¿Economía o salud?

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Una falsa dicotomía. Esta falsa paradoja recorre el mundo en estos días de pandemia y recesión. De acuerdo a este debate inducido, habría líderes irresponsables, como Trump o Bolsonaro, que demoran o no toman las medidas necesarias para cuidar la salud de sus pueblos, en un intento por frenar lo menos posible la economía; y líderes más responsables, que supuestamente priorizan la salud, cueste lo que cueste en términos económicos. Acorde a la campaña montada desde el frente común que articularon el gobierno, la oposición macrista y buena parte de la prensa, de un «modelo argentino» que le estaría ganando la batalla al virus, Alberto Fernández se encontraría en este segundo bloque, donde habría puesto la economía, que pegó un salto recesivo, al servicio de la salud. Pero el debate esconde la extorsión, la mentira y el cinismo que tanto caracterizan a este sistema capitalista en descomposición.

La extorsión. La economía mundial venía preanunciando un nuevo crack, parecido al de 2008, para este año o el próximo. La pandemia de Covid-19, precipitó ese desenlace y agravó la crisis exponencialmente, paralizando la economía mundial y hundiéndola en una recesión que puede superar la Gran Depresión de los ’30s. En Estados Unidos, 3,3 millones de personas perdieron el empleo y se registraron en el seguro de desempleo en una semana, dejando lejos el anterior récord histórico de 695.000 puestos de trabajo perdidos en una semana, de octubre de 1982. Se estima que la desocupación en la potencia mundial puede llegar al 30%. ¿Qué quedará para una economía subdesarrollada, desindustrializada, endeudada y semi-colonial como la nuestra? En este contexto, la falsa dicotomía «economía o salud» constituye una extorsión. Nos están diciendo que elijen cuidar nuestra salud, pero que eso tiene un precio alto, que vamos a pagar los trabajadores y sectores populares, con desocupación, pobreza, carestía y hambre. Nos están «avisando» para que nos vayamos haciendo la idea y no vengamos con reclamos «desmedidos» cuando baje la espuma del coronavirus y haya que pagar la cuenta de habernos cuidado la salud.

La mentira. Lo peor de esta extorsión, es que tampoco es cierto que estén eligiendo nuestra salud por encima de sus intereses económicos. El martes 31 de marzo, el gobierno desembolsó 18.000 millones de pesos en pagos de intereses de la deuda externa. Es diez veces más que la partida extraordinaria para salud anunciada al comienzo de la cuarentena. No se hacen test masivos porque dicen que son muy caros. Faltan elementos básicos para proteger al personal de salud, que además recibe un bono mísero de 5.000 pesos, faltan camas, faltan respiradores, falta todo para «elegir» la salud, pero hay diez veces más plata para los buitres. También es engañoso pensar que cuidarían algo de economía a cambio de algo de salud. Pues la única economía que cuidan es la de los capitalistas. Estos aprovechan la parálisis económica para despedir, cuidando sus ganancias a cuestas del sustento de vida de millones de trabajadores. Aunque Alberto los regaña con declaraciones y el notorio caso de los 1.450 despidos de Techint entró en conciliación obligatoria, el gobierno no toma ninguna medida efectiva para frenar los despidos. La burocracia sindical, siempre sumando, propuso, en voz de Héctor Daer, discutir recortes salariales para evitar los despidos, avalando medidas como las de algunas automotrices, que han reducido hasta un 75% los salarios de trabajadores que no están cumpliendo funciones por la pandemia.

El cinismo. Las crisis suelen despejar las apariencias y mostrar la esencia de la las cosas. Frente a la pandemia, el capitalismo saca a relucir su crueldad y miserable cinismo. Los elogios desde el gobierno y el establishment al personal de salud por su heroísmo mientras se le niegan elementos de protección, salarios y condiciones de trabajo dignos es un ejemplo. La población los aplaude en señal de apoyo, el sistema los manda al frente con alta exposición al riesgo. La militarización del país es otra. Los abusos de las fuerzas de seguridad y armadas que supuestamente hacen cumplir la cuarentena se multiplican en las redes sociales. El régimen quiere aprovechar la pandemia para intentar lo que no ha logrado desde que cayó la última dictadura militar: la legitimidad de la acción de las fuerzas armadas en el país. También intentan aprovechar la cuarentena para acallar los reclamos sociales. No vamos a aceptar, ni van a pasar ninguno de esos cínicos intentos.

Economía y salud. Hay una alternativa a la falsa dicotomía con la que intentan extorsionarnos. Es elegir la salud y el bienestar económico de las mayorías a costa de las ganancias parasitarias del capitalismo. Los recursos necesarios existen en la sociedad, y son enteramente generados por el pueblo trabajador. Tenemos que hacernos de ellos y usarlos para frenar la pandemia y cubrir las necesidades humanas. Sólo la izquierda propone este camino: dejar de pagar la deuda ilegítima, nacionalizar la banca y el comercio exterior y aplicar un fuerte impuesto progresivo a la riqueza; volcar esos recursos a garantizar tests diagnósticos, todos los insumos necesarios para atacar y contener la pandemia, salarios dignos para los trabajadores de la salud y una fuerte inversión en infraestructura; nacionalizar y centralizar el sistema de salud en un único sistema público y gratuito. Prohibición por ley de despidos y suspensiones; estatización bajo control de sus trabajadores de cualquier empresa que no cumpla. Suspensión de pagos de alquileres, servicios y tarjetas de crédito y subsidios para trabajadores informales. Como afirma la declaración de la Liga Internacional Socialista: «Es hora de poner los recursos para garantizar la salud de los pueblos, no para el FMI y las corporaciones capitalistas».

De cacerolas y sueldos políticos

El 30M hubo un cacerolazo contradictorio. El motivo fue más que legítimo: reclamar la rebaja de los sueldos privilegiados de la casta política. Por eso la protesta tuvo cierto eco popular. Pero quienes la convocaron, grupos liberales como Integrar y Mejorar, ligados a Espert y Lopérfido, junto a sectores macristas, lo hicieron buscando hacer utilización política del descontento social que crece. Eso sí: cuando fueron gobierno, nunca se bajaron los sueldos…

Ni derechistas oportunistas ni peronistas que defienden sueldos de privilegio: desde el MST siempre planteamos no sólo igualar las dietas a lo que gana un/a director/a de escuela de doble jornada con 10 años de antigüedad, sino que todo/a funcionario/a político debería por ley educar a sus hijos en la escuela pública y atenderse en el hospital público. Si quien ocupa un cargo público realmente lo hace para defender el bien común, que gane como el común de la gente, sin ningún privilegio.

P. V.

 


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