La precarización no es un fenómeno accidental del capitalismo, en esta etapa es una de sus características más estructurales. El sistema, para funcionar y sobrevivir, violenta todo, es su esencia. La juventud es el blanco predilecto de esa agresión. A la vez, potencialmente un factor de actividad revolucionaria. En este artículo seguimos aportando información para analizar los efectos laborales y educativos del sistema sobre ese sector social.
Escribe: Mariano Rosa
La frase es del Manifiesto. Hace alusión a las condiciones revolucionarias en las cuales se vive bajo el capitalismo. Todo lo sólido se evapora, todo lo sagrado se vuelve profano. La figura es del siglo XIX, pero aplica perfectamente a las crisis crónicas del sistema en el siglo XXI. Si uno repasa, algunas derivas económico-laborales del impacto que ya está teniendo el cimbronazo del COVID, se encuentra con esa nítida metáfora de Marx bien reflejada:
A escala mundial, los jóvenes (de 18 a 29 años) que dejaron de trabajar con el inicio de la pandemia llegan a un 20 % y el fenómeno es planetario, alcanza a todos los países.
Apenas hace un par de meses, un diario europeo titulaba: «La crisis golpea el futuro de los jóvenes: más paro y peores sueldos» y explicaba que en Europa la tasa de desempleo para los menores de 25 años llegaba al 33% y miles de ellos en contratos temporales.
Un informe de la OIT que tomamos como fuente («El Covid 19 y el mundo del trabajo»), dice que en los principales países capitalistas (incluyendo Estados Unidos) los jóvenes son los que más están sufriendo el desempleo, la reducción de horas de trabajo y son los más empleados en las actividades más golpeadas por los despidos (recreación, servicios, venta mayorista y minorista, transporte).
Un elemento más: la tasa de desocupación pega más duro en la juventud negra y latina, y en las mujeres.
Para terminar este tramo, vuelvo al periódico español. Una precarizada, joven y mujer, dice: «¿Si no se puede prometer a la gente una vida mejor, porque deberían respaldar el sistema? Tiene razón el Manifiesto, vigente todavía: todo lo sólido se desvanece en aire.
La profecía de Friedman
Milton Friedman murió un poco antes de la crisis del 2008. Recordemos, sumo pontífice de la Escuela de Chicago, la usina del neoliberalismo. Fue el arquitecto del programa económico de Pinochet, por citar solo una referencia de su CV. Columnista habitual de The Wall Street Journal, el boletín oficioso del capital financiero, se despachó con un artículo en particular, que fue casi obsceno en 2005. Escribió después de la catástrofe de New Orleans, «que más allá de la tragedia, quizá era la oportunidad para una reforma radical en la educación». Se refería a que casi todas las escuelas quedaron en ruinas por la inundación. Y por «reforma radical», privatización global. ¿Por qué traigo esta referencia? Porque creo que, en materia educativa, el sistema capitalista en la pandemia, apeló a la virtualidad forzada como «excepción», pero que empieza a barajar el recurso como «norma» económica, más que pedagógica. Repasemos:
Desde hace rato, los «papers» del Banco Mundial, suplantan el concepto de «enseñanza» por el de «aprendizaje». El asunto, no es semántico, es político-pedagógico. La enseñanza supone un proceso de ida y vuelta, docente incluido. El aprendizaje, puede ser con una computadora, a distancia, virtual. Ergo: menos docentes, menos «costo de producción».
La mercantilización educativa hoy no es solamente arancel o subsidios estatales a las escuelas privadas. Es también el negocio capitalista de la virtualidad. En concreto: Pearson es la empresa que le vende a la OCDE la prueba PISA. Entre sus productos se encuentran: textos digitales, herramientas de enseñanza virtual, y desarrollo de plataformas digitales para realizar exámenes online. En los años que van de 2015 a 2018, tuvo una facturación promedio de 6 mil millones de dólares anuales.
Según se sabe, el conglomerado Silicon Valley, que reúne a las empresas tecnológicas más poderosas del mundo, está desarrollando distintos proyectos vinculados al aprendizaje personalizado. Las propuestas tienden a reemplazar a maestros y profesores por sistemas de inteligencia artificial, que podrían personalizar el perfil de los alumnos a través de una serie de algoritmos. Los apellidos, quizá te suenen: Bill y Melinda Gates, Mark Zuckerberg y Google.
En resumen: la virtualidad que vacía la educación de docentes; que la elitiza, que la empobrece, que sin presupuesto estatal margina y amplía la brecha social, que pone a la innovación tecnológica al servicio de la rentabilidad, hoy en manos del 1 % que manda, es una variable de precarización educativa.
¿Y entonces? Foro Mundial el 25 J, internacionalismo.
La descripción objetiva de la degradación capitalista sobre la juventud, explica las bases materiales del potencial rebelde que se expresa en todo el mundo. La juventud negra, latina y blanca, de EEUU, contra el Estado racista e imperialista. En el Líbano, ahora, hoy mismo contra la vuelta a clases con COVID y sin medidas básicas de cuidado. La juventud reacciona, protesta. En Colombia, por «arancel cero», en Pakistán por presupuesto y Centros libres, sin injerencia estatal; en Paraguay, contra los recortes. En Brasil, Centroamérica, España y Argentina, el movimiento de precarizados, que crece, suma conciencia y se organiza construyendo agrupamientos militantes de izquierda, combativos como el Colectivo Nacional «Dar Vuelta Todo», de ANCLA / MST. Y, por lo tanto, porque la agenda del sistema, sus gobiernos, burocracias y partidos es más precarización de todas las vidas jóvenes, entonces, esas juventudes construyen fuerza militante, socialista, para dar vuelta todo. Porque la pre condición para construir una nueva perspectiva de sociedad es que las viejas ideas y organizaciones entren en decadencia irreversible. Para que lo nuevo avance. Y en eso estamos, haciendo que todo lo sólido se desvanezca de verdad. El próximo sábado 25, con organizaciones y asistentes de decenas de países de todo el mundo, seguimos construyendo internacionalismo activo, revolucionario. Foro Mundial de las juventudes de la LIS.
