Aporte Solidario: la verdad del proyecto

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En la madrugada del 14 de noviembre se terminó de dar media sanción al Aporte Extraordinario del Frente de Todos (FdT), pergeñado por Máximo Kirchner y Carlos Heller. Miles de discusiones emergieron a partir del mismo, desde su verdadero alcance sobre las riquezas de los súper millonarios del país, los destinos de los fondos recaudados y su función como cortina de humo tras la aprobación del presupuesto de ajuste 2021 diagramado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). En el medio, otra campaña macartista contra el Frente de Izquierda – Unidad (FIT-U), de parte del oficialismo, por abstenerse a una ley que no soluciona los problemas estructurales, llega tarde y de impuesto a las riquezas tiene poco y nada.

Escribe: Nicolás Zuttión

A partir del episodio de Guernica, la eliminación del cuarto IFE, el nuevo robo a los jubilados y la sanción del Presupuesto 2021, el alicaído progresismo de Alberto Fernández necesitaba un acto que sirva de repunte para resolver las contradicciones que se empiezan a notar en su propia base social. Como las estrategias discursivas no alcanzan para tapar el giro a derecha del gobierno y el ajuste en curso, luego de 8 meses la bancada del FdT desempolvó el Aporte Solidario y, así intentó disfrazar la orientación de austeridad para los trabajadores y sectores populares.

Aporte Solidario ¿una medida progresiva?

Después de haberse reunido innumerables veces con los empresarios más poderosos del país y el FMI, el gobierno se encargó de dar vía libre al tratamiento de un Aporte Solidario que ya consiguió media sanción en la cámara de diputados. Aquí, los puntos centrales de la magra contribución solicitada al 1% del país.

Recaudación: El gravamen impositivo pensado para los aportantes, irrisorio. La cifra total estimada a recaudar es de $300.000 millones. Menor a lo que equivale, aún sin terminar el año, la emisión monetaria realizada para sustentar el pago de Leliqs y Pases que ya alcanzan $363.187 millones1. Sin mencionar los gastos de la aspiradora de la deuda externa, podríamos decir que el Aporte Solidario no alcanzaría ni siquiera para la timba financiera local, que el gobierno no afectó durante lo que lleva la emergencia de la pandemia.

Aportantes: Ni Máximo Kirchner ni Carlos Heller pensaron un impuesto para afectar las grandes riquezas materiales de todos los ricos del país, las empresas y bancos. Esto queda a las claras cuando lo votado sólo afecta a los patrimonios de las personas físicas que sean superiores a $200 millones, con alícuotas del 2% al 3,5%. Así en caso de que se termine de sancionar el aporte, sólo 9.298 personas se verán obligadas a aportar. En este punto resta decir que, por sugerencia del bloque de Juntos por el Cambio, el proyecto se modificó y se tomaran los domicilios fiscales de aquellos millonarios que residan en el país una vez sancionada la ley y no los del 31 de diciembre de 2019 como se estipulaba originalmente. Gracias a esto Marcos Galperin de Mercado Libre y Hugo Sigman del grupo Insud, entre otros, quedarán exentos tras mudarse a Uruguay.

El destino: Lo recaudado según los voceros del oficialismo serviría para aplicar “justicia social”. Algo extraño cuando un 25% va a programas de exploración y desarrollo de gas natural -en términos concretos a las petroleras que en el último fin de semana acaban de imponer un nuevo aumento de combustible- y un 20% destinado a empresas. En este aspecto, el supuesto aporte considerado por Fernández para “empezar por los de abajo para después llegar a todos”, va a tener como beneficiario a Paolo Rocca y su empresa Tecpetrol, reflejando la farsa del impuesto de ricos que beneficia a ricos.

Macartismo y ataques a la izquierda

Antes, durante y posteriormente a que se trate el aporte, todo el oficialismo estuvo enfocado en atacar al bloque del FIT-U por la abstención de un proyecto que llegó tarde, es pobre su recaudación, implica una profundización del modelo extractivista y, además, en parte, les devuelve el dinero a los mismos millonarios gravados.

Claro, toda la campaña macartista escudada en argumentos falaces como “ahora que lo tratamos la izquierda no va contra los capitalistas” reside en la necesidad de confrontar con el proyecto del FIT-U, que fue rechazado su tratamiento en abril por el propio bloque oficialista acompañado de la oposición de Juntos por el Cambio. En contraposición con el Aporte Extraordinario el Impuesto a las grandes Fortunas proponía:

Gravar a las fortunas desde los $100 millones, con tasas del 5 al 15%. Cobrarle el 20% de las ganancias obtenidas a los bancos; del 10 al 20% a las empresas con altas rentas y el 5% al valor total de las tierras e inmuebles a los grandes terratenientes y especuladores inmobiliarios.
Recaudar una cifra 10 veces superior a los $300.000 millones del Aporte Extraordinario.
Destinar los fondos a: el reforzamiento de equipamientos e insumos del sistema de salud público, junto con la contratación de más personal para poder hacer frente, en condiciones dignas, a la pandemia en curso; establecer un salario de emergencia de $30.000 para todos los trabajadores que han perdido su puesto de trabajo y comenzar la primera etapa de obras públicas de 100.000 viviendas por año para paliar la vigente crisis habitacional.
Controlar el destino de los fondos bajo un Comité de Control, Monitoreo y Seguimiento compuesto por trabajadores electos de la salud, especialistas y técnicos de universidades públicas, del Instituto Nacional de la Vivienda y de la AFIP. Un aspecto democrático opuesto al manejo indiscriminado de parte del gobierno que, como en el presupuesto, posee poderes para modificar las partidas a su gusto y antojo.

En síntesis, la negativa a votar el Aporte Extraordinario reside en una posición que se basa en rechazar toda política que lleva consigo el sello del FMI. Una institución a la que el gobierno decidió arrodillarse y hoy en día condiciona el destino económico del país.

Todas las usinas mediáticas que se encargaron de propagandizar denuncias estériles hacia la izquierda, no transforman la realidad. La medida con media sanción fue una bomba de humo utilizada para tratar de conseguir pasar en “calma” el Presupuesto 2021, que lejos está de atacar los intereses más concentrados.

Haber votado el Aporte Extraordinario, tampoco hubiese significado una modificación concreta sobre las estructuras diametralmente opuesta entre las clases de Argentina. Si no, como se muestra cabalmente en este artículo, lo votado sólo es un maquillaje que intenta levantar lo opaco del gobierno de Fernández ante los trabajadores y grandes franjas populares.
Como lo indicamos desde el MST en el FIT-U, insistimos por un verdadero impuesto a los ricos, para poder hacer frente a la crisis en curso, un nuevo sistema tributario que termine las desigualdades impositivas y establecer un programa político de ruptura con el Fondo para terminar con el ajuste a las mayorías.

1 Pasivos Remunerados. El BCRA ya emitió $385.000 M para pagar intereses de Leliq. Mariano Cuparo; 17/08/2020; baenegocios.com.

 


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