Una gesta revolucionaria. El 25 de mayo de 1810 fue un hito trascendente de un proceso que terminaría seis años después con la declaración de la independencia. La ruptura con el imperio español y algunos avances sociales, fueron pasos relevantes para la constitución de lo que años después se consolidaría como la Nación Argentina. Todo este proceso no estuvo exento de luchas internas y contradicciones. El ala más radical, expresada en Mariano Moreno, Castelli, Belgrano, San Martín y otras personalidades fue clave para el impulso de la revolución, comprendiendo además que ésta era parte de un único proceso continental de lucha independentista. Sin embargo serían los sectores más conservadores, liderados primero por Saavedra y más tarde por Rivadavia los que terminarían definiendo el rumbo del país.
Independencia acotada. El triunfo del sector más conservador impidió la posibilidad de crear una gran nación latinoamericana independiente. Los intereses de los grupos más reaccionarios de la burguesía criolla terminaron atando al país a los intereses de la principal potencia imperial de esos días: Gran Bretaña. Argentina se convirtió cada vez más en una semi colonia inglesa, poniendo su estructura económica como proveedora de materias primas para el mercado mundial dominado por Inglaterra. Salvo cortos períodos de tiempo, en donde logró una independencia relativa, Argentina terminó transformándose en una semicolonia inglesa primero y luego, a partir de la segunda mitad del siglo XX, en semi colonia yankee. La lucha por una definitiva independencia sigue plantada.
Mecanismos de dominación. La dependencia actual del imperialismo no conlleva la imposición directa de un virrey o de los gobernantes, pero sí el sometimiento de toda la estructura económica a los intereses de las corporaciones imperialistas. El comercio desigual, la expoliación de nuestros recursos por las multinacionales, la entrega de los territorios a las corporaciones extractivistas y fundamentalmente una deuda externa y eterna que, además de ser fraudulenta desde sus orígenes, impide cualquier desarrollo independiente condicionando toda la vida del país. Las consecuencias de esta semi colonización las padecemos los sectores populares con la destrucción del aparato productivo, desocupación, pobreza, desinversión permanente en salud y educación. Con la llegada de la pandemia, todas estas calamidades se han profundizado aún más.
La necesidad de una segunda independencia. No hay futuro para el pueblo trabajador sin tomar medidas de fondo que rompan estas nuevas cadenas. Desconocer la deuda con el FMI, el Club de París y los buitres (fraudulenta, ilegítima y pagada con creces durante los últimos 35 años) es el primer paso. Sin esta medida fundamental es imposible si quiera pensar en un camino soberano y en que la riqueza producida por la clase trabajadora de nuestro país pueda volcarse a las necesidades sociales. Además, es necesario nacionalizar la banca para evitar la fuga de capitales y poner en manos del Estado todo el crédito y los recursos económicos del país. Desconocer las patentes y nacionalizar el laboratorio mAbxience, que ya lleva exportadas más de 100 millones de dosis de vacunas mientras el país las recibe a cuentagotas.. El crecimiento de la pobreza, que ya alcanza a la mitad de la población requiere también medidas urgentes: volcando los fondos que hoy se destinan a la deuda y cobrando un verdadero impuesto a las grandes fortunas – como primer paso de una reforma impositiva progresiva donde quienes más tienen paguen más- habría recursos para generar trabajo genuino. Para terminar con la inflación y «defender la mesa de los argentinos» es preciso enfrentar a los formadores de precios, aplicar la Ley de Abastecimiento y nacionalizar el comercio exterior, además de una reforma agraria para terminar con el modelo de agrotóxicos y transgénicos, desarrollando un nuevo modelo productivo al servicio de las necesidades sociales y el cuidado ambiental.
Frente a la resignación, voluntad revolucionaria. Cada vez que exponemos estas propuestas, desde el gobierno y sectores del Frente de Todos nos dicen que «no se puede», que «es utópico», que «no hay condiciones», que «se hace lo que se puede». Estos argumentos esconden la falta de voluntad política. Si hay algo para destacar en esta fecha es precisamente, la voluntad y el coraje de los revolucionarios de la independencia para enfrentar la adversidad e, incluso, la oposición de sectores de la burguesía criolla. Parece difícil imaginar, por ejemplo,a San Martín o Belgrano, renunciandoa la lucha ante la falta de apoyo de Buenos Aires. Por el contrario, se apoyaron en los sectores más decididos de las masas y en el proceso revolucionario continental. Esa voluntad es la que hace falta hoy para hacer los cambios de fondo que necesitamos, apoyados en la movilización popular y la ola de rebeliones que recorre nuestro continente. El camino de la resignación que nos propone el Frente de Todos y el progresismo «posibilista» lo único que asegura es continuar con la dependencia y las penurias para las masas populares.
Una nueva revolución, ahora socialista. A comienzos del siglo XIX todavía el capitalismo estaba en expansión en el mundo y la naciente burguesía criolla pugnaba por desarrollarse, algunos sectores -los que finalmente triunfaron- como intermediarios de las grandes metrópolis y otros con cierto grado de independencia. La realidad de hoy es muy distinta, las potencias se han repartido el mundo y el capitalismo se encuentra en una crisis de magnitud histórica. Toda la burguesía nacional está atada por fuertes lazos económicos a las potencias imperialistas como socia menor y ningún sector de ella es capaz de impulsar una pelea en serio por la independencia. Menos aún, son capaces de resignar cualquier privilegio para solucionar las necesidades populares; por el contrario, en plena pandemia siguen amasando fortunas a costa de la miseria y la vida de millones. Solo la clase obrera aliada a los sectores oprimidos por el capital puede llevar adelante una lucha consecuente por la independencia, apoyada en la movilización popular con una perspectiva internacional y, al mismo tiempo, poner nuestras inmensas riquezas al servicio de una economía democráticamente planificada que resuelva las necesidades populares. Por lo tanto, para emprender un camino soberano y solucionar la situación del pueblo trabajador es preciso una nueva revolución, pero en sentido socialista. La construcción de una herramienta política con voluntad y decisión para encabezar esa pelea es fundamental. El MST en el FIT Unidad y la LIS están al servicio de esa tarea. Te invitamos a ser parte, porque estamos convencidos que si se pudo, se puede.