Escribe: Cele Fierro
Con picos que rozan los 40 mil diarios y la perspectiva de superar en pocos días las muertes de todo el 2020 la segunda ola parece imparable. A pesar de que claramente comenzó a principios de abril, Alberto Fernández recién a fines de mayo se decidió a aumentar las restricciones y solo por 9 días. Desde el gobierno admiten que el resultado no es seguro. Coincidiendo con especialistas, podemos asegurarlo: hay que aplicar una serie de medidas en forma simultánea y urgente si pretendemos contener su avance.
Del 8 de marzo al 8 de abril los casos se cuadruplicaron, lo que significó la llegada indiscutible de la segunda ola al país. La combinación de dejar abierta toda la economía, la escolaridad presencial y el transporte público junto a la circulación comunitaria de variantes más contagiosas transformó a esta oleada en más grave que la primera y la mortalidad creció exponencialmente. Todo esto se sabía a mediados de abril, sin embargo, el gobierno de Alberto, presionado por empresarios y por la derecha irresponsable de Juntos por el Cambio, dejó correr más de un mes esta catástrofe. Tampoco se preparó al país para lo que vendría.
Tapado por el tsunami el presidente lanzó el nuevo DNU. Tardío, insuficiente y suplicante, el discurso presidencial distaba kilómetros de los de inicio del 2020; las segundas partes nunca fueron buenas.
Aislamiento, sí, pero corto y relativo, con escasas medidas de sostén muy insuficientes para una población que se hundió en la pobreza en este año y medio de pandemia.
Medidas posibles y necesarias
Desde hace meses que desde el MST y el FIT Unidad venimos sosteniendo que se necesitan una serie de medidas complementarias y simultáneas para contener esta segunda ola. Y que son perfectamente aplicables, lo que falta en el gobierno es la decisión política que privilegie realmente la salud sobre la economía capitalista.
Vuelta a Fase 1 real. El confinamiento debe ser más prolongado, de manera estricta e intermitente, aplicado toda vez que la situación epidemiológica lo requiera, en función de un mapeo epidemiológico real.
Testeos masivos. En el mundo sobran los test eficaces y es el método aceptado como la única forma científica y racional de poder seguir el curso de los contagios y así aplicar aislamientos selectivos y eficaces. Con 30% o más de positividad en los mismos, resulta evidente que Argentina está muy lejos de la meta. El gobierno no puede explicar por qué a un año y medio de pandemia no puede ni acercarse a la solución de este déficit.
Intensificar y multiplicar la vacunación. Es el otro gran agujero de las medidas anunciadas por Alberto. Ahora prometen que llegaran casi 5 millones de vacunas de AstraZeneca, cuando ya hemos pagado más de 22 millones. Nosotros proponemos que se expropie las que se fabrican aquí en Argentina que son decenas de millones, si se hubiera hecho a tiempo una buena parte de los mayores de 40 años hoy estaría inmunizado. Y si avanzáramos en la anulación de las patentes y se incorporaran otros laboratorios como Richmond, Bagó entre otros a la producción en menos de un año tendríamos toda la población vacunada, la única forma de bajar la gravedad de los contagios y contener la pandemia.
Que los ricos y el FMI pongan la plata. Frente a lo ridículo de las medidas propuestas, nosotros proponemos un aumento general de salarios acorde a la canasta familiar, actualizable según inflación. Un IFE de $ 60.000 para todo aquel que no tenga salario fijo. La única manera en que la gente puede adherir a las medidas de aislamiento. Sobra la plata para ello, tiene que salir de no pagar los miles de millones de la deuda que se llevarán el FMI y otros, de utilizar los más de 10 mil millones de dólares extras que ingresarán por el aumento de la soja y de aplicar un verdadero impuesto progresivo y permanente a la riqueza y grandes ganancias, no esa parodia del 1% a los mil más ricos que ni siquiera pagan.
Sistema único de salud. Los esenciales están agotados, ya con escasos recursos siquiera para administrar a los pacientes en las unidades de terapia. Hay medicamentos fundamentales que escasean y los laboratorios multiplicaron su precio. La asimetría entre el sector privado y público impide la utilización democráticamente planificada de recursos humanos y tecnológicos. Encima los bajos salarios obligan al poliempleo, fuente de mayores contagios, cansancio y saturación. Por eso es imprescindible avanzar en un Sistema de Salud único, bajo control estatal, para aprovechar la totalidad de la capacidad instalada al servicio de la pandemia y para eliminar el poliempleo y los salarios de pobreza. Reconocer profesional y laboralmente a la enfermería y jerarquizar a todo el equipo de salud.
Solo aplicando estas medidas de emergencia de manera urgente, coordinada y simultánea se podrá poner coto a esta segunda ola.