Rebelión global. El mundo está atravesado por importantes movilizaciones, rebeliones populares y revoluciones. En ese contexto, nuestro continente se presenta como una de las zonas más álgidas. Con Chile como la vanguardia del enfrentamiento a gobiernos y regímenes, las peleas se reproducen con distintas intensidades, coyunturas y formatos por diversos países de la región. Bolivia es otro de los puntos de conflicto y si bien se consuma un pacto entre los golpistas y el MAS de Morales, para darle una salida «institucional» al golpe, la resistencia no se detiene. Como lo analizamos en estas páginas y en el N° 2 de la revista de la Liga Internacional Socialista: Revolución Permanente, la base de esta situación es el descontento de millones con el capitalismo y las penurias a las que somete a los pueblos del mundo.
La única verdad es la realidad. Es en este complejo marco internacional en el que Fernández diseña su gabinete y la hoja de ruta que pretende seguir. Más allá de las ilusiones que puede generar en un sector, lo real hasta ahora es que los nombres que se mencionan para su gabinete tienen un perfil bien conservador y los que presenta como los «motores de su proyecto económico» son una profundización del esquema capitalista y extractivista existente en el país. Tal es así que la UIA, la CGT y los sectores más reaccionarios de la Iglesia tienen sus representantes casi asegurados. Además, si bien aún continúan las pujas, tendrán su lugar los gobernadores y por supuesto el sector de Sergio Massa y alguna dosis de kirchnerismo. Hasta Marcelo Tinelli, una suerte de ministro sin cartera, parece ser el rostro publicitario del «acuerdo contra el hambre», una reedición del «pacto de caballeros» intentado por Macri con los mismos que especulan con los precios, explotan trabajadores y frenan sus reclamos: los empresarios y la burocracia. Si bien Alberto quiere mantener expectativas hasta el 6 de diciembre, día del anuncio concreto del gabinete, seguramente no habrá ninguna sorpresa favorable a trabajadores y sectores populares.
Pagar la deuda y profundizar el extractivismo. No es un secreto para nadie que Alberto ya se ha pronunciado sobre los «motores» con los que piensa impulsar la economía. Por un lado, el desarrollo masivo de la explotación de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta, en un proceso dirigido por Guillermo Nielsen que incluye la asociación con el capital privado y la aplicación de incentivos fiscales y otros beneficios para las petroleras. El responsable del área de Energía sería el actual funcionario de ese rubro en Formosa, el ingeniero nuclear Sergio Lanziani, hombre de Rovira, viejo cacique provincial. Mientras que en minería, como no podía ser de otra manera, el responsable será Alberto Hensel, hombre de Uñac y la Barrick Gold. Defensor de la tesis de que la megaminería no contamina, claro está que distinto opinan los pueblos de Jáchal y otros de la provincia. Es claro el sentido de las prioridades económicas de Alberto y se puede agregar además su cercanía con el dueño de aceitera General Deheza el ex senador peronista Urquía, para completar el triángulo extractivo del fracking, la megaminería y el monocultivo de soja.
Amigos son los amigos. Trabajo volverá a tener estatus de ministerio y el que se prepara para quedarse con el sillón es Claudio Moroni, un eterno funcionario público desde los tiempos de Menem, que pasó por todos los gobiernos y tiene «buenas relaciones» con la burocracia sindical (cualquier parecido con Fernández no es coincidencia). Solo saber que este sujeto es del agrado de personajes como Daer o Cavallieri lo pinta de cuerpo entero. Será una de las espadas del pacto social al que apunta el futuro gobierno para que el país no se sume a la ola latinoamericana de movilizaciones y desborde. Viendo como vienen los números de la economía, más que un pacto todo parece indicar que va a necesitar un milagro. El que sabe del tema es Gustavo Béliz, otro viejo conocido de la casa y hombre del Opus Dei, su último paso por el gobierno fue el Ministerio de Seguridad pero ahora se encargaría de la famosa «modernización» de las condiciones laborales. Ya empezó a girar con su proyecto de «revolución tecnológica» por distintos eventos sindicales. Kulfas a Economía, el bancomundialista y reincidente Ginés González a Salud, Cafiero como jefe de gabinete y Wado de Pedro en Interior son algunos de los otros nombres que parecen puestos y se confirmarán o no el próximo 6 de diciembre. Pero más allá de una u otro, el proyecto habla mucho de los ejecutantes y no preanuncia nada bueno para los trabajadores, las mujeres y la juventud.
Fortalecer un proyecto unitario de izquierda y prepararse para lo que se viene. Desde el MST en el FIT Unidad nos preparamos para intervenir con todo en la situación política que se abrirá a partir del 10 de diciembre. Si bien respetamos las expectativas que pueda tener un sector de los trabajadores, no tenemos razones para creer que un futuro gobierno del PJ resuelva alguno de los problemas fundamentales que tenemos quienes vivimos de nuestro trabajo, quienes peleamos por el aborto legal, la educación pública y salud de calidad o en contra del capitalismo extractivista. Mucho menos quienes apuntan a recuperar cierto poder adquisitivo en un contexto internacional y nacional que solo promete más ajuste. Por eso te hacemos una propuesta: vení a construir con nosotros el MST y a fortalecer y desarrollar el Frente de Izquierda Unidad. Necesitamos potenciar una herramienta que sirva para enfrentar lo que se viene y pelear por dar vuelta todo. Apoyando los conflictos que crecerán más temprano que tarde por salario y trabajo. Llamando enfrentar el pacto social y todo intento de la burocracia y el gobierno de conciliación con los patrones que nos vienen chupando la sangre. Apoyando al sindicalismo combativo y preparando una gran jornada de movilización en todo el país por un paro y plan de lucha nacional y un programa de emergencia obrero y popular para que la crisis la paguen el FMI y las corporaciones y no lxs trabajadorxs.