Entre los grandes relatos de la política argentina destaca el peronismo. Un movimiento multifacético donde cohabitan su base plebeya con una absoluta mayoría de dirigentes burgueses, conservadores y en gran parte reaccionarios.
Escribe: Carlos Carcione
El mito fundante de su condición progresiva se asentaba en algunos aspectos parciales de la realidad del primer gobierno de Perón(1). Lo mismo sucedió con el Kirchnerismo, comparado para el relato con el menemismo versión neoliberal, decididamente de derecha, que sentó las bases que llevaron a la Alianza y al colapso del 2001. Ahora, más allá del acuerdo con los sectores más reaccionarios del peronismo como por ejemplo Sergio Masa y los gobernadores amigos de Alberto, y con los mismos argumentos, es decir, comparando con el gobierno de Macri y escudándose en la pandemia, se pretende presentar al Frente de Todos como la única herramienta posible para frenar a la derecha. Otra vez el relato contra realidad. Es necesario debatir algunos de los ejes de la política del gobierno que la actualidad pone sobre la mesa.
Modelo productivo
Siguiendo la línea del Papa peronista, Alberto Fernández asienta su propuesta de modelo productivo en una continuidad del relato kirchnerista, la definición de volver, supuestamente a un capitalismo productivo. Pero este capitalismo que propone se asienta en una política de continuidad de la impulsada por los grandes grupos que operan en el país: la consolidación y profundización de la cada vez más primarizada y furiosamente extractivista, economía argentina.
Con el país incendiado por la quema provocada por desarrolladores inmobiliarios y el agro negocio, el silencio del gobierno nacional sobre esto avala la complicidad de los gobernadores de las principales provincias afectadas, Bordet de Entre Ríos y Schiaretti de Córdoba, también peronistas. Entre tanto, cede al chantaje de estos sectores del agro rebajando las retenciones, y luego de 6 meses no ha sido aprobado el aporte por única vez de los sectores más ricos, que a este ritmo se evaporará. Por otra parte continúan las facilidades, y subsidios y se alienta otros sectores del extractivismo como la minería a cielo abierto y las petroleras.
Pero lo que más deja al descubierto el relato en el sentido económico es el tema deuda. Presentada como un éxito la renegociación con los bonistas, y la casi segura postergación de los pagos al FMI y al Club de París(2), el presupuesto presentado por el gobierno deja en claro que destina al pago de servicios de la deuda el 9,4% del total de ese instrumento.
Pero para que se entienda veamos algunas comparaciones: estarán destinados 665.000 millones de pesos a pagos de vencimientos de deuda. Pero supera por mucho lo que se destinará por ejemplo a Vivienda (151.000 millones), o Ciencia y Técnica (95.000 millones). Mientras que para salud (383.000 millones) y educación (492.000 millones), que también quedan por debajo en un año en que supuestamente no se pagará deuda. Este es modelo que impulsa el gobierno, es su presupuesto.
Derechos sociales, civiles y políticos
En el terreno de los derechos básicos también se puede constatar que la realidad va por un camino opuesto a la del relato. Aquí también la excusa es la pandemia. Sin embargo, esta crisis sanitaria lo que hace es dejar al descubierto la falta de nuevos derechos y la limitación de los existentes. En lo social, en lo civil y en lo político.
Entre los derechos sociales los más elementales como el trabajo, la vivienda, el salario o las jubilaciones, tampoco representan una prioridad para el gobierno del Frente de Todos. Durante este periodo la desocupación medida por el INDEC alcanzó el 13,8%, sin embargo el mismo organismo señala que si se toma en cuenta a los que no salen a buscar trabajo porque saben que no encontraran, el número supera el 30%. El decreto del gobierno que prohibía los despidos no se cumplió, y tampoco desde el ejecutivo tomaron ninguna medida para hacerlo cumplir. Pero en el caso de jubilaciones y salarios el papel del gobierno de Fernández es más evidente: paritarias prácticamente congeladas, 7% de aumento a estatales y cifras similares para los empleados privados. Con la complicidad de la CGT y el resto de las direcciones sindicales se produjo esta verdadera expropiación. Igual sucede con las jubilaciones y las ayudas sociales. Esto explica que la pobreza ya alcance a más de la mitad de las familias argentinas. Por otra parte el conflicto creado en Guernica, provincia de Buenos Aires, con la ocupación de tierras por parte de familias que necesitan urgentemente vivienda, ni el gobierno nacional ni el provincial, kirchnerista de paladar negro, da soluciones a esas familias y por encima de esa necesidad coloca el derecho a la propiedad privada.
En el terreno de los derechos civiles un solo ejemplo, el cajoneo del proyecto de ley interrupción legal y gratuita del embarazo como cuestión de salud pública. Pero tampoco presentó su propio proyecto como prometió en su asunción, muestra que se está produciendo una adaptación del presidente al rumbo que marca la derecha también en este tema. Tan grave como esto es el aliento a una tendencia represiva presente diariamente en los medios por parte del ministro bonaerense Berni, y en el caso de Guernica, acompañado por el dirigente de La Cámpora y ministro Andrés Larroque. Pero si vamos al resto de las autoridades provinciales peronistas, no es una amenaza, sino que se lleva a la práctica cotidianamente. El último ejemplo: la represión al personal de enfermería de la provincia de Misiones. Esto explica la política de equipamiento y aumento salarial de la policía bonaerense pero también del resto de las fuerzas de seguridad.
Aceptar el límite de “lo posible” o hacer posible lo necesario
El argumento de que existe una relación de fuerzas desfavorable y de que no se puede avanzar en la ampliación de derechos o la garantía de mantener derechos ya conquistados no es posible por ese límite demuestra la adaptación a las políticas conservadoras y de derecha en este gobierno del Frente de Todos. Desde finales de 2017 la consigna del kirchnerismo y sus socios actuales en el gobierno, que llamaba con el “Hay 2019” a esperar las elecciones presidenciales de ese año, se muestra como un simple eslogan de campaña, útil solo para evitar una derrota contundente de la derecha. La actual justificación de que se hace lo posible solo es útil para hacer pasar integralmente una política conservadora.
Este ejercicio de comparar el relato con la realidad que les proponemos a aquellos que acompañaron al Frente de Todos con la esperanza de un gobierno progresista, parte de la convicción de que no se puede derrotar a la derecha aceptando lo que esta misma derecha pone como límite. Por el contrario, los llamamos a reconocer las necesidades y organizarse con la izquierda para luchar por convertir en posibles esas necesidades impostergables.
1. Como se puede ver en esta misma edición.
2. https://www.ambito.com/economia/presupuesto-2021/se-proyecta-pagar-menos-la-mitad-intereses-la-deuda-que-2019-n5134797