Agitando su brazo subida a una lujosa camioneta, la señora agradecía el apoyo de vecinos que salieron a defender a Vicentín. Micrófono en mano dijo: «soy parte de esta historia y de la empresa». Historia que la llenó de privilegios y no merece aplausos sino un repudio masivo y contundente. Veamos.
Escribe: Sergio García
Vicentín entre otras cosas, fue socia de la peor dictadura que tuvo el país. Estafadora, fugadora de capitales, agente directo y partícipe del poder político macrista. Monopolio cerealero asociado a la extranjerización. Explotadora, precarizadora con alto número de muertes obreras en su haber. Vía fraudes financieros debe más de 400 millones de dólares a bancos públicos. Un monto similar de deuda impaga a productores, trabajadores y con la AFIP, más deudas privadas. Su deuda total supera los u$s1500 millones. Experta en negocios espurios desde la Bolsa de Comercio de Rosario, deriva facturación a empresas subsidiarias de Uruguay, evade impuestos y realiza subdeclaraciones de importaciones. Posee empresas subsidiarias en Paraguay y España y empresas en provincias con actividades ganaderas, viníferas y algodoneras. Tiene cuentas off shore en Panamá. La historia negra de Vicentín es ejemplo del capitalismo en estado puro.
En «crisis» y «convocatoria de acreedores», no por falta de ingresos sino por fraudes y jugadas financieras, tiene igual números fabulosos. Representa el 9% de la oferta exportable del país, siendo la 4º exportadora en 2018 liquidó más de 8,4 millones de toneladas de granos. En 2019 exportó un volumen todavía mayor y promedia los 10 millones de toneladas. Sus ganancias en miles de millones aumentaron según estudios en más del 90% de 2018 a 2019. Más ganancias como partícipe societario del capital extranjero. Este breve repaso es para contextualizar los motivos para ir contra el poder de Vicentín.
Campañas derechistas y falaces
Tras el anuncio de intervención salieron a velocidad voces políticas, mediáticas y empresarias en defensa de Vicentín. Y se agitó a sectores de la población santafecina para que salga a la calle a manifestar su apoyo al grupo empresario. Estos sectores encabezados por figuras del PRO y periodistas afines, más Lavagna, la UCR, cúpulas agrarias o de la cámara empresaria AEA, reflejan los intereses patronales más concentrados y opositores a cualquier tipo de intervención estatal, así sea muy parcial y limitada, como en este caso.
De ahí vienen las comparaciones ridículas con Venezuela, un modelo que entre otras cosas nada tiene que ver con la izquierda y tiene grandes negocios capitalistas, corporativos y corruptos. Repudiamos todo el andamiaje mediático, político y económico que impulsan quienes defienden un modelo capitalista decadente y corrupto.
Alberto, el capitalista que aclara
La derecha que critica a Fernández habla de supuestas e irreales medidas socialistas. Nada más lejos de la realidad. El propio Fernández salió rápido a explicitar su verdadero proyecto para Vicentín y el sistema productivo; un proyecto capitalista de principio a fin.
Antes que la campaña en su contra ganara más peso, el presidente dio declaraciones que permiten no discutir falsedades. Deberían tomar nota de esto quienes desde las organizaciones afines al gobierno hablan de esta medida como si fuera parte de un cambio de fondo, de soberanía productiva o de un nuevo sistema alimentario. Nada de esto expresa Fernández en su plan; «Rescatamos una empresa en apuros…nadie puede pensar que nosotros tenemos como política quedarnos con las empresas privadas, esencialmente porque no creo en eso. La medida sobre Vicentín es algo absolutamente excepcional».
En igual sentido el ministro Kulfas bajó el tono y aclaró: «Nos pareció apropiado realizar una intervención puntual y virtuosa que permitiera rescatar la empresa…lo esencial, en cualquier caso, es el rescate. Había que salvar una compañía en crisis cuya caída podía implicar problemas muy graves». Por eso nuestra referente del MST de Santa Fe Jime Sosa expresó en su tuit «rescate de estafadores no».
Saber esto es útil de cara al tratamiento en el Congreso y para disipar dudas en torno a si estamos ante un avance positivo en política productiva y alimentaria. No es así. Hay una acción puntual y parcial sobre una empresa estafadora. No habrá cambios de paradigmas ni un plan alimentario nacional por fuera de las grandes exportadoras, que seguirán teniendo el 90% de las exportaciones y negocios. Es la realidad que el gobierno no va a modificar. Por eso no es casual que sectores empresarios como la UIA y parte de los productores del campo apoyen la intervención, sin ver ningún «socialismo» en esta medida. También sectores internacionales con quien Vicentín tenía deudas han apoyado la intervención, viendo que así podrían cobrar. Mientras, no casualmente, el gobierno negocia un nuevo acuerdo de deuda externa con los bonistas ofreciendo nuevos bonos atados a las exportaciones agrícolas.
