Aparición con vida de Facundo Castro

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Por una investigación independiente

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Con la excusa de controlar la cuarentena, el gobierno alentó a la policía y ésta incentivó su violencia contra el pueblo trabajador. La desaparición forzada de Facundo Astudillo Castro es otra muestra de esa violencia. Las tareas planteadas.

Escribe: Anabella Dalinger

Allá por febrero, Alberto Fernández declaraba que “toda la Argentina debe dar vuelta una página que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos”. Este llamado a la reconciliación con los militares fue luego rectificado a partir del repudio social, pero de hecho permaneció como una política de Estado.

Ese mismo dia, en Campo de Mayo, el presidente nos decía que nuestro país tiene una fuerza armada totalmente integrada a la sociedad y “está ayudando en Salta a resolver el problema de muchos hermanos que están muriendo por el agua contaminada”. Con la pandemia, mandó al Ejército a los barrios a repartir comida en un intento de naturalizar la militarización bajo el manto de la ayuda social.

A su vez, en la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni alardeaba de un descenso del 35% en los índices de delincuencia: “Si vamos a los números claros y la foto de hoy, esta pandemia ha implicado una baja muy significativa de todos los delitos”. Lo que Berni, Alberto y los grandes medios realzaban como buen accionar policial, en los hechos se traducía en una serie de abusos, razzias contra lxs jóvenes y cacerías en los barrios populares.

Pero “el gatillo fácil no disminuyó significativamente a pesar del brusco descenso de circulación de personas en la vía pública”. Así lo confirma el último informe de la CORREPI: los primeros 100 días de cuarentena nos dejaron un saldo de 25 casos de muertes en lugares de detención, de los cuales 10 corresponden a comisarías y 15 a cárceles. Y además hay casi una veintena de casos de gatillo fácil.

Que Facundo aparezca con vida

Los recientes asesinatos de Lucas Verón en La Matanza y de Brandon Romero en Mar del Plata, como la desaparición forzada de Facundo, no son hechos aislados ni tampoco un problema de algunos agentes con falta de profesionalismo. La vía libre del gobierno nacional al accionar policial, como contracara de las excusas por un “error” o “inconducta” individual de algún efectivo, no son más que el intento de reciclar una historia ya conocida de abusos, asesinatos y desapariciones.

Facundo fue visto por última vez el 30 de abril, pero el primer rastrillaje se ordenó recién el 19 junio. Por eso es evidente la complicidad del Poder Judicial con la policía. Tras 70 días sin investigar, el fiscal se declara incompetente. En realidad, incompetente fue desde el principio, después de permitir la destrucción de pruebas y que planten otras, falsas. Una burla hacia la familia, que después de citas acordadas no fue recibida.

Cuando el caso tomó relevancia pública, aparecen los ya muy conocidos testigos falsos con la misma estrategia de siempre: correr a Facundo del lugar de los hechos y dejar impunes a los responsables. Por ejemplo, la familia se enteró por redes sociales sobre la existencia de una testigo que habría llevado a Facundo hasta Bahía Blanca. Pero Aparicio, el abogado de la familia, tras leerla declaró: “Es un testimonio totalmente fragmentado… No lo reconoció a Facundo, no reconoció la fecha y no llevó a nadie hasta ese lugar”.

Asimismo, otra vez reaparece la dificultad para caratular un caso como desaparición forzada, como pasó con Santiago Maldonado y antes con Julio López. Así se evidencian las falencias de una justicia experta en desviar la responsabilidad del Estado. No obstante, a partir de la presión social, las movilizaciones y la gran repercusión en redes sociales, a principios de julio la causa pasa al fuero federal y adquiere esta carátula. La separación de la Bonaerense del caso y la aceptación del perito adiestrador y su perro pedidos por la familia son otros logros.

