El 2020 será para los futuros historiadores no solo el año de la pandemia, sino también un punto de inflexión en el quiebre de la clase obrera con las conducciones sindicales tradicionales.
Escribe: Cesar Latorre, Delegado Gral. Hospital Italiano y de la mesa del Sindicalismo Combativo
Como hemos señalado en distintos artículos la pandemia vino a profundizar una crisis económica en curso que tiene un carácter histórico.
Como no puede ser de otra manera con un gobierno que defiende el capitalismo, el mismo produce un pronunciado giro político de ataque frontal hacia la clase obrera. Antes de la pandemia ya había comenzado a atacar el régimen de movilidad jubilatoria y al aniversario de su primer año de mandato se encamina a un nuevo ajuste sobre el ya hecho.
Así es como el desarrollo del año se sucedió con congelamiento de paritarias y sumas fijas (esto también antes de la pandemia). Luego, bajo el argumento de la pandemia produjeron un giro más pronunciado: descuentos del 25% del salario, despidos (226.100 en el sector privado según el propio ministerio) y suspensiones, subsidio a las empresas con fondos jubilatorios a través del programa conocido como “ATP”, sin contar las nuevas modalidades de trabajo y la flexibilización en general.
Esto se da en una argentina que está aumentando con un aumento enorme de la pobreza e incluso impactando en los propios asalariados que se encuentran por debajo de la línea de pobreza.
Semejante ajuste contó con el invalorable apoyo del conjunto de la burocracia sindical de todo pelaje para intentar contener el descontento de las y los trabajadores. En este hecho nos queremos detener un momento. Porque el mismo constituye, así como la pandemia, un hecho inédito en la historia argentina: Todas las centrales sindicales, desde la CGT de Daer hasta las CTA, no solo hicieron la vista gorda, sino que además hablan de este gobierno como propio porque se han integrado al mismo.
Ya habían arrancado durante el gobierno de Macri a tener todos una misma política bajo la consigna “hay 2019” en medio de que éste tambaleaba por el descontento popular para negarse a movilizar. Luego con Alberto Fernández como presidente dejaron de exhibir las fisuras y se sumaron con armas y bagajes a defender a “su gobierno” ¿Este fenómeno a qué se debe?
El espanto a la movilización de la clase obrera y la fragilidad del sistema capitalista
Fernández, consciente de que para cumplir con los acreedores del país en medio de una crisis económica que no deja margen para concesiones y la falta de espalda para avanzar sólo se apresuró a anunciar un gran pacto social. Este acuerdo tenía y tiene por objeto unificar a todo el mundo para aplicar el ajuste a los trabajadores sin fisuras, asumiendo la responsabilidad colectivamente de las consecuencias de dicho ajuste. La burocracia, por su parte, se sumó de conjunto al acuerdo por el desprestigio que tiene entre los trabajadores y el temor de perder sus privilegios (no olvidemos que tuvieron que huir como ratas de su propio acto con guardaespaldas terminando improvisadamente en el sindicato de comercio para no ser linchados). Son conscientes de que ya no cuentan con ningún margen de apoyo entre las y los trabajadores y que, por lo tanto, de lo que dependen para mantener sus privilegios es del amparo del Estado.
Esta debilidad estructural y profunda de la burocracia es también un dilema que la corroe y la erosiona cada día más. Es decir, como siempre tienen que correr detrás del gobierno de turno como cómplice de un ajuste de magnitud, pero sin ningún margen de maniobra porque no tienen ninguna credibilidad con las y los trabajadores. Esa falta de margen de maniobra no les permite hacer nada para intentar ponerle un mínimo freno al ajuste y a partir de ello tratar de recuperar la base perdida. Tan es así que hasta pasó el ridículo de que el jefe de la CGT y del gremio de la Sanidad, Daer, haya anunciado tres veces un supuesto boleto gratuito para el personal de salud, el gobierno no lo haya autorizado y ni siquiera lo criticaron. Tampoco pueden movilizar, porque tienen grabado en la retina el asalto al escenario y el revoleo del atril al canto de “ponele fecha la p… que te parió” Lo que los llevó a la realización del colmo de la “movilización virtual” por el día de la lealtad.
