Economía en crisis. Ni parches de Macri ni «milagro portugués» de Alberto

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La economía se hunde. Buscando evitar un desborde, Macri y Lacunza lanzaron algunas medidas «parche» que no cierran ningún agujero. Fernández plantea el «milagro portugués». Hace falta otra salida, como la que proponemos desde la izquierda.

Después de la crisis política por el resultado de las PASO, la crisis económica se profundizó, con corrida financiera, escalada del dólar y del riesgo país y un salto en los niveles de pobreza de la mayoría de la población producto de la devaluación y la aceleración de la inflación.

Ante esta situación Macri intentó reacomodarse, cambiando al ministro de Economía y anunciando una serie de medidas-parche para intentar mitigar en algo los efectos devastadores de la crisis. Ya ha pasado casi un mes de esas medidas y cada vez más se corrobora en la realidad que son como una aspirina para el cáncer de su plan económico.

El contenido neto y real de todas las medidas es patear la pelota para adelante tres o cuatro meses para que no le explote todo por los aires, y en eso la oposición burguesa lo acompaña a muerte. Es que todos quieren defender la supuesta institucionalidad para que termine su mandato y Alberto asuma el 10 de diciembre. Es decir, que Macri siga el trabajo sucio de ajustarnos y empobrecernos lo más posible. Lo troncal es renegociar la deuda externa, mandar el proyecto de renegociación al Congreso para involucrar a la oposición, alargar los plazos con los bancos internacionales, «reperfilar» la deuda con el FMI, lo mismo con el ANSES y el Banco Central. Tan lacayos del imperialismo son que ni se atreven a hablar de quita de capital o intereses: les aseguran el pago total de intereses y lo mismo a los bonistas privados. Es decir, es un claro intento de ganar unos meses para llegar a diciembre.

Migajas para abajo

Mientras tanto, para los trabajadores y el pueblo tiraron algunas pocas migajas: elevar el salario mínimo a $ 12.500, congelar los combustibles por tres meses y patear para después de las elecciones los tarifazos de luz, gas y agua. Además, un bono de $ 5.000 para los estatales, que hasta ahora sólo cobraron Macri y los miembros de su gabinete, y una quita transitoria del Impuesto a las «Ganancias» de los trabajadores. También anunciaron un pago de $ 1.000 para los desocupados y aumentos en las cuotas de los comedores. A las pymes les darían diez años para ponerse al día con las deudas impositivas que las fundieron. Y a esto se suma una dudosa quita del IVA a unos pocos productos básicos.

Más que insuficientes, estos parches del gobierno macrista resultan una burla. El congelamiento de la nafta sigue en veremos. La rebaja del IVA vino sin control de precios y por eso, en vez de reducir de un 10 a un 20% los productos, la baja real fue de apenas un punto. Se habla del bono para los trabajadores del sector privado, pero aún no hay nada concreto. Y además, la devaluación nos hizo un 30% más pobres, la canasta familiar ya araña los $ 50.000 y la inflación va a superar el 3 ó 4% mensual, de modo que las medidas oficiales no alcanzan a compensar el sablazo del ajuste. Por otra parte, los sacrosantos «mercados» ya no le creen a Macri-Lacunza y por eso mantienen presión con el dólar hacia arriba. El BCRA tuvo que liquidar reservas a un ritmo insostenible de más de mil millones de dólares diarios y el gobierno terminó aplicando un «medio corralito», un nuevo cepo similar al de Cristina.

Este corralito (que impide comprar más de diez mil dólares al mes, girar al exterior e incluye la obligación para los exportadores de liquidar las ganancias en tres meses), busca evitar la fuga masiva de dólares pero quema las reservas.

No hay «milagro portugués» que valga

Alberto Fernández ya dijo que el dólar a $ 60 es «razonable», descartó un default, le dijo al FMI que va a respetar los «compromisos» (o sea el pago de la deuda externa) y los «contratos» (o sea las privatizaciones), y lo mismo con las corporaciones megamineras. Como es candidato sabe que acá no hay margen para una ley de reforma laboral, pero ya aceptó que haya cambios por convenio (como pasó en Vaca Muerta).

Como un gran ejemplo de lo que quiere hacer con la economía nacional, elogia el supuesto «milagro portugués». Lo que Alberto no dice es que Portugal se benefició de un boom turístico y de un aumento de las exportaciones, pero a costa de bajar el famoso «costo laboral» mediante una mayor precarización. Si algunas multinacionales se instalaron en Portugal y exportan desde allí es precisamente porque antes se impuso la flexibilización laboral, con aumento de los ritmos de producción y reducción de los días de vacaciones y feriados. Y Alberto tampoco dice que antes del «milagro» en Portugal hubo una rebaja del salario real de los trabajadores estatales y privados, y un aumento del desempleo. ¡El FMI elogia al gobierno portugués porque les pagó por adelantado!

En resumen: con menos salario real, más desocupación, más precarización laboral y pago adelantado de la deuda a los usureros, este cacareado «milagro» sólo les sirve a los capitalistas.

Basta de verso. No queremos parches que no resuelven nada ni «milagros» tramposos. Lo que hace falta para nuestro país es un programa económico alternativo, que comience por romper con el FMI y terminar con la sangría financiera de la deuda eterna, nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales, reestatizar las empresas privatizadas con control social para tener servicios accesibles, y reinvertir en las necesidades obreras y populares.

Gerardo Uceda

 


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