Parece que el viaje europeo de Alberto terminó de consolidar su giro conservador pos PASO, salió del libreto confrontador de la campaña para pasar decididamente a un libreto de presidente electo. La crisis abierta tras las elecciones lo empujó a acelerar definiciones y todas las que fueron saliendo a la luz confirman lo que, desde la izquierda, anunciamos sobre el candidato más votado.
Sus frases de los últimos días parecen confirmar este panorama “No vamos a pagar la deuda a costa del sufrimiento del pueblo” recuerda a aquellas promesas alfonsinistas que naufragaron en hiperinflación y ajuste, o las del propio Néstor Kirchner que terminó pagando más de 200 mil millones de dólares. Sus reuniones con la UIA y la CGT para comenzar a ordenar el “pacto social” recuerdan al congelamiento salarial y el engaño del mismo nombre montado por Gelbard en los ’70, no es necesario recordar como termino ese experimento.
Quizás para cerrar ese círculo tenebroso, el pedido a “salir de la calle” realizado en ese mismo contexto es el que termina de dar por tierra con la farsa de un supuesto gobierno popular. Es decir, seguiremos atados al fondo, la CGT y la UIA se comprometen a trabajar juntos en el ajuste que eso implica y los trabajadores y el pueblo tenemos que dedicarnos a pagar pasivamente la estafa sin movilizarnos ni reclamar.
No te dejes engañar, como lo dijo Alejandro Bodart: “Alberto promete un gobierno como el de Néstor y va a entregar un gobierno como el de Carlos” (Menem, por si queda alguna duda), la salida es por izquierda.