas listas. Ya en nuestra edición anterior(1) polemizamos con el Frente de Todos, porque no sirve votar a “feministas en las listas” sino a listas feministas donde la totalidad de sus integrantes defienda el derecho al aborto.
No es el caso del Frente de Todos, que une al FpV, el viejo PJ y Massa. No se puede luchar por el aborto legal, la ESI, la ILE y demás derechos de género desde listas con celestes anti-derechos y amigos del Papa, la Iglesia y los evangelistas. A quienes les da bronca ver en las listas a políticos que votaron contra la ley o escuchar a Alberto Fernández decir que “la bocha” es despenalizar y no legalizar, les decimos que no bajen las banderas, que sigamos juntas esta lucha y que voten a listas coherentes y unitarias como las nuestras del FIT Unidad.
Pero tampoco es cierto que las mujeres, por el solo hecho de serlo, apoyan el aborto legal y los derechos de género. Cuando se votó la ley en el Congreso, entre las mujeres la mitad lo hizo a favor y la mitad en contra. Además ya una presidenta mujer cajoneó la ley por años. Y tampoco el aborto es lucha de “una” mujer, anteponiendo una figura individual a una lucha feminista que es masiva, unitaria y que también respaldan varones.
El pañuelo verde, símbolo colectivo
El pañuelo verde, que hace años creó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y lo presentó en Rosario, se transformó en el símbolo de nuestra lucha. Esto es así porque esta pelea es colectiva: pasaron años, espacios, debates y muchas luchas en común. Y como es colectiva, nadie se la puede apropiar: hacerlo es negar la historia. Por eso es lamentable que el Nuevo MAS y Manuela Castañeira quieran hacerlo. Y peor aún es que mientan, como hicieron buscando arrogarse la impugnación al fetito en la boleta de los antiderechos, impugnación que presentó nuestra apoderada Mariana Chiacchio. Tal como refutó Alberto Kornblitt a una anti-derechos en el debate del aborto, “eso no está bien, está mal”.
Desterrar el divisionismo
Que el Nuevo MAS haya rechazado integrarse al frente de izquierda que logramos entre el FIT y el MST es un error político importante. Es una política sectaria y personalista de anteponer una figura a la unidad necesaria para horadar la falsa polarización y enfrentar a los candidatos patronales. Pero como su costumbre de dividir va más allá de una circunstancia electoral, es grave. Veamos algunos ejemplos:
- En el movimiento feminista, Las Rojas se niegan desde hace años a integrar la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, que más allá de sus debates es el único espacio unitario para coordinar esa lucha, que el NMAS y Castañeira dicen priorizar.
- En todas las asambleas de coordinación en La Plata hacia el Encuentro de octubre tienen posturas rupturistas, que debilitan la pelea conjunta por un Encuentro combativo.
- En el tema prostitución sostienen un abolicionismo dogmático. Además consideran que la lucha del colectivo trans invisibiliza al feminismo, lo que también es errado y divide.
Pero su divisionismo lo aplican en todo ámbito en donde estén:
- En el movimiento estudiantil priorizan armar listas por su cuenta, en lugar de la unidad de la izquierda.
- En las próximas elecciones de ATE van con su lista sola, en vez de integrar la Multicolor donde nos unimos la izquierda y el activismo antiburocrático.
- Como dijimos, en el plano político-electoral se niegan a la unidad que en el frente FIT-MST logramos los cuatro principales partidos de la izquierda trotskista. Lejos de la “renovación” que dicen ser, repiten la vieja cultura del sectarismo.
Por esta actitud constante esta corriente tiene una implantación e incidencia muy pequeña en el movimiento obrero, estudiantil, barrial, feminista y disidente. Triste y funcional al enemigo.
Trabajar con unidad en la diversidad
Si no cabe apropiarse de luchas colectivas, mucho menos plantearse como antipatriarcales y anticapitalistas. Para serlo en serio hay que fortalecer herramientas unitarias que disputen de verdad. Y en ese camino, el divisionismo del NMAS es un obstáculo a dejar atrás.
¿O acaso alguien puede creer que se puede vencer a los enemigos anti-derechos y ganar nuestras batallas de género sin practicar la metodología de construir espacios de unidad para movilizar y a la vez ir debatiendo las diferencias? Y si la pelea antipatriarcal es difícil, mucho más difícil todavía es la lucha estratégica para enfrentar y derrotar a la burguesía. ¿Qué rol dirigente puede jugar en esa verdadera guerra una corriente que es puro autobombo e incapaz de articular con nadie más que con sí misma?
Desde el MST, te proponemos otro recorrido, trabajando con unidad en la diversidad, única forma de derrotar al sistema capitalista y patriarcal e ir por la sociedad igualitaria que queremos y soñamos: el socialismo.
Cele Fierro
1. ¿Feministas en las listas o listas feministas (y socialistas)?, en www.mst.org.ar, 4/7/19.