Tras cuatro meses de conflicto y con el levantamiento de las medidas de fuerza por parte de ATECH entramos en una etapa distinta. Nuestro aporte para un balance de una pelea que tuvo al gobierno de Arcioni al borde del precipicio.
En julio Chubut presentaba un desolador paisaje social producto del monumental ajuste orquestado por el gobernador Mariano Arcioni, recién reelecto y hoy socio de Alberto Fernández. Al servicio de pagar puntualmente la fraudulenta deuda externa provincial y mantener incólumes los privilegios de la oligarquía que explota los recursos provinciales y fiel a la lógica de ajuste que orienta el FMI en el plano nacional, su plan apuntó a reducir drásticamente el financiamiento público estatal. Ajustazo con centro en el desconocimiento de los acuerdos paritarios laborales y salariales de inicio de año, sumando retraso y pago escalonado de salarios, corte del transporte educativo gratuito, vaciamiento de la obra social, de los hospitales públicos y las escuelas, con una profundización del abandono presupuestario.
La respuesta no se hizo esperar, jubilados hicieron punta y a ellos se acoplaron los distintos sectores de la administración pública hasta poner a Chubut en un virtual estado de huelga general, paralizando la totalidad de reparticiones estatales con marchas provinciales, regionales, ocupación de los lugares de trabajo y cortes de ruta en toda la provincia.
El dato sobresaliente es que la iniciativa, el empuje y la coordinación estuvieron desde el primer momento en las bases, en sus asambleas sectoriales e intersectoriales que obligaron a las burocracias sindicales a accionar, pero actuando a lo largo del conflicto como un freno y dividiendo la pelea en vez de coordinarla. Nuestro planteo entonces fue claro: plenario provincial de los sectores en conflicto para elaborar un plan de lucha unificado hasta que se vaya Arcioni y la propuesta de una Asamblea Constituyente para refundar nuestra provincia sobre nuevas bases.
La burocracia y el PJ-FDT, al rescate de Arcioni
La fuerza del activismo, en especial docente, puso en jaque al gobierno y el reclamo de Fuera Arcioni, que durante meses levantamos casi en soledad desde el MST junto a una parte del activismo, se hizo masivo. A tal punto que luego de las muertes de Jorgelina y Cristina (que provocó casi un estallido con incendio de la Legislatura y la Casa de Gobierno incluidos), desde el propio régimen político provincial se barajó la alternativa de revocatoria o juicio político al gobernador.
Rápidamente salieron a actuar Alberto Fernández, Sergio Massa y Wado De Pedro para sostener a Arcioni y toda la dirigencia política y sindical se encolumnó para resguardarlo y desmontar el conflicto. Uno a uno fueron levantando las medidas todos los gremios, dejando aislada a la docencia, que sin embargo resistió a pesar de la represión, los descuentos y la propia política de las conducciones de ATECH (tanto Goodman como Murphy), que semana tras semana intentaban desmovilizar para acelerar el desgaste y cerrar el conflicto.
Finalmente, la semana pasada, con una maniobra burocrática que consistió en volver a votar la propuesta del gobierno sólo en aquellas seccionales que la habían rechazado, y ante el desgaste y la presión de la conducción, se terminó aceptando la propuesta y levantando las medidas.
Un duro golpe al ajuste
A pesar de la defección de las conducciones, la lucha tuvo logros importantes y fue un golpe político al ajuste. El gobierno tuvo que darle continuidad al transporte educativo gratuito y se inició un proceso de regularización del financiamiento de la obra social. Sobre los salarios, si bien continúa el pago escalonado, el gobierno reconoció los acuerdos paritarios y sus cláusulas gatillo iniciando pagos con los tramos adeudados, al inicio del conflicto desconocidos por completo. Estos son los primeros logros. La organización de base, sustento de la lucha, se consolida, y los aprendizajes logrados marcan el rumbo para hacer retroceder los planes de ajuste.