El Estado es responsable

Párrafo aparte merece el ex carapintada y represor Berni. A inicios de julio, le dijo a la madre de Facundo: “Está vivo, lo vamos a encontrar”. A la vez, deslindó a la Bonaerense de cualquier responsabilidad afirmando que no tiene reproches sobre su accionar. Luego del pedido de renuncia por parte de Nora Cortiñas salió indignado a declarar que “la justicia ordinaria no tiene elementos de prueba aún que vinculen a la desaparición de Castro con la Policía Bonaerense”.

Así como Patricia Bullrich dijo “no voy a tirar un gendarme por la ventana” después de que la Gendarmería desapareció a Santiago Maldonado, Axel Kicillof declaró: “No vamos a encubrir ni a prejuzgar a nadie”. Las críticas de sectores afines al gobierno frente al reclamo por justicia, incluidos los ataques a Sergio Maldonado por pedir también separar del caso a la Bonaerense, apuntan a encubrir la responsabilidad del Estado.

Comisión investigadora independiente

Como lo vimos repetidas veces en casos como éste, las fuerzas policiales y de seguridad intervienen ocultando pruebas o plantando pistas falsas, manipulando testigos y medios de comunicación al servicio de su impunidad. Al parecer, los tres testimonios y la foto de Facundo subiendo a un patrullero no son suficientes.

Creemos que con haber separado a la Bonaerense no alcanza y que la Federal o la Gendarmería no son ninguna garantía porque también son fuerzas represivas con muertes en su prontuario. Y el fiscal de la causa es Santiago Ulpiano Martínez, cuestionado por el CELS y otros sectores de derechos humanos por haber favorecido a cómplices de genocidas. La mamá de Facundo y su abogado presentaron su recusación.

Para llegar a la verdad necesitamos que investigue una comisión independiente, no de uniforme ni atada al poder de turno. Similar a la CONADEP, que bajo el gobierno de Alfonsín, ante la inacción de la justicia, recopiló e investigó las denuncias sobre desaparición de personas por la dictadura militar. Esta comisión que proponemos debería estar integrada por quienes quieren ir a fondo, como la familia de Facundo y los organismos de derechos humanos, con plenas facultades para investigar todas las responsabilidades materiales y políticas.

Sin Facundo no hay Nunca Más

La desaparición forzada, el gatillo fácil, los “suicidios” en comisarías y cárceles, los abusos contra la juventud y la represión a las luchas sociales no son un exceso por “falta de profesionalismo”: son herramientas cotidianas de la policía, una institución organizada para imponer la disciplina social con violencia, y su complemento, la impunidad. Lo mismo en el caso de la Bonaerense, campeona del gatillo fácil y la corrupción, con más del 25% de sus efectivos bajo sumario. Encima, cuando el presidente y los gobernadores la alientan, por más que la ministra Frederic hable de “protocolos” la yuta se envalentona.

Por eso es necesario desmantelar todo el aparato represivo, empezando por exigir la renuncia Berni. Apuntamos así al responsable directo de una institución basada en la violación sistemática de los derechos humanos. A la Bonaerense y a todas las demás policías hay que quitarles presupuesto, depurarlas, democratizarlas a fondo, quebrar su verticalismo, prohibirles reprimir las luchas populares y ponerlas bajo control social, entre otras medidas.

Desde el MST en el FIT Unidad venimos impulsando el reclamo de aparición con vida de Facundo. En Bahía Blanca, acompañamos todas las marchas que organiza la familia. En CABA, nuestra dirigente Cele Fierro integró la delegación del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia que días atrás, en la Casa de la Provincia de Buenos Aires, exigió una reunión urgente con Kicillof. El lunes 20 volvió allí nuestra agrupación de jóvenes precarizadxs Dar Vuelta Todo. Y este sábado 25, en un plenario del EMVJ, resolveremos una campaña nacional.
Reafirmamos nuestro compromiso con esta lucha antirrepresiva y democrática. No vamos a parar hasta saber #DondeEstaFacundo.


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