Un saludo especial a todos los amigos que nos acompañan, a los compañeros del FIT Unidad, a todas nuestras agrupaciones.
Estamos despidiendo un año malo, muy malo para los trabajadores y sectores populares. Si algo quedó claro este año es que el capitalismo no tiene nada positivo para ofrecerle a la humanidad. La clase capitalista está haciendo desastres sobre la naturaleza, destruye bosques, humedales, contamina el agua y pueblos enteros. Crea las condiciones para que las enfermedades mortales como la que estamos sufriendo se extiendan y se lleven la vida ya de un millón y medio, pero que todavía no terminó porque algunos países ya van por la tercera ola. Algunos calculan que puede haber dos, tres millones más de muertos. Detrás de todo esto está el capitalismo.
Esa misma clase social con sus gobiernos ha destruido los sistemas de salud. Ha desfinanciado la investigación científica del Estado y por eso tuvimos que enfrentar esta pandemia en tan malas condiciones. Y encima estos meses, para seguir garantizándose sus ganancias, a millones de trabajadores los obligaron a ir a trabajar sin condiciones mínimas de seguridad. Todo para que se sigan enriqueciendo los bancos y las empresas. No les importa a los capitalistas la vida de los trabajadores y trabajadoras. Saben que tienen ejércitos de reserva de desocupados que ellos mismos forman.
A tal punto llega la miseria de este sistema, la mezquindad, que la estamos viendo con las vacunas, que ya se empezaron a distribuir por millones en los países imperialistas. Incluso, ya se han agarrado cinco, seis, nueve veces la población que tienen. Mientras que a los países pobres no se sabe cuándo va a llegar ni en qué cantidades. Ese es el sistema capitalista.
La pandemia profundizó una crisis económica que viene de antes. Una expresión tremenda la tuvimos en 2008. Sin pandemia, íbamos a una crisis económica enorme porque este sistema siempre crea burbujas. Es un sistema especulador que nos condena a crisis tras crisis. Ahora la pandemia profundizó todo. ¿Y qué es lo que quieren ahora? Que la crisis la paguemos los mismos de siempre: los trabajadores. Se calcula que cientos de millones van a perder el empleo. Un tercio de los trabajadores del mundo van a ver rebajados sus salarios. Miles, millones van a perder su jubilación. Vamos a un mundo donde van a querer que la regla sea la precarización laboral.
A nuestros jóvenes no les dejan ningún futuro porque cada vez menos pueden acceder al estudio, al trabajo digno. Ni qué hablar de una vivienda digna. Pero ojo, cuando un pobre toma un terrenito, ahí se desata una andanada a través de los grandes medios que ellos tienen a sueldo en defensa de la sacrosanta propiedad privada. No de la propiedad privada del trabajador que no tiene nada: saltan como ratas a defender los privilegios, las fortunas que acumula un pequeño grupo de capitalistas en el mundo y en nuestros países.
Ahora, ¿cómo se hizo la propiedad privada de ese 1% que hoy tiene la riqueza de toda la humanidad? Se hizo exterminando a los pueblos originarios en Argentina, en EE.UU., en todo el mundo. Aprovechando la esclavitud de los pueblos de África. Sobre la base de mandarnos a guerras fratricidas. Robándoles las riquezas a nuestros pueblos. Matando de hambre a la clase obrera, superexplotándola. Discutiendo los famosos déficit fiscales que implican robarnos presupuesto de salud y educación. No dándonos acceso a la vivienda. Todo para acumular quienes quieren cada vez más.
Contra todo esto se empezaron a levantar los pueblos y por eso estamos viendo rebeliones de un lado a otro del planeta. En Francia, los chalecos amarillos. Nuestro pueblo hermano chileno… En Ecuador, Perú, Guatemala, Colombia. Hemos visto al pueblo del Líbano, a Irán, a Irak, a Bielorrusia… Porque vienen por todo. Los capitalistas, para garantizarse las ganancias, van a intensificar el ataque sobre los trabajadores y el pueblo. Pero los pueblos se van a levantar y a resistir. Y va a crecer el espacio para la izquierda. Nos va a poner ante oportunidades históricas y por eso estamos haciendo estos actos. Para empezar a discutir el mundo nuevo que viene, nuestras propuestas y cómo hacemos para que en ese mundo crezca la izquierda. Se va a plantear superar la gran debilidad que tenemos los trabajadores y los pueblos: la ausencia de una dirección revolucionaria con peso de masas.
Ahora, esta debilidad no impide que se consigan grandes triunfos. La lucha, por ejemplo, logró hacer tambalear regímenes que se habían construido en base a constituciones bañadas en sangre… como la constitución pinochetista en Chile y el régimen de Fujimori en Perú… Pero ojo, esos triunfos parciales si no continúan y se quedan sólo en algunas reformas constitucionales no van a llevarnos al triunfo. Si un sector del movimiento de masas no logra comprender que, para realmente cambiar, no sólo hace falta tirar sino poner algo distinto, después las cosas pueden retroceder.
