Frente a la continuidad sin pausa de los casos de femicidio, nuestro reclamo más inmediato y concreto al gobierno nacional y a los gobernadores es el de un presupuesto de emergencia adecuado. De todos modos, la bronca y la urgencia no nos hacen olvidar la causa de fondo de la violencia machista y de todas las demás violencias: el sistema capitalista y patriarcal, cuyas instituciones generan y reproducen la desigualdad en contra de las mujeres y las disidencias.
Cada día nos golpea una noticia sobre algún nuevo femicidio, travesticidio o transfemicidio y otras violencias. Una adolescente asesinada a mazazos por un conocido, una joven estrangulada y rematada a golpes por su novio, una travesti apuñalada 20 veces por su supuesta pareja, otra piba cuya agonía duró tres meses tras ser rociada con alcohol y prendida fuego, dos maestras chubutenses muertas en la ruta al volver de una marcha por el cobro de sus salarios, un policía que baleó las casas de su ex mujer y su ex suegra e hirió a varias personas…
Y así todos los días, uno tras otro. Según el observatorio de la asociación civil La Casa del Encuentro, en este país cada 32 horas se comete un nuevo femicidio. Y según el Observatorio LGBT de la Defensoría del Pueblo porteña, en 2018 hubo 67 asesinatos por odio de género, en su mayoría de travestis y mujeres trans. Por estas barbaridades es que crece nuestra indignación frente a la complicidad del Estado y todos sus estamentos con esos crímenes, sea por acción u omisión.
Es que en esta sociedad capitalista, el patriarcado es un componente institucional. Así lo demuestra la conducta del gobierno y el Congreso, que no asignan los fondos necesarios para aplicar la Ley 26.485 antiviolencia de género; de la policía, que desprotege a las víctimas y ejerce violencia también a su interior; de la justicia, con su postura patriarcal que revictimiza a las mujeres y disidencias, protege a los violentos y no hace cumplir las restricciones perimetrales, y también la conducta de la Iglesia Católica y sus aliados evangélicos, que con su campaña medieval contra lo que ellos llaman ideología de género fomentan la discriminación y por lo tanto la violencia.
¿Por qué es tan importante desenmascarar y denunciar este rol patriarcal institucional? Porque cuando desde el poder se sostienen los estereotipos machistas, en la sociedad los violentos se sienten legitimados para actuar contra las mujeres y las disidencias. Em suma, el Estado es responsable.
Mi vida no vale 11 pesos ni 18
Menos de un peso por mujer por día es lo que el Presupuesto nacional 2019 le asigna por todo concepto al Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), el organismo que está a cargo de la aplicación de la Ley 26.485 que conduce Fabiana Tuñez. Es evidente que con esa miseria presupuestaria resulta imposible cumplir en forma efectiva con la prevención y la protección necesarias que ordena dicha ley, que fue aprobada en 2009, hace ya una década.
Según el propio informe del INAM del primer semestre de este año, del “plan nacional de acción” que preveía construir 36 nuevas casas-refugio en tres años, o sea 12 por año, en 2018 se terminaron sólo 9. De este modo, en total en nuestro país hoy los Hogares de Protección Integral (HPI) no llegan a 200, sumando los del Estado y los conveniados con ONGs. Como la Comisión de Derechos Humanos de la ONU recomienda un mínimo de una casa-refugio de 10 plazas cada 30.000 habitantes, para una población de casi 45 millones a nivel nacional, hoy deberíamos contar con unas 1.500. A este ritmo, ese objetivo se alcanzaría ¡recién dentro de 110 años, o sea más de un siglo!
La situación en la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, no es mucho mejor. Según el dato oficial de la Dirección General de la Mujer, funcionan solamente tres casas-refugio: una para madres jóvenes, otra para víctimas de trata y sólo una para víctimas de violencia de género. ¡Pero para tres millones de habitantes, en la CABA debería haber cien hogares de protección! Por otra parte, el Presupuesto porteño de este año para el área de mujer es de 250 millones de pesos, apenas un 0,08% del total de 327.100 millones, cuando el mínimo debería ser de al menos un 1%, o sea doce veces más que lo asignado.
En cuanto a la Ley 27.210 de Patrocinio Jurídico Gratuito para víctimas de violencia de género, aprobada en 2015, se implementa poco y nada por falta de presupuesto. Y en cuanto a la Ley Micaela (27.499), de capacitación obligatoria en género para toda la Administración Pública Nacional, o sea para los tres poderes del Estado, según el informe del INAM hasta ahora apenas se ha capacitado con algún curso a 4.500 agentes sobre un total de 350.000.
Por último, y no como una buena noticia, el proyecto de Presupuesto nacional 2020 enviado por Macri al Congreso le destina al INAM una partida de 408 millones de pesos, con lo cual pasaríamos de los 11 pesos actuales a 18 pesos por mujer para el año que viene para cumplir con todos los dispositivos que establece la Ley 26.485 contra la violencia de género (1). La nada misma, igual que ahora.
La respuesta: movilizar y organizarse
Como parte de las acciones de repudio frente a los femicidios y a la inacción estatal, el miércoles 18 desde Juntas y a la Izquierda y el MST nos movilizamos ante la sede del INAM, cerca de Congreso. Las cuatro sillas negras con los nombres de Navila, María Cecilia, Cielo y Vanesa fueron el símbolo de todas las que ya no están e hicimos acciones en otras ciudades del país. Pero nuestra denuncia al gobierno macrista va también como mensaje al próximo gobierno de Alberto Fernández, porque está claro que no alcanza con crear un Ministerio de la Mujer si no se le asignan los recursos suficientes y los controlamos las organizaciones feministas: ¡la deuda es con nosotras, no con el FMI!
A eso le tenemos que sumar el reclamo por la aplicación efectiva de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral, en todo el sistema educativo, que es decisiva para prevenir los abusos desde la niñez.
Además de seguir movilizadas y exigiendo justicia por cada víctima de femicidio, aunque Alberto nos proponga “abandonar las calles”, para enfrentar la violencia de género es preciso agruparse, organizarse. Esta pelea la tenemos que dar en forma colectiva y con una estrategia clara para ir a fondo contra sus causas sistémicas. Por eso te invitamos a que te sumes a Juntas y a nuestro partido para fortalecer el combate antipatriarcal, anticlerical, anticapitalista y socialista.
Cele Fierro
1. Campañas masivas de prevención, asistencia integral jurídica y psicológica gratuita, casas-refugio para las mujeres y sus hijes, dispositivos electrónicos (no botones antipánico que no sirven para nada, sino tobilleras), subsidios de reinserción laboral y habitacional, etc.