Debates en el movimiento socioambiental. El extractivismo no recapacita

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Hace pocos días una nueva Huelga Climática Mundial registró 3200 protestas en los cinco continentes. En Argentina tuvo expresión con agenda propia. A la vez, el oficialismo nacional operó fuerte para intentar dividir el movimiento de lucha, debilitarlo. No lo logró, pero dejó huellas y polémicas para encarar.

Mariano Rosa

El cuadro actual de situación socioambiental es de emergencia. Incendios registrados en más de medio país, un lobby potente a favor de reformar la Ley de Bosques y que la Ley de Humedales demore tanto que ya no haya qué proteger. En ese panorama general, todo el arco de la política tradicional reafirma su condición de aprendices de brujo, ya que insisten en proponer como solución a los grandes problemas nacionales: más sojización, más megaminería, más fracking y más desarrollismo inmobiliario especulativo sobre espacios públicos. Esas coordenadas tienen un propósito: la desesperada necesidad de hacer “caja” en dólares para pagar deuda externa a bonistas y FMI. En la marcha del pasado 25 S un cartel pintado a mano en Plaza de Mayo decía: nos están haciendo arder para pagar deuda fraudulenta. Verdad categórica y miserable de la política tradicional, de progresistas y reaccionarios.

Marketing verde para tapar una estrategia: extractivismo recargado

Hace 15 días el presidente AF con el ministro del área Cabandié, presentó una serie de iniciativas en materia “ambiental” como parte de Plan cuyo listado incluye:

  • Educación ambiental, con eje en la responsabilidad individual.
  • Desarrollo de experiencias de economía circular
  • Reservas naturales urbanas, viveros y áreas verdes

De conjunto, todas estas propuestas tienen un objetivo político: el distraccionismo de lo fundamental, de lo esencial, que es finalmente reforzar una orientación que profundice la sojización, la megaminería y la mercantilización general de la naturaleza.

Mientras se presentaba ampulosamente este “plan” con el presidente rodeado de brigadistas y activistas de colectivos socioambientales que se prestaron al operativo (JOCA entre ellas, pero no únicamente), en simultáneo, la coordinación nacional de organizaciones que nos toca integrar, discutía como intensificar la pelea contra el acuerdo porcino con China y presionar por una Ley de Humedales sin trampas sojeras. Al marketing verde del progresismo extractivo, una plural coordinación de lucha que volvió a gravitar con una jornada muy contundente en todo el país. Dos sintonías opuestas en agenda y estrategia.

De “peleas desde adentro” y otras justificaciones

La lucha socioambiental en el mundo, pero también en nuestro país, tiene una agenda de causas:

  • Transgénicos y agrotóxicos
  • El agua y la cordillera
  • El espacio público
  • La matriz de energía petro-dependiente
  • La explotación especista
  • Humedales

Esas causas no son accidentes. Son derivas congénitas, problemas asociados al sistema capitalista de producción y consumo, como la sombra al cuerpo. Entonces, todo movimiento colectivo tiene una primera tarea: diagnosticar y ubicar las razones de los problemas que afronta. Por lo tanto, si repasamos el listado anterior vamos a encontrar que son consecuencias de la forma particular de capitalismo en América Latina. Y también podemos extraer como conclusión, que ese patrón de acumulación tiene administradores progresistas y derechistas pero que, en el rumbo global del modelo sistémico, no tienen debates ni antagonismos. Volviendo. Para erradicar entonces esas consecuencias hace falta terminar con su causa que es el capitalismo extractivo. Y entonces, esta definición, impone una orientación a la lucha: tiene que ser anticapitalista, oponerse de plano a esta matriz sistémica. Decir esto, también define un arco de alianzas para el movimiento y de rumbo. Entonces: ¿se pueden reparar con medidas “sustentables” las consecuencias del extractivismo sin abolir el extractivismo? ¿Tienen sentido las “colaboraciones” con oficialismos u oposiciones del actual régimen político que es todo extractivista? ¿Se le puede pelear “desde adentro” al modelo? En este punto entonces, radica el grosero error político de los colectivos del movimiento socioambiental que se prestaron al marketing verde de AF y Cabandié. Sabemos que fueron dirigentes y decisiones burocráticas de cúpula. También sabemos que mucho del activismo que adhería a esos colectivos están delimitándose y decidiendo un camino distinto. Con todos ellos queremos articular un sólido bloque de acción y abrir un debate de fondo: construir un proyecto estratégico común.

Confluir, sintetizar

El dogmatismo es sinónimo de cobardía, del que se refugia en verdades inamovibles, para no confrontar con la realidad dinámica y cambiante. Es conservador y perezoso porque se niega a producir ideas propias, innovadoras. Y, además, tiene la pedantería del que se cree dueño del saber absoluto, cree que no tiene nada para aprender. Nuestra perspectiva es distinta, trata de serlo. Reconocemos que el choque de ideas y experiencias con un renovado activismo como hay en el movimiento socioambiental nos hace aprender, revisar críticamente hipótesis, cambiar y a veces, también reafirmar ideas u orientaciones. Y lo más importante: nos permite conocer gente muy capaz y jugada por causas idénticas a las nuestras, con quiénes queremos construir juntos. Y en este punto, queremos ser totalmente francos: aspiramos a confluir y sintetizar con mucho del activismo de otros colectivos distintos a la Red que venimos conociendo, y con quiénes identificamos acuerdos muy de fondo. Queremos explorar más allá de la unidad de acción en la lucha anti-sistémica y extractiva, si sobre la base de un conjunto de acuerdos mínimos, pero bien principistas logramos militar con el mismo proyecto como construcción colectiva:

  • Un país sin agronegocio, con agroecología.
  • Otra matriz de energía, sin petróleo convencional ni fracking.
  • Cordillera y agua, como bienes comunes, sin megaminería.
  • Por otra forma de producción y consumo.
  • Otra democracia, real, no de las castas y las corporaciones.
  • Articulación estratégica con la clase trabajadora como sujeto clave para una reorganización económica y social sobre bases nuevas.
  • Otro poder, para otro sentido de la vida social y nuestra relación con todo el entorno.

Y al final, otra forma de hacer política y otra política para transformar revolucionariamente todo. ¿Tenemos condiciones de avanzar, de confluir, de sintetizar? Es la propuesta que tenemos para experimentar con muchos y excelentes activistas de las mismas causas que levantamos. ¿Qué sentido tiene construir organizaciones distintas si tenemos puntos de referencia comunes? En fin: queremos abrir este intercambio.

 


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