Huelga general en Francia ¡Para terminar con Macron!

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Tras dos meses de lucha contra el proyecto de ley de reforma jubilatoria, el presidente derechista Macron se ha visto obligado a ceder de manera parcial: ya no propone como edad de retiro los 64 años, pero sí pretende cambiar el actual sistema de reparto por una capitalización por puntos. Reproducimos aquí el análisis político sobre el conflicto que La Comuna, nuestro partido hermano francés, publicó el 28 de enero.

Después de 56 días de conflicto histórico, decir que Emmanuel Macron y sus políticas son rechazadas por la gran mayoría de la población es poco. Las encuestas de opinión son irrefutables: el 72% opina que Macron es autoritario; el 70% lo considera arrogante; el 64% lo encuentra preocupante; y el 69% piensa que no será reelegido si se vuelve a presentar como candidato en 2022. Finalmente, con respecto a su plan para desguazar las jubilaciones por reparto, el 61% solicita el retiro de la “reforma”. ¡La ruptura con Macron es total!

Macron quiere imponer su reforma cueste lo que cueste y aun si tiene que torcerles el brazo a las instituciones que se supone que él representa. El último ejemplo hasta la fecha se encuentra en las opiniones emitidas por el tribunal administrativo más alto del país, el Consejo de Estado(1).

De hecho, el Consejo de Estado considera que no pudo “llevar a cabo su misión con la serenidad y el tiempo necesarios para la reflexión para garantizar mejor la seguridad jurídica del examen que realizó”. A partir del 3 de enero, el Consejo de Estado no tuvo más que tres semanas para emitir su opinión sobre dos proyectos de ley que han sido modificados seis veces durante el mismo período. Una “situación todavía más lamentable” ya que se trata de una reforma “sin precedentes desde 1945 y que tiene la intención de transformar en las próximas décadas (…) uno de los principales componentes del contrato social”. Y el Consejo de Estado critica la utilización de 29 decretos, inclusive “para definir elementos estructurantes del nuevo sistema jubilatorio”, lo que hace “perder la visibilidad de conjunto que es necesaria para apreciar las consecuencias de la reforma y, por lo tanto, de su constitucionalidad y convencionalidad”. Es un desaire para Macron y su gobierno, uno más.

Entonces, sin una base social y política seria que lo respalde, ¿de dónde saca su fuerza Macron para pensar que puede imponer su proyecto? En gran parte, si no exclusivamente, de la actitud de las direcciones sindicales y políticas que se niegan a encarar un combate frontal, en el campo de la lucha de clases, a través de la huelga general.

Porque en lugar de convocar a una huelga general, los dirigentes sindicales confederales luchan por fragmentar la movilización, alternando durante siete semanas las “jornadas nacionales de huelga”, las “jornadas descentralizadas” y las “jornadas de acción”. La consigna de huelga general la reemplazan por la de “bloqueos” y “acciones relámpago” que sólo sirven como distracción, para cansar a los huelguistas, incluso si eso significa ponerlos en peligro. Además, de aquí en adelante docenas de elles ya están amenazados con sanciones disciplinarias y despidos, en especial en la educación, la EDF(2) o la RATP(3). Por supuesto, esta táctica objetivamente le hace el juego al gobierno, que sólo tiene que esperar con paciencia el agotamiento de les trabajadores para aplicar su reforma.

Entonces, ¿por qué las direcciones sindicales confederales siguen en un camino sin otra salida que la derrota? En pocas palabras, porque todas ellas están a favor de la reforma. Por un lado están la CFDT y la UNSA(4) que, como están a favor de la reforma, utilizaron la “victoria” de que el gobierno abandonó la edad de retiro para poner fin a la lucha. Por otro lado están la CGT, FO, FSU y SUD(5), que piden el retiro de la reforma, ¡pero que participaron en todas las negociaciones durante dos años! Y ese sigue siendo el caso de la “conferencia de financiamiento” que comienza el 30 de enero, en la que todos estos “acompañantes” van a participar aunque Martínez (CGT) denuncia que hay “temas prohibidos”, como los aumentos de salarios. Pero Martínez ya está metido allí y va a seguir hasta el final(6).

Mientras tanto, el PS, el PCF y EELV(7) firman una “plataforma común” y proponen una “reforma progresista” de las jubilaciones. ¿Progresista? Veamos: no incluye el rechazo a un sistema previsional en base a puntos, así como están ausentes las cuestiones vinculadas con la edad de retiro, los años de aporte y el período considerado para determinar el haber jubilatorio. Ni una palabra sobre la revisión de la ley Hollande-Touraine de 2014, que aumentó el período de aporte a 43 años, sino una reflexión sobre “nuevos recursos ampliando la base de financiamiento a las ganancias del capital”. Al contrario de lo que requiere la construcción del “todos juntos”, el PC pide que se llame a un referéndum (uniéndose al RN de Marine Le Pen(8)) mientras que por su parte el LFI de Mélenchon(9), que no es firmante de la “plataforma”, propone presentar una moción de censura ante la Cámara de Diputados. Todos estos están armados con cuchillos sin filo y Macron no tiene absolutamente nada que temer de ellos.

Definitivamente, las direcciones sindicales y políticas del movimiento obrero son el principal obstáculo ante la voluntad de les trabajadores de luchar todes juntes y al mismo tiempo contra las políticas de este gobierno. “Cada huelga contiene en germen todos los elementos de la guerra civil”, escribió Trotsky(10). Y un año después del surgimiento del movimiento de los Chalecos Amarillos, la contradicción entre la determinación de les trabajadores de terminar con el ataque a las jubilaciones y el método de acción propuesto por los aparatos sindicales, método inspirado en su complacencia con las “reformas”, es evidente para todas y todos.
“Las masas trabajadoras están creando, por su acción directa, una situación revolucionaria”, escribió Trotsky en junio de 1936(11). Esto se le parece, ¿no?

Traducción y notas: Pablo Vasco

1. Es el organismo asesor del Estado, que emite opinión oficial sobre los proyectos de ley y demás medidas del gobierno. A la vez, supervisa las jurisdicciones administrativas del país y es el máximo tribunal que juzga los pleitos entre las personas y el Estado.
2. Electricidad de Francia., principal empresa de generación y distribución eléctrica del país. Es una sociedad anónima, cuyo 85% del capital es estatal.
3. Regulación Autónoma de Transporte Parisinos, empresa pública de transporte de la región metropolitana. Gestiona los servicios de subtes, colectivos, tranvías, trenes y el funicular de Montmartre. Su directorio está integrado por representantes del Estado, de les trabajadores, de entidades de consumidores, del sector proveedor y especialistas en transporte.
4. La CFDT, ligada a la Democracia Cristiana, es hoy la principal central sindical. La UNSA agrupa a los llamados “sindicatos autónomos”, que son moderados. Ambas son pro-gobierno.
5. La CGT es la segunda central sindical y su conducción está ligada al PC, FO (Fuerza Obrera) es más afín al PS, FSU agrupa a los gremios docentes y SUD es más radical pero minoritaria.
6. De dicha “conferencia” también participa la central patronal (MEDEF), que se niega a aumentar sus aportes al sistema previsional.
7. Partido Socialista, Partido Comunista y Los Verdes.
8. Encuentro Nacional, de ultraderecha.
9. Francia Insumisa, de centroizquierda.
10. Su moral y la nuestra (1938-39), cap. 11 Moral y revolución.
11. ¿A dónde va Francia?, cap. La etapa decisiva.

 


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