Vidal se fue, la crisis sigue. Kicillof, en problemas

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Kicillof se presentó como el ala “progre” del frente oficialista, pero a un mes y medio de su asunción, la realidad empieza a contradecir esas expectativas. Prorrogó el presupuesto de Vidal, no hubo aumento… salvo en los impuestos y ni noticias de las paritarias. Como Alberto, se mueve al ritmo de los avatares de la deuda usuraria. Si sigue por este camino, los de abajo otra vez pagaremos los platos rotos de la crisis.

Al presentarse como una espada directa de Cristina, muchos se ilusionaron con que en la compleja y castigada Buenos Aires, gobernaría el sector más progresista del frente oficialista. Un gabinete en buena parte negociado con el pejotismo, con un represor confeso como Berni y economistas reincidentes en la gestión, no apuntaba precisamente a un perfil popular. Pero había que ver cómo Axel encaraba su hoja de ruta. El debut, con un feroz impuestazo a los sectores medios y a los trabajadores registrados y la convocatoria no a los trabajadores a discutir salarios sino a los acreedores a consensuar el pago de la deuda, fueron señales que, más allá de alguna gestualidad nac & pop, el plan de gobierno no difiere sustancialmente del que Alberto encara en el país. Crecer para pagar… también es la consigna del otro lado de la Gral. Paz. La bancarrota bonaerense, profunda y de larga data, demanda de medidas de fondo que se oponen por el vértice a las que esboza el gobierno de Kicilloff. La prolongación del ajuste, aunque tenga un barniz de nuevo tipo y sea matizado con algunos parches sociales, sólo va a perpetuar que Buenos Aires siga siendo una provincia rica con un pueblo empobrecido y un Estado quebrado.

Impuestazo regresivo: ponen más les trabajadores y sectores medios

Los tropiezos con la versión original de la ley impositiva nada tuvieron que ver con la resistencia de los que más tienen. La crisis se armó porque, en un ambiente sensible por el ajuste jubilatorio que se hizo a nivel nacional, se pretendió meterles la mano en el bolsillo de manera alevosa a los sectores medios y les trabajadores de la provincia. Cuestión que aprovecharon hipócritamente los legisladores de Cambiemos, cuyos intendentes también aplicaron tremendos impuestazos en sus territorios, para negociar algunas concesiones para sus zonas de dominio. El gobierno finalmente debió suavizar algunos aspectos del proyecto original, que sigue siendo un manotazo al consumo obrero y popular y a los pequeños propietarios. De ninguna manera gravaron a los “dueños de la provincia”, propietarios de más del 32% de todo el extenso y rico territorio bonaerense.

Nos hicieron el verso que el 75% de aumento lo pagarían solo 200 familias. Pero saltó que el impuesto alcanzaba a la inmensa mayoría de bonaerenses que con mucho esfuerzo pudieron comprarse una vivienda. Un millón de propiedades quedaron gravadas. Encima ese 55% “promedio” que Kicillof reclama efusivamente para subir los impuestos no tuvo su correlato en ningún aumento de los ingresos populares. Precisamente no ponen el acento impositivo en las 1.300 familias, dueñas de las mejores tierras bonaerenses, los dueños de 8,8 millones de hectáreas, más del 32% del total de la provincia. Ni hay ningún impuesto extraordinario a las grandes fortunas de los 5 pulpos dueños de un promedio de 80.000 hectáreas cada uno. Y de las 35 familias de la aristocracia tradicional que concentran casi 2 millones de hectáreas. No hubo tampoco ningún revalúo real de tierras. Por ello no existe ningún esquema progresivo. Se mantiene la esencia del esquema tributario de Vidal. Los ricos, conformes.

Convocatoria a los acreedores,no a los trabajadores

Esta vergüenza recaudatoria tiene su correlato en el objetivo prioritario de pagar la usuraria deuda de Vidal y los bonistas extranjeros. La que Kicillof critica, pero decide pagar sin hacer siquiera una necesaria auditoría y suspender los pagos para poder cumplir con la deuda que mantienen con la educación, la salud, salarios, jubilaciones, el trabajo y la vivienda. Al igual que Fernández, el eje del programa de Kicillof es el pago de la deuda.

Que viene desde hace décadas en una provincia gobernada históricamente por las distintas variantes del PJ. Deuda que Vidal aumentó y extranjerizó, y que el actual gobernador reconoce y pretende consensuar con los usureros. Por eso convocó a los acreedores y prometió “cumplir los compromisos”. Aun reconociendo que no tiene recursos ahora, lo cual obligó a diferir el pago de US$ 570 millones (deuda de Scioli) que vencen en enero a los bonistas extranjeros. Mientras se han postergado las paritarias, se niega a cláusulas gatillo de actualización salarial, y ni siquiera se garantiza hasta el momento un bono miserable como el que van a cobrar los estatales nacionales.

Cuatro medidas de emergencia para no seguir pagando la crisis

Mientras estas señales se orientan a satisfacer a los de arriba y los de afuera, les trabajadores estatales, las barriadas obreras y populares, los sectores medios y la juventud precarizada y desocupada, necesitamos medidas distintas. No es cierto que no hay plata o que haya que esperar. Después de años de postergaciones, de haber perdido más del 35% del poder adquisitivo y no haberse superado los gravísimos problemas estructurales de esta provincia, se necesitan cuatro primeras medidas de emergencia que deben ser parte de un programa obrero y popular.

Aumento general de salarios, jubilaciones, planes y presupuestos sociales con cláusula gatillo para actualizar según inflación. Convocar ya a paritarias estatales.

Auditoría social de la deuda pública en su totalidad, con inmediata suspensión de los pagos. Con solo lo que corresponde pagar durante este mes de deuda externa a salarios, el gobierno podría otorgar un aumento de $13.000 por mes, durante todo el 2020, a los docentes bonaerenses. O construir 1.520 escuelas nuevas. Esa plata equivale también a 22.000 nuevas viviendas y permitiría generar 110 mil puestos laborales.

Nueva ley de reforma tributaria progresiva. Para que paguen realmente más los que más tienen. Con un impuesto especial al sector concentrado, a los “dueños de la provincia”. Rebaja de los impuestos al consumo y a la pequeña propiedad. Urgente revalúo fiscal de tierras, bienes, edificaciones, mejoras y propiedades por comisiones de trabajadores, técnicos y vecinos. Reforma agraria integral.

Recuperación de la coparticipación para que, junto a la recaudación y a la plata de la deuda, se financie el aumento de los presupuestos de salud, educación, sociales. Urgente inversión en un plan de obras públicas (viviendas populares, cloacas, red hídrica y caminos) para generar empleo genuino y no precario como las migajas que promete el actual gobierno de Kicillof-Fernández.

Guillermo Pacagnini

 


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