De hecho en el proyecto presentado hay rescate. Como correctamente nos dijo un trabajador de Vicentín que integra ANCLA, la agrupación clasista del MST, «La indignación con la empresa era muy grande, así que muchos trabajadores ante el anuncio sienten cierto alivio porque había incertidumbre, pero a la vez piden que todo se investigue a fondo y que paguen los responsables incluso con cárcel». Esa indignación lógica de los trabajadores no está contemplada. Se dice que por ley las expropiaciones se hacen con indemnización, sea pagando o usando parte de la deuda de Vicentín con el Banco Nación. Es decir, con argumentos leguleyos equivocadamente se le pagará de alguna forma. Y además: ¿No se va a investigar toda la deuda y todos los negociados financieros? ¿Y por qué no se toman otros activos del grupo empresario para cobrar toda la deuda en vez de legalizarla? El proyecto no habla de esto y absorbe la deuda fraudulenta. Mientras se hacen estos debates, se nota con creces el carácter del gobierno, que ante semejante fraude al Estado igual busca la manera de sostener intereses capitalistas. Al cerrar esta nota, AF recibirá al CEO de Vicentín. ¿Recule oficial en puerta?
YPF y el nocivo posibilismo
Como parte del debate de expropiación entró en escena el modelo YPF como supuesto ejemplo a seguir. Es así porque se habla de expropiar acciones por un 51% y dejar el resto en manos empresarias, como en su momento se hizo con Repsol. Se propone avanzar a una empresa mixta con escasa mayoría estatal pero negocios compartidos. Recordemos que YPF se mantuvo como S.A. y rápidamente pasó a nuevos acuerdos con Chevrón y otras multinacionales liquidando toda soberanía energética. Ese modelo, audaz en el relato y conservador en los hechos, mostró lo que es; un fracaso absoluto en materia energética. No hubo cambios sustanciales; las multinacionales siguen actuando, seguimos hablando de Vaca Muerta con multinacionales y fracking con impacto negativo ambiental, tenemos dependencia e importamos y pagamos la nafta a precio dolarizado y cada vez más cara. La YPF del PJ es un fraude a la soberanía.
Con el tema Vicentín se juega una lucha política. Como siempre los sectores afines al gobierno y sus alas ligadas a movimientos sociales o progresistas, agitan una supuesta lucha épica contra la derecha. A partir de allí argumentan lo de siempre; «es lo que se puede hacer, no da para más, no hay relación de fuerzas. ¿Qué quieren? Si avanzamos más se nos vienen todos encima. La derecha es fuerte, podemos hasta acá». Todo un andamiaje argumentativo que tan solo es el caparazón justificatorio de un proyecto político capitalista y defensor del gobierno. Argumentos falaces que intentan poner en falsas razones objetivas su nula voluntad subjetiva.
Un proyecto socialista
Los socialistas proponemos avanzar a fondo contra Vicentín. Apelando a la organización democrática y masiva de los aceiteros y trabajadores en general para objetivos de fondo. La política seria ante Vicentín es avanzar a una expropiación total sin ningún tipo de indemnización, estatizando toda su estructura productiva y poniendo a producir la empresa bajo control de sus trabajadores. Investigar todos sus negociados y hacer que paguen todas sus deudas con la banca pública, con productores y con los trabajadores mediante sus activos, cuentas de otras empresas y con los bienes de sus dueños.
A la vez no hay forma de provocar cambios en la política alimentaria con esta medida parcial sobre Vicentín. Tener «un caso testigo» como dicen desde el gobierno, solo sirve para ver más de cerca lo que otras exportadoras seguirán haciendo a su antojo. Hace falta nacionalizar la banca y el comercio exterior, para que todo el flujo de divisas y las exportaciones e importaciones las controle el Estado. Hay que recrear una Junta Nacional de Granos y gran empresa pública y unificar la política alimentaria, alentando la diversificación productiva de acuerdo a nuestras necesidades sociales y no de acuerdo a la ganancia empresaria. Hay que terminar con los puertos privados de empresas exportadoras, quitarles todo privilegio y control comercial. Y avanzar en más expropiaciones y control obrero y social si queremos atacar el hambre, la desocupación y frenar la fuga de divisas. Este proyecto integral y apoyado en la movilización obrera y popular proponemos desde el MST en el FIT Unidad.