Ante la creciente bronca popular, por la situación social, sanitaria, económica que golpea a las mayorías en nuestro país, es tarea de las y los revolucionarios hacer los mayores esfuerzos para que una posición alternativa, tanto al gobierno como a la oposición de derecha, sea visible en nuestro país.
Cele Fierro
Los más de 5 meses de cuarentena, que en las últimas semanas se ha comprobado completamente ficticia, sumado a las consecuencias de la política social y económica del gobierno de Fernández en consonancia con los reclamos de las patronales y los grupos empresariales, solo fue generando más bronca y rechazo con grandes franjas de la población.
Comienzan a notarse algunos sectores que apoyaban a la nueva coalición de gobierno y ahora van haciendo la experiencia con estos sectores que discursivamente se pintan de progresistas, pero en las acciones, en los hechos, en la política concreta, no se reflejan ni un poquito.
Desde el inicio de la pandemia, las políticas públicas que llevó adelante el ejecutivo nacional, ocuparon los titulares de los principales diarios indicando su beneficio para las mayorías, pero en los hechos… el DNU contra despidos y suspensiones, bien gracias. El propio gobierno informó que la pérdida de puestos de trabajo en la cuarentena supera el millón. Insistieron con que la salud era lo primero, pero el personal sanitario tiene uno de los mayores índices de contagio, y sus condiciones laborales no han mejorado, todo lo contrario. A las y los trabajadores informales, desocupados siguen extendiendo una asistencia completamente insuficiente.
Todo esto se combina con los subsidios a las grandes patronales para pagar sueldos, en vez de obligar a que los paguen desde sus cuantiosas ganancias. No solo no hacen eso, sino que les otorgan beneficios impositivos, como la moratoria. Este combo aumenta la bronca, al saber que plata hay, pero es destinada para los sectores de siempre, los ricos, los patrones, los grandes grupos económicos de nuestro país, y para el resto: poco y nada, o más nada que poco. Y ni hablar que a los que beneficia, son a los mismos que no ponen mayores impuestos mientras el pueblo trabajador sigue pagando el IVA en los productos de primera necesidad con aumentos constantes, porque la inflación no paró.
Van creciendo las luchas en el país
Ante este panorama los reclamos se extienden por todo el país, contra despidos y suspensiones, por condiciones de trabajo, por aumento de salarios, y se suman acciones contra el gatillo fácil, por verdad y justicia por Facundo Castro. Así también, en las últimas semanas recorre el país una marea verde ambientalista contra el avance del modelo productivo extractivista, contaminante, que tiene un nuevo salto con el acuerdo de entendimiento con China para la instalación de grandes factorías para la cría de cerdos en nuestro país, y frente a los incendios en todo el país ligados al negocio inmobiliarios y el avance del agronegocio.
Pero los reclamos genuinos de los distintos sectores sociales, por causas justas, no son lo único que se siente en el país. Desde la falsa expropiación a Vicentin a esta parte franjas de la población, motorizados por los reaccionarios y de derecha de Juntos por el Cambio entre otros, también salieron a la calle a contra el gobierno, aprovechando el creciente descontento, y el cansancio real por la situación de encierro. Estas movilizaciones han logrado polarizar con el gobierno. Con su política anticientífica, anti cuarentena, defendiendo a estafadores como los empresarios de Vicentin, siempre ayudados por los grandes medios de comunicación. Esas acciones han sido puro rédito para la derecha de nuestro país, se posicionaron como la alternativa y fue el gobierno quien cedió a estas presiones. Es por esto que no tiene que sorprender que lo sigan impulsando.
Un tercer polo alternativo
Desde la izquierda no podemos quedarnos como meros espectadores, o ser solo activistas en las luchas de forma atomizada. Cada una de las peleas que llevan adelante las y los trabajadores, los sectores populares, la juventud, el movimiento de mujeres y disidencias, son parte de las peleas que plateamos como tareas para cambiar de raíz este sistema desigual. Muchas de ellas son el primer paso para seguir discutiendo que otro modelo de producción, distribución y consumo es posible. Se van sacando conclusiones de forma muy rápida cuando los sectores salen a luchar y hacen la experiencia con el gobierno, con la burocracia, con las direcciones centristas. Y es ahí donde quienes nos organizamos, levantamos las banderas de otro proyecto político alternativo, tenemos que aparecer con fuerza.
No podemos permitir que para amplias franjas de la población solo existan dos alternativas, eso beneficia justamente a los partidos de este sistema, que impulsan la idea de la grieta: son solo unos u otros.
En tiempos de debate, de cuestionamiento a la política del gobierno nacional, donde porciones del pueblo que apoyaron, pensando en que la hoja de ruta de esta nueva gestión indicaba ir por otro camino, hoy empiezan a darse cuenta que, con otro discurso y a otra velocidad, avanzan al mismo destino: seguir pagando una estafa, seguir proponiendo como motor el modelo extractivo, seguir garantizando las ganancias de una minoría privilegiada y parasitaria, seguir postergando la ley de aborto legal; por esto, hacia todas estas personas que empiezan a ver la necesidad de cambios de fondo, es que desde la izquierda tenemos que levantar un fuerte tercer espacio alternativo, socialista y anticapitalista.
Debates en el FIT Unidad
Este panorama, es el que plantea la necesidad de fortalecer un polo opuesto al gobierno y a la derecha, es la oportunidad para postular con fuerza al FIT Unidad. Este espacio que hemos construido con las principales fuerzas de la izquierda argentina, tiene que ser visto por las mayorías como la alternativa.
Esta unidad que logramos en el plano electoral, se tiene que expresar en la lucha cotidiana. En el apoyo de cada una de las luchas, impulsando y fortaleciendo cada acción; en el movimiento obrero, en los barrios, en el movimiento de mujeres, ambiental, con las organizaciones de derechos humanos y cada una de las luchas que se expresan. Pero tampoco puede quedar solo en el apoyo y el trabajo unitario en cada una de ellas, sino que tenemos que ser quienes impulsemos que se unifiquen en una gran jornada nacional de lucha, donde la izquierda sea protagonista indiscutible junto al sindicalismo combativo y todos los sectores en lucha.
Dentro del FIT Unidad hay debates, algunos como PO, acompañado por IS, proponen medidas más limitadas al plano sindical y no ven la oportunidad de aparecer con fuerza ocupando más espacio político, es decir no perciben el malestar creciente y por eso no se proponen salir con fuerza. Es un gran error político, justo cuando más falta hace que la izquierda tenga pleno protagonismo en la convocatoria a una acción unitaria junto al sindicalismo combativo, a los organismos de derechos humanos, ambientales, feministas, junto a todos los que estén luchando. Insistimos en abrir ahora esta perspectiva, junto a todas y todos quienes estén de acuerdo. Los espacios políticos que no ocupamos los ocupan otros. Desde el MST estamos convencidos que es este el momento, y así lo vamos a seguir expresando.