Toda acción tiene consecuencias
Este año a pesar del pacto por arriba y la traición de la burocracia los trabajadores salieron con todo superando escollos. Y este es el aspecto más importante desde la óptica de la necesidad de una nueva dirección.
Al iniciar el año con las importantísimas luchas de docentes de Salta y Tucumán.
Al principio de la pandemia hubo diferentes luchas contra los despidos, suspensiones y cierres de fábricas. Con tomas significativas como la de la Nirva y LATAM por nombrar algunas. Luego vino toda la lucha por los EPP del personal de salud, donde desde la BORDÓ de sanidad y Alternativa Salud jugaron un rol destacado, y las distintas actividades “esenciales”. Lucha que se llevaron adelante por fuera de las conducciones tradicionales con autoconvocatorias o direcciones sindicales combativas.
Luego, ante la parálisis salarial y el conflicto con la bonaerense donde el gobierno cedió se motorizaron distintas peleas por salario, etapa que seguimos protagonizando en este período como la docencia en Chubut, la CICOP o el Garrahan que luchan contra las paritarias a la baja.
Cabe destacar en este contexto la lucha de enfermería de caba y del país que con importantes elementos de autoconvocatoria se organizaron y un enorme protagonismo de la ALE que puso todo al servicio de esta lucha que continúa.
También se dan procesos de autoconvocatorias en metalúrgicas, UTA, textiles entre las más conocidas.
Es evidente que este año por la defección de la burocracia la clase obrera a través de procesos de autoorganización o utilizando agrupamientos, cuerpos de delegados o sindicatos combativos hicieron todo por fuera de la burocracia y si bien no hay triunfos contundentes por la falta de centralización y coordinación el proceso avanza hacia esa dirección tan importante.
Reclamar y preparar el paro nacional
Es de una necesidad vital para el conjunto de los trabajadores fortalecer la lucha, por eso es necesario pelear por el paro nacional por: recomposición salarial igual a la canasta familiar con ajuste automático por inflación, reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial, apertura de los libros contables de toda empresa que cierra o despida y su estatización bajo control de los trabajadores, estatización de las empresas de servicio público bajo control de trabajadores y usuarios, nacionalización del comercio exterior y la banca para que dejen de fugar capitales, no pago de la deuda externa, entre las primeras tareas transicionales que desemboquen en un gobierno de los trabajadores cómo única alternativa posible para que la crisis no la paguemos los mismos de siempre.
Hacia una nueva dirección clasista, combativa y ntiburocrática
Al fragor de estas imprescindibles tareas tenemos que forjar la nueva dirección del movimiento obrero. La lucha y la experiencia nos dicen que para formar una nueva dirección es necesario derrotar a la fuerza política que montó a la vieja y podrida burocracia sindical actual.
La experiencia de este primer año de mandato del PJ nos muestran posibles líneas que tenemos que apoyar y fortalecer desde todos los sectores clasistas, antiburocráticos y combativos.
Pueden surgir convocatorias por fuera de los mecanismos tradicionales o puede haber rupturas de los delegados de base o cuerpo de delegados, comisiones internas o sindicatos independientes pueden salirse de los márgenes. Estos lineamientos organizativos están en un estado embrionario y es por ello que tenemos la responsabilidad de fortalecerlos dotándolos de un programa con una salida de fondo, con un método distinto donde prime un modelo sindical democrático, plural e independiente del Estado.
La confluencia de las principales corrientes sindicales de la izquierda clasista en el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) ha sido un paso positivo y puede fortalecerse si se dota de una política correcta para llevar el frente único a la lucha de clases. Lamentablemente, durante el último año perdió protagonismo como para intervenir más de lleno en este proceso en confluencia con las direcciones políticas clasistas y combativas.
Desde nuestra agrupación nacional clasista antiburocrática (ANCLA) nos proponemos ser parte y seguir ayudando a esta ineludible tarea.