Salud municipal de La Matanza. Debates para fortalecer la pelea

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Escriben: Ana Paredes Landman y Leiza Benitez

Es histórica la lucha de trabajadorxs municipales autoconvocadxs de la salud matancera. A Espinoza le gusta decir que lxs esenciales son héroes. Lo que no le gusta, es darles sueldos y condiciones laborales dignas. Es el principal responsable de la situación de la primera línea, con salarios de $20/$30.000, precarizadxs y cuyo plan de vacunación no se completó. Pero no es el único responsable. Kicillof deja correr lo mismo que Alberto Fernández. Espinoza no es una manzana podrida o un «mal peronista», es un eslabón necesario dentro de un Frente de Todos que administró la pandemia a favor de los ricos y sin tocar a los laboratorios, los bancos ni romper con el FMI.

Lxs municipales en varios distritos se rebelaron, porque cargan en sus hombros las decisiones de postergar la salud pública de los gobiernos. En los 90, con Menem, se descentralizó la salud para «achicar el gasto público» y seguir las exigencias del imperialismo. Ese paso de hospitales nacionales a provincias y municipios se hizo sin recursos. Y si le sumamos que los intendentes administran los hospitales como kioscos de clientelismo, tercerizaciones, privatizaciones y precarización, puede entenderse por qué es uno de los niveles de la salud más expuesto durante la pandemia. Lo polémico, es que ningún gobierno después de Menem -del que todo el PJ reniega- estuvo dispuesto a revertir esta decisión. Ahora, está quedando claro que más allá de la «grieta», en todos los ámbitos de la salud es igual: sea Espinoza, Kicillof, Larreta o AF-CFK.

¿Cuál es la mejor herramienta de lucha?

La lucha de salud es nacional. Tiene sus particularidades y puntos en común. Por ejemplo, que hay un proceso de desborde de las conducciones gremiales traidoras –Troncoso acá, UPCN en el Garrahan, SUTECBA en CABA, y ATE en Neuquén y en todos lados-. Esto da lugar a un proceso importante: activismo que busca alternativas, trabajadorxs que se autoconvocan, que exigen a sus conducciones pero que no esperan, delegadxs combativxs que luchan, que son disidentes de las conducciones gremiales de los clásicos sindicatos municipales (verticalismo, patota y afinidad al gobierno de turno).

En algunos lugares se recuperan sindicatos (la APyT del Garrahan) o se transforman de pequeñas asociaciones en herramientas combativas y democráticas (ALE), o a partir de un fenómeno de autoorganización/autoconvocatoria se fundan nuevos sindicatos como AGHIM hace algunos años. También existe la variante de luchar por barrer de las conducciones a burócratas como Daer, como lo hace la agrupación Bordó en ATSA, de la salud privada. ¿Cuál es la orientación para Matanza? ¿Es agrupar al activismo municipal combativo y disputar la conducción del sindicato? ¿Es construir una nueva organización de lucha? ¿Es agrupar a la Enfermería de forma independiente y a la vez, coordinar con todo el equipo de salud? ¿Es darle un nuevo contenido a la CICOP incorporando a la salud municipal? Es un debate clave para encarar. Creemos que hay que abrir una discusión sobre este punto, sin tabúes, para evitar que la energía actual se evapore sin cristalizar en una verdadera herramienta de lucha permanente, que permita conquistar nuevos derechos y defender las posiciones ganadas.

Otro sindicalismo, otro modelo de salud, otro sistema

Nosotrxs, defendemos un sindicalismo de nuevo tipo, que pueda contener las características de lxs nuevxs luchadorxs y que sea una herramienta útil para luchar. Eso no puede ser con recetas «a priori», pero sí hay condiciones irremplazables: que sea democrático y de lucha. Que sea independiente de los gobiernos de turno. Que sea plural.
Una de las tareas que la pandemia puso en agenda, junto con los reclamos inmediatos, es discutir que este modelo de salud hace agua. Y que la salud municipal es la más inundada. Por eso, hay que pelear por un sistema único y nacional de salud, con condiciones salariales y laborales garantizadas. Sin falsas divisiones por municipio, provincia u hospital. Y sin discriminaciones: ¡enfermería, profesional! Y con control de lxs trabajadorxs. Para pelear por desmantelar el modelo médico hegemónico, patriarcal. Por esto luchamos desde Alternativa Salud en todo el país. En cada Hospital, centro o sala y desde las conducciones conquistadas, entendiendo que la pelea es de todo el equipo de salud, en unidad. Y siendo conscientes que la lucha es contra este sistema capitalista, de explotación y violencias hacia lxs trabajadores, que nos trajo hasta esta crisis inédita y que ahora, quiere que paguemos los costos. Lxs esenciales tenemos un desafío planteado, un lugar excepcional en la mitad de la pandemia, para pelear por todas estas causas. Queremos proponerle a lxs luchadorxs de la salud municipal de La Matanza que encaremos este desafío juntxs.

Voces esenciales

Nelson Ramos, delegado del Hospital Germani
«Desde el 2011 hasta el 2020, el sindicato no convocó a asamblea. Creo que la gente se hartó, el año pasado el sindicato jugó mal, sin escuchar a los delegados, además del magro sueldo y las condiciones laborales que tenemos.
Lo del último tiempo es histórico. Desde el año pasado y todo este año que iniciaron los autoconvocadxs del Niño y después nos sumamos los otros hospitales. Si bien, en el Germani siempre hubo asambleas, eran otros temas los que se tocaban».

María Mendéz, pediatra del Hospital Germani
«Estoy a cargo del servicio de pediatría y la verdad es que quiero defender y luchar por este servicio. Es un lugar difícil llevarlo adelante sin el apoyo de las decisiones de políticas sanitarias coherentes en donde tengamos profesionales, profesionales capacitados, profesionales que puedan solventar y tener un servicio de calidad. Hoy es todo a pulmón. La verdad es que, este reclamo no lo hago solamente a título personal, sino porque estoy cansada de que se golpee al equipo de salud y que se deje los servicios sin un sustento para la atención de calidad. No quiero encontrarme llevando adelante un servicio de pediatría que sea mediocre. Y en general, creo que todos se cansaron de ganar miserias, de tener mucha responsabilidad y que eso no sea reconocido, y menos en pandemia, donde se está trabajando tanto y tan mal».

María Inés Figueroa, Hemoterapia. Policlinico Central
«Yo trabajo como empleada monotributista. Cobro $29.000. La situación es desastrosa. No tengo derechos laborales, ni aguinaldo,ni vacaciones. Y en esta situación hay cientos de municipales en Matanza.
Creo que la lucha que tenemos que dar es colectiva. En unión con los hospitales y organizaciones que acompañan. Para visibilizar esta situación que llevaron los gobiernos».

Mario Candoti, delegado Policlínico Central
«A mis compañeros/as quiero decirles que no tengan miedo, que salgan a pelear. Es la única herramienta que tenemos para hacer valer los derechos laborales. Para tener sueldos dignos, para tener mejores condiciones de trabajo y tener un futuro mejor en nuestra carrera Municipal».

Graciela Amarilla, delegada del Hospital del Niño
«Yo les pregunto si no les da bronca, con el pluriempleo que tenemos los enfermeros que nos obligan a no tener vida. Estamos haciendo una tarea esencial y ahora se nota más en la pandemia. La enfermería es una profesión. Cumplimos los requisitos para ser considerados profesionales y la verdad, es que al ver el trato salvaje que recibimos los esenciales