Los pueblos están tirando gobiernos. En Perú voltearon a dos gobiernos en pocos días. Hoy es 19 de diciembre, nosotros también, hace 19 años tiramos a un gobierno y en una semana tiramos a varios. Son triunfos importantes, hay que reivindicar al Argentinazo y a nuestros mártires. Pero al no lograr poner nosotros un gobierno de los trabajadores y trabajadoras, el régimen, el sistema, se recicló y por eso estamos acá, 19 años después y seguimos peleando para que las cosas cambien en serio.
El único triunfo verdadero es la revolución socialista, tirar abajo este sistema. Para eso, necesitamos construir una dirección revolucionaria. Se crean más condiciones en el mundo, pero tenemos que tener claridad de que ésta es la gran salida si queremos realmente cambiar las cosas…
La crisis está generando el surgimiento de sectores conservadores y de derecha. En casi todos los países surgen expresiones xenófobas, racistas, autoritarias, como los Trump, Bolsonaro, o con otros modales como Macri. La burguesía prepara esos sectores para ir por todo. Ahora, debemos ser conscientes que la bronca que generan esos sectores provoca que haya giros importantes hacia la izquierda, que empiezan a mirar a la izquierda. Si no, fijémonos lo que pasa en EE.UU. Es un símbolo de esta nueva época. No sólo una rebelión negra y popular que amenazó al imperio en su casa: esa rebelión fue precedida por un giro a izquierda en la mayoría de la juventud. Y eso es lo que se viene. Se vienen luchas, pero en esas luchas va a avanzar la conciencia, franjas enteras van a empezar a mirar hacia la izquierda. Ahora, para evitar que las masas y los trabajadores vayan a la izquierda, trabajan sectores que se pintan de distintos. Algunos se llaman progresistas, algunos reformistas nos quieren convencer de que para enfrentar a la derecha la única salida es unirnos detrás de otro proyecto capitalista. Nos quieren hacer creer que para enfrentar a Trump, hay que apoyar al imperialista Biden…
Nos quieren hacer creer que hay capitalistas malos, brutales, pero que hay capitalistas buenos que nos pueden llevar a un mundo distinto. Algunos dicen que hay un capitalismo humano, un capitalismo verde. ¡Son todos versos! Tenemos que enfrentar a las derechas brutales, pero también a los vendedores de pirulines, de humo, que nos quieren hacer arrastrar detrás de otros capitalistas que serían lo menos malo. Y que, cuando gobiernan, rápidamente nos damos cuenta que se transforman en el principal enemigo de los trabajadores y los pueblos.
En esta etapa imperialista no existen dos capitalismos: existe uno sólo. No existe Estado de bienestar ni el famoso Estado de derecho. Tenemos que sacarnos de encima todas esas fraseologías que nos imponen desde las clases dominantes para que en vez de optar por una salida de izquierda clara, revolucionaria, socialista, los trabajadores se enreden…
Nuestro rol como socialistas revolucionarios es desenmascarar a todos estos sectores. A los reformistas. A los burócratas que actúan en el movimiento obrero para defender sus intereses. A los falsos izquierdistas que se incorporan a los gobiernos capitalistas. Explicarles pacientemente a los trabajadores que no podemos caer en las trampas del sistema; que necesitamos levantar nuestro propio proyecto, que se llama socialismo. No hay otra propuesta para los trabajadores que no sea la revolución socialista, y un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
No hay forma de que avancemos a solucionar nuestros problemas detrás de variantes patronales. La única forma es levantar un proyecto independiente. Donde toda la sociedad, comenzando por la economía, esté planificada para solucionar las necesidades del pueblo trabajador. Donde exista una democracia verdadera y no la falsa democracia que tenemos. Donde la clase capitalista, que es minúscula, tiene todos los medios de comunicación… Manejan las instituciones. Tienen el monopolio de la fuerza porque controlan ejércitos, la policía, la gendarmería. Eso no es democracia. La mayoría no maneja nada. Todo lo maneja una minoría, que se enriquece a costilla nuestra.
Tenemos que ir a una sociedad donde todo lo decidamos entre nosotros. Una sociedad que funcione de manera asamblearia. Donde decidamos qué producir y qué no, qué exportar e importar, todo en base a nuestras necesidades y no a las de un puñado de empresarios. Una sociedad donde decidamos qué presupuesto le vamos a dar a salud, a educación, a vivienda…
Necesitamos terminar de una vez por todas con la especulación y la timba financiera. Nacionalizar la banca y el comercio exterior bajo control de los trabajadores, para que todas las riquezas vayan a crear industria, trabajo, soberanía tecnológica.