Chubut es parte de las luchas que surcan Latinoamérica
La extensión, generalización y radicalidad de la lucha del pueblo trabajador de Chubut contra el modelo de concentración económica, desigualdad y represión no sólo anticipa la disyuntiva nacional en torno del pago de la deuda externa a costa del hambre del pueblo, sino que expresa la dinámica más global que recorre Latinoamérica con las puebladas de Ecuador y Chile como referencia. Una pelea política de fondo, que puso en cuestión el poder en la provincia.
En el marco del ajuste nacional, el intento de hacernos pagar la crisis a la clase trabajadora chubutense continuará y habrá que dar nuevas batallas. De allí la conclusión política más importante: más que nunca es necesario construir nuevas referencias sindicales y políticas a fin de dotarnos de una dirección consecuente, democrática, combativa e independiente del Estado y los partidos patronales que desarrolle una coordinación con plenarios y asambleas de los sectores en lucha (sindicales, estudiantiles, feministas, ambientales y las organizaciones de pueblos originarios) hasta derrotar el plan de ajuste de Arcioni, el FDT y el FMI.
Para esa perspectiva te invitamos a fortalecer Alternativa Docente, Alternativa Estatal y al MST en el FIT-Unidad.
Un modelo que no va más
La crisis provincial 2019 tiene su razón de ser en dos causas: 1) el pago puntual del descomunal y fraudulento endeudamiento externo (más de un 80% en dólares), y 2) el saqueo de los recursos de Chubut por parte de Pan American (PAE), Aluar, Benetton y las pesqueras que parasitan el territorio provincial. A esto hay que sumar los privilegios de una casta política enchastrada por la corrupción que maneja la provincia cual patrón de estancia.
Mientras se desarrolla la «transición ordenada» a escala nacional, Arcioni, con aval de la Legislatura, gira en el círculo vicioso de la deuda, ahora tomando $ 1.400 millones más y preparando nuevos episodios de crisis. Para no ser menos, el kirchnerismo comodorense ya orquesta brutales tarifazos en el transporte, agua, cloacas y electricidad, además de paritarias con migajas para lxs municipales.
En el marco de este modelo, Chubut no tiene salida. Por eso necesitan un brutal ajuste fiscal, cuyo centro es el recorte salarial. Ese intento fue derrotado por la movilización, pero volverán a insistir.
La megaminería no es solución
La otra pata del plan Arcioni-FDT es la obtención de dólares para hacer frente a los pagos de la deuda externa. Por eso el nuevo gobierno de Fernández no viene con un pan bajo el brazo para lxs trabajadorxs, sino con más megaminería como supuesta solución a la crisis de las finanzas provinciales. Dicen que «hay que dar el debate» e intentan preparar el terreno para dar el zarpazo. En la vereda opuesta, junto a las asambleas, comunidades y el pueblo de Esquel que hace más de una década dejó claro que No es No, rechazamos la avanzada megaminera y llamamos a movilizarnos en toda la provincia. No pasarán.
Hace falta otra salida
El modelo de Arcioni-FDT, expresión local del capitalismo decadente y depredatorio, resulta incompatible con las necesidades sociales mayoritarias. Hace falta abrir paso a un nuevo Chubut, para las mayorías. Como salida, proponemos ocho puntos por los cuales luchar:
1. No a la megaminería.
2. Abajo los tarifazos. Abrir los libros, investigar las deudas de las cooperativas y estatizar bajo control social.
3. No pagar más deuda externa y poner en pie una comisión independiente que investigue adónde fue la plata. La deuda es con el pueblo.
4. Impuestos extraordinarios a las corporaciones, grandes empresas, terratenientes y banqueros.
5. Estatización de todos los recursos provinciales y bienes comunes bajo gestión de lxs trabajadorxs y con control social.
6. Basta de privilegios políticos: que cobren como lxs docentes, usen el hospital público y manden a sus hijxs a la escuela pública.
7. Prohibir por ley los despidos y suspensiones, estatizando bajo control obrero a toda empresa que incumpla.
Maxi Masquijo