No casualmente el artículo termina con el subtítulo “Grieta”, donde el autor plantea que la pandemia abre una fisura para cuestionar al capitalismo neoliberal, reivindica que Alberto proponga la reconstrucción de la economía a partir de un capitalismo con otras bases (sic) y dice que la debacle económica y la covid-19 brindan una oportunidad excepcional para fortalecer el rol central del Estado. Dicho en otras palabras, lo que está sugiriendo es la posibilidad de una salida keynesiana de la crisis.
No es la primera vez que esto sucede, en realidad, desde la década del 30, que cada crisis económica mundial más o menos profunda saca a relucir la posibilidad de salir de la misma con un rol preponderante de los Estados por sobre las leyes del sálvese quien pueda del libre mercado empresarial, con políticas expansionistas del consumo y no de ajuste, como podríamos súper resumir lo planteado por su autor John Keynes hace un siglo. Tampoco lo es el hecho que tales planteos salgan del Peronismo en todas sus variantes, quizás con un matiz criollo aportado por José Ber Gelbard (ministro de economía de varios gobiernos peronistas) que en la década del 70 y dada la influencia que el peronismo tenía por sobre la cúpula sindical argentina, al modelo keynesiano clásico, le agregó como indispensable para su aplicación la necesidad de un pacto social, que incluyese al Gobierno, a la burguesía nacional y a la cúpula sindical.
Esta receta ha sido postulada en cada asunción del PJ al poder desde entonces, recordemos que fue un eje de Alberto Fernández al asumir, para luego ser sepultada por la pandemia. Mientras que desde la derecha más ortodoxa y rancia siempre fue criticado, de forma bastante injusta, a decir verdad, ya que el peronismo en el poder posterior a 1945 nunca lo puso realmente en marcha y fue el partido garante de los grandes negociados de lo más concentrado del poder económico en el país.
Nosotros somos categóricos, por la crisis crónica de la economía capitalista, su decadencia actual, la severidad de la actual coyuntura, su dependencia e internacionalización, no vemos en primer lugar ningún sector burgués significativo con intereses “nacionales” ni en el G-6 ni en la vereda de enfrente. Tampoco vemos un gobierno fortalecido que pueda imponerles esta política. Y de la burocracia sindical mejor no hablar, si están dispuestos a entrar en cualquier pacto social, no es precisamente para defender los intereses de sus afiliados o del conjunto del movimiento obrero, sino todo lo contrario, para ser garantes del ajuste.
Nosotros opinamos que, como viene sucediendo en todo el mundo, luego de un primer y fugaz momento de confusión y discusión acerca de cuál era la salida para la crisis originada por el coronavirus, las burguesías mundiales con los imperialismos a la cabeza tienen una clara dirección: Apoyar con ciento de miles de millones de dólares a bancos y empresas por un lado y ajustar a las masas con despidos, suspensiones y rebajas salariales. Así lo muestran los E$ 600.000 millones autorizados por el banco europeo para salvataje de las empresas de los últimos días, así lo atestiguan los más de 40 millones de trabajadores estadounidenses que han perdido su empleo.
Exactamente lo mismo vemos para el país, más allá de los artículos periodísticos, discursos o las quejas formales de algún sector del Frente de Todos, lo cierto es que el PJ en el poder una vez más priorizó a los ricos y poderosos. Pagando la deuda externa, subsidiando a las grandes empresas, permitiendo que despidan, sin sacarles ni un mísero 1% de sus fabulosas fortunas. Mientras que para los trabajadores hay despidos, suspensiones, rebajas salariales y exposición al virus para salvaguardarle las ganancias. Es que, como nosotros, Alberto sabe que no hay dos sectores burgueses con intereses opuestos, todos están en el mismo barco, el de hacerle pagar esta crisis a los trabajadores y el pueblo. Si en realidad se buscara otra salida hay que dar vuelta todo, hacia una salida socialista, pero eso ya es otra discusión a desarrollar.