Analizamos la reciente formación política de derecha, compuesta por viejos liberales (hoy autodenominados libertarios), nacionalistas, conservadores y de centro. Se presentan como outsider del régimen integrado por el peronismo y Juntos por el Cambio, pero en lo concreto no son más que la expresión del capitalismo más conservador y decadente. Además, ya gobernaron y fracasaron con las experiencias del menemato y el gobierno de la Alianza.
Escribe: Nicolás Zuttión
Con una estructura discursiva anti-estatista, José Luis Espert, Javier Milei, López Murphy y Cinthia Hotton, entre otros, son las caras representativas de «Vamos», el nuevo frente electoral de la derecha. La suma de: Avanza Libertad, Republicanos Unidos, Valores para mi País, Partido Libertario, Partido Autonomista y el Partido Demócrata Nacional, encarnan la variante política que reclama un ajuste económico contra el conjunto de los trabajadores, aún mayor al impuesto por Alberto Fernández.
La fotografía del mundo actual no sólo incluye a la pandemia, sino que refleja una crisis económica mundial que data del 2008 y se profundizó con la aparición del COVID-19. Esta situación objetiva es la que ha funcionado de palanca para que se acentúe la crisis social y política en todo el globo. A la vez los elementos mencionados son los condimentos que promueven una polarización que va borrando los grises y abriendo paso a variantes por izquierda y por derecha. En nuestro país el reflejo de este fenómeno, a derecha, se sintetiza en el reciente frente electoral denominado «Vamos».
Las declaraciones dadas por algunos personajes del frente, como López Murphy, quien dijo: «estamos dando un primer paso importante y construyendo una alternativa superadora, que defienda la iniciativa privada», grafica la orientación estratégica de quienes promueven una ideología al servicio de la defensa de los grandes capitalistas, la desigualdad reinante y la competencia individual.
La libertad según los libertarios
Hace no muchos años, tanto en las redes como en la televisión, comenzó a resaltar la figura de Javier Milei. Éste, junto a Espert y personajes como Agustín Laje y Nicolás Márquez, han aparecido como los propagandistas de los libertarios. Una corriente política de derecha que se arroga la defensa del capitalismo de «libre mercado», promoviendo una forma de sociedad donde prime el control de los empresarios sobre el rol del Estado.
Combatientes de los impuestos a las grandes fortunas y empresas, enemigos de la salud y educación pública y de los programas sociales existentes, la derecha libertaria está por la privatización y mercantilización de todas las esferas de la vida. Pero su esquema teórico no resulta ser respaldado en la práctica, ni mucho menos. Sin atribuirle algún aspecto progresivo al Estado capitalista, se notan las incongruencias de estos personajes cuando la ayuda estatal es provista para las empresas. Los subsidios a las grandes mineras y petroleras, no son motivo de enojos para los libertarios. Mucho menos los ATP que el gobierno otorgó a las empresas para pagar hasta el 50% de los salarios de los trabajadores, un beneficio a las patronales del que se sirvió hasta el propio Milei.
Podríamos decir que los herederos de la escuela austríaca de economía, quienes consideran, según las propias palabras de Hayek, al mercado como un orden espontáneo, toman a la libertad como sinónimo de ganancia empresarial que puede ser conquistada a cualquier precio. Volviendo al pensador que reivindican los libertarios argentinos, la idea mencionada se refleja en una declaración que hizo en alusión al régimen de Augusto Pinochet: «Mi preferencia personal se inclina a una dictadura liberal y no a un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente» (El Mercurio, 12 de abril de 1981).
Antiderechos de primera hora
Para los libertarios, la libertad aludida en el apartado anterior no sólo se obtiene por el resguardo empresarial, sino que es condición necesaria la defensa de las instituciones como la familia y la Iglesia. En este sentido, la derecha argentina ha encontrado puntos de encuentro los sectores ya mencionados y los nacionalistas. El frente electoral «Vamos», además de advertir una cueva de neoliberales que glorificaron a Menem en el día de su muerte, también constituyen la defensa de las visiones y los valores judeocristianos.
Es la propia Cynthia Hotton, quien compartió frente electoral en las pasadas elecciones con Gómez Centurión, la que participó de las cruzadas celestes para tratar de impedir la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). No conforme con el resultado, propiamente desde el partido NOS, continúan con la interposición de presentaciones legales para impedir este derecho a las mujeres.
Otro de los ejes de su discurso política que también va contra el movimiento feminista y la diversidad sexual, que ellos lo denominan «ideología de género», es la agitación de la inexistencia del patriarcado, que en el caso de los libertarios es denunciado como una conspiración impulsada por millonarios estadounidenses.
Compartiendo el tinte retrogrado y medieval, en la coalición de derecha, también conviven personajes aduladores de la última dictadura genocida y de la teoría de los dos demonios. No es sólo el ya mencionado Gómez Centurión, sino que «Vamos» sumó al ex ministro de Cultura de Larreta, Darío Lopérfido. El mismo que tuvo que renunciar a su cargo por hacer declaraciones negacionistas del siguiente tipo: «no hubo 30 mil desaparecidos, se arregló ese número en una mesa cerrada».
¿Cómo enfrentar a la derecha?
Sin hacer falsos diagnósticos derrotistas, como se denotan de parte de algunos intelectuales del posibilismo, la derecha comienza a emerger, pero sin ser aún un fenómeno masivo. Quienes integramos el MST en el FIT-Unidad, más bien sostenemos que hay un gran avance del movimiento de masas contra las políticas de austeridad que se quieren implemen-tar de parte de gobiernos pseudo-progresistas y derechistas como fue en su momento el de Trump y sigue siendo el de Bolsonaro. Sin embargo, la polarización social obliga a que pongamos un ojo en las nuevas formaciones que puedan emerger a derecha, para estudiarlas y consecuentemente combatirlas.
Pablo Stefanoni, hace muy poco, publicó un libro titulado ¿La rebeldía se volvió de derecha? Una formulación que para el caso argentino puede resultar un oxímoron por los personajes que constituyen ese frente. De todas formas, contra los que se promulgan como los defensores de la «libertad», pero buscan profundizar las miserias de este mundo desigual azotado por la crisis económica y sanitaria, creada por el mercado que dicen defender, hay que mostrar una resistencia férrea. Y lejos está de eso un gobierno que se presenta contra estos sectores pero que, a la misma vez, aplica políticas que convierten a Argentina un país donde más del 40% es pobre. Además de convertirse en los paladines de la propiedad privada, como lo desea ser López Murphy, tras el desalojo a cientos de familias de los predios de Guernica.
Como socialistas, en las antípodas de esta reciclada derecha que se presenta como nueva, defensora del modelo de país para los ricos, de una democracia limitada, luchamos por un país y mundo socialista. Insistimos en que la movilización de las masas y la construcción de un partido revolucionario, es la única posibilidad de apostar por la edificación de una sociedad donde no haya lugar para los explotadores, donde sean los mismos trabajadores, la juventud y las mujeres, quienes se autogobiernen y planifiquen las decisiones políticas y económicas de la sociedad. Donde la libertad sea sinónimo del fin de la opresión a los trabajadores.