Necesitamos un proyecto para crear trabajo digno. Para repartir las horas de trabajo entre todos para que nadie se quede sin trabajar. Pero también ir a una sociedad donde cada vez, aprovechando los avances tecnológicos, se trabaje menos. Donde cada vez seamos más libres y tengamos más tiempo libre. Para dedicarnos a viajar, a educarnos, al arte, al deporte, a gozar. Porque la vida es bella, vale la pena vivirla. Tenemos que trabajar para gozarla…
Un proyecto así sólo lo puede hacer un gobierno de los trabajadores y trabajadoras. Ahora, muchos nos preguntan: ¿es posible hacer esto? ¿Es posible, o si nacimos pobres estamos jodidos, vamos a ser pobres siempre, que es lo que nos dicen ellos? ¿La sacrosanta propiedad privada que hace que el 1% concentre todas las fábricas, bancos, empresas, tierras, es algo inamovible? ¿Es imposible ir al socialismo, a una sociedad sin clases? ¿Es imposible vivir mejor? No, nosotros creemos que es posible. Y que es necesario, además.
Miren, yo creo que los esclavos hace cien años se preguntaban si era posible ser libres. O también los siervos, en el feudalismo, se preguntarían: ¿será posible sacarnos alguna vez al señor feudal, que hasta tenía derecho de pernada? Como fue posible sacarse de encima a la esclavitud y al feudalismo, es posible sacarse de encima al capitalismo. Con lucha y organización podemos derrotar al capitalismo e ir a otro tipo de sociedad.
El capitalismo nos está llevando a la barbarie. Está destruyendo a la naturaleza y poniendo en cuestión la existencia misma de la raza humana. Nosotros estamos convencidos de que la humanidad no va a dejar que nos arrastren hacia la barbarie y la extinción. Que va a haber muchas luchas. Y que en esas luchas se va a ir ganando conciencia de la necesidad de hacer algo distinto.
Pero para alcanzar esa sociedad, además de luchar, tenemos que organizarnos. Construir partidos que peleen por esto. Dejar de seguir a fuerzas políticas que nos planteen que se pueden solucionar los problemas dentro del capitalismo. Tenemos que hacer nuestros propios partidos, grandes partidos como el MST o como los partidos que están haciendo cada uno de nuestros compañeros en los países en donde actúa la LIS.
Y la lucha es internacional… El capitalismo es mundial. No lo vamos a derrotar divididos los trabajadores de los distintos países. Por eso hace falta construir, además de partidos nacionales, una organización internacional. Por eso para terminar me quiero referir a la Liga Internacional Socialista. En poco tiempo, desde mayo del año pasado que fundamos la LIS un puñado de compañeros de unos pocos países, hemos visto crecer nuestra organización y hoy estamos ya en todos los continentes. Esto es una muestra de que en todos los países hay una búsqueda de alternativas distintas. Es una muestra de que se puede crecer. Ahora bien, para aprovechar la oportunidad es necesario levantar un proyecto que no sea oportunista ni sectario. Que no sea dogmático, como lamentablemente algunas organizaciones de izquierda nos proponen.
La LIS crece porque es un proyecto para unir realmente a los revolucionarios, no para hablar de unir a los revolucionarios. Es un proyecto para trabajar con compañeros y compañeras que vienen de tradiciones distintas. Para construir tomando en primer lugar lo que nos une a los revolucionarios del mundo y para aprender a discutir las diferencias, que son lógicas, que tengamos los trabajadores y sectores populares después de tantos años de estar dispersos. La LIS es un proyecto para aprender del otro. Nosotros estamos aprendiendo de los compañeros de Pakistán, que tienen una organización enorme en un país con problemas tremendos; estamos aprendiendo de los compañeros de Turquía, de Australia, del Líbano, de Europa, de Latinoamérica.
La LIS es un proyecto para escuchar al otro, algo que falta muchas veces en las organizaciones revolucionarias, que hacen de otro revolucionario su enemigo en vez de plantearse la necesidad de escucharlo para aprender. Porque necesitamos del otro para cambiar la situación. No vamos a cambiar el sistema por separado: necesitamos la unidad de la clase obrera, la unidad de los revolucionarios. Aprender a trabajar entre todos nosotros si queremos realmente cambiar las cosas.
La clase obrera es una sola y sin fronteras. Unámonos detrás de un proyecto como el que proponen el MST y la LIS. Trabajemos por un mundo distinto, que es posible y es necesario. Si no paramos a la bestia capitalista antes de que nos lleve a la barbarie, es posible que no le dejemos ningún tipo de futuro a nuestros hijos y nietos.
¡Viva la clase obrera internacional! ¡Viva el internacionalismo! ¡Viva el MST! ¡Viva la Liga Internacional Socialista! ¡Viva el Frente de Izquierda Unidad! ¡Viva el socialismo!
Les deseo a todos y todas, de todo corazón, que pasen las mejores fiestas posibles y que el año que viene nos volvamos a encontrar para seguir peleando. Muchas gracias.