En el congreso el Frente de Todos y Juntos por el Cambio dieron un “mensaje de unidad” para el FMI y los fondos buitres. Mostraron que en las cuestiones que definen el rumbo global del país la “grieta” se cierra. Convalidaron el endeudamiento del gobierno de Macri, y con ello a todo el mecanismo de saqueo que es la deuda externa. Un nuevo capítulo de una estafa que lleva décadas y de la cual han sido participes necesarios todos los gobiernos.
Una de las ficciones más comunes construidas en torno a la deuda externa es aquella que la compara con un préstamo individual que nos da el almacén de la esquina o un amigo, para luego concluir que las deudas se pagan, casi como una cuestión de honor. La realidad dista mucho de esta ficción. La deuda externa es un mecanismo utilizado para transferir riquezas, de manera sistemática, de la clase trabajadora y el pueblo hacia los sectores mas concentrados de la burguesía (sean “nacionales” o extranjeros), y de los países semicoloniales y dependientes hacia los países imperialistas. Es una aspiradora que mantiene el flujo de dinero hacia arriba y hacia afuera.
Un vistazo a la historia
Si bien el endeudamiento externo existe desde hace cientos de años (cabe recordar, por ejemplo, el préstamo de Baring Brothers al gobierno de Rivadavia), su importancia como mecanismo de extracción de riquezas y sometimiento imperialista se acrecienta y consolida a partir de la década del 70. En coincidencia con el desaceleramiento y crisis de las principales economías capitalistas del mundo desde fines de la década del ’60 a principios de los ’70, crece exponencialmente el endeudamiento externo de los países semicoloniales, entre ellos, del conjunto de América Latina.
En Argentina este salto exponencial comenzó bajo la dictadura genocida. Desde 1976 a 1983 creció de 7.800 millones de dólares a mas de 45 mil millones de dólares. Dos elementos clave explican este salto y a la vez ilustran el funcionamiento del mecanismo de deuda externa. El primero es la bicicleta financiera. Los capitalistas traen plata a Argentina para luego volver a sacarla al exterior, beneficiándose en el medio de la diferencia entre las tasas de interés a nivel internacional y las tasas de interés más elevadas que pagan los bancos y los instrumentos financieros a nivel nacional. Este mecanismo de ingreso y fuga de capitales requiere para su funcionamiento de la disponibilidad de dólares en el Banco Central, para lo cual los gobiernos recurren al endeudamiento externo. Se estima que la dictadura se endeudó en al menos 15 mil millones de dólares para sostener la demanda de la divisa norteamericana. El segundo elemento, complementario, fue la estatización de la deuda privada operada por Cavallo como presidente del Banco Central en 1982. El Estado asumió alrededor de 15 mil millones de dólares de deuda de los grandes grupos económicos privados.
En democracia todos los gobiernos reconocieron esta deuda, comenzando por el gobierno de Alfonsín bajo el cual llegó a casi 60 mil millones. Se infló aún más bajo el menemismo para sostener la convertibilidad que favorecía a los especuladores y a las empresas privatizadas. Siguió subiendo con De la Rúa y también con los Kirchner a pesar de que durante sus 12 años en el poder se conviertieron en los gobiernos que más deuda pagaron.
Macri y Alberto
Este mecanismo se profundizó aún más en el gobierno de Macri. Durante ese periodo la deuda creció mas de 100 mil millones de dólares, de los cuales casi el 90 %, unos 88 mil millones de dólares se fue en concepto de fuga de capitales. El gobierno de Alberto Fernández, luego de haber disparado en campaña que la plata de la deuda se la habían fugado los amigos de Macri, mandó al congreso una ley para convalidarla y seguir pagando.
Bajo el nombre de “Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Extranjera” todo el Congreso, excepto el FIT Unidad, avaló una renegociación de la deuda tomada durante el gobierno anterior. Todo ello sin investigar un solo renglón de cómo “se la fugaron los amigos” del ex presidente. Para seguir pagando, este gobierno, como los anteriores, busca ajustar a la clase trabajadora. Por eso toma medidas como la reforma de la movilidad jubilatoria y busca congelar los salarios.
Romper el mecanismo de la deuda externa
La deuda transfiere plata de los bolsillos de la clase trabajadora y el pueblo hacia arriba y hacia afuera. Cuando los créditos ingresaron al país lxs trabajadorxs y el pueblo no vimos un solo peso. Se fueron a engordar los bolsillos de los capitalistas que demandaban dólares para sostener la bicicleta financiera y la fuga de capitales. Pero a la hora de pagar, siempre se hace a costa de un brutal ajuste sobre lxs de abajo.
La deuda es ilegal, ilegítima, fraudulenta e impagable. Por eso proponemos una auditoria ciudadana que demuestre quienes se han enriquecido con este mecanismo perverso, y sostenemos que no hay que pagar ni un solo peso de deuda. Además, hay que romper con el FMI y otros organismos de crédito internacionales que buscan profundizar el sometimiento de nuestra economía.
Luis Meiners
Default soberano, es la única salida a favor de las mayorías
Desde toda la superestructura política y mediática, nacional e internacional, trabajan para convencer a las mayorías populares que la única salida que tienen los países que contrajeron préstamos con organismos internacionales de créditos, es pagar sus deudas hasta el último dólar, aunque sea a través de renegociaciones que incluyen nuevos condicionantes.
A lo anterior se suma que construyen una situación hipotética de catástrofe política y económica que se generaría si no se paga la deuda. La realidad es que son argumentos para justificar desde todos los sectores seguir bajo los designios, del FMI y, en el caso de nuestro país seguir “honrando” una deuda ilegítima y fraudulenta.
En necesario desmitificar el default o cesación de pago, nosotres proponemos que se declare un default soberano, como primera medida (no la única) para tomar el control real de la economía de nuestro país.
Ante la pregunta ¿Qué pasa si no pagamos? La primera respuesta real y concreta, es que los recursos que se destinarían a pagar esa estafa se podrían destinar para resolver problemas estructurales como la generación de puestos de trabajo genuino a través de obras públicas, dar aumentos generales de salarios, jubilaciones y planes sociales, aumentar los presupuestos para salud, educación entre otras medidas. Solo con el no pago de los vencimiento de 2020 se podrían construir alrededor de medio millón de viviendas sociales, generar 2 millones de puestos de trabajo, y duplicar los presupuestos de salud, educación por ejemplo. Es decir, que sería un medida favorable para les trabajadores, jubilados, la juventud y los sectores populares.
A estas medidas hay que sumar política para tomar el control de los pilares de la economía, empezando por la nacionalización de la banca y el comercio exterior, para impedir que se sigan fugando divisas y ser quienes determinen lo que se exporta e importa en base a las necesidades reales de la población. La estatización de todos los servicios públicos, que tienen que ser controlados por parte de sus trabajadores y usuaries.
Cuando nos plantean que vamos a quedar aislados del mundo, sufrir bloqueos o intervenciones, es bueno poder hacer un poco de memoria y también detenernos a analizar la situación mundial. Por un lado, varios países en la historia han desconocido deudas entre ellos el propio EE.UU. dos veces. Hay jurisprudencia internacional sobre “deudas odiosas” para avalar el no pago. Y por el otro, en un mundo en crisis con disputa de intereses se puede entablar relaciones con diferentes países.
Dicho esto, se pueden tomar medidas contra todos aquellos capitales que quieran actuar en contra de la soberana decisión del no pago, empezando por el embargo y expropiación de propiedades y activos de los acreedores extranjeros. Como así también darle impulso a un frente de países deudores, para oponer a las extorsiones imperialistas.
Todas estas medidas se pueden afrontar si se tiene un proyecto político de ruptura con los intereses del imperialismo, y no de sumisión como vemos en gobierno actual, que durante la campaña denunciaba la estafa de la deuda contraída con el FMI desde la adquisición como que más del 80% lo fugaron, es decir no vimos ni un solo peso, y ahora recorre el mundo buscando apoyo para una renegociación que sin importar los plazos que se acuerden, es pagar y legitimar ese fraude con el padecimiento del pueblo. Es por esto que lo que hace falta es un proyecto político anticapitalista, que ponga a funcionar los resortes de la economía a favor de les trabajadores, dejando de ser garante de los intereses del capital. Ese proyecto es el que levantamos desde el MST en el FIT Unidad, y te convocamos a que te sumes a fortalecer la campaña por el no pago de la deuda.
Cele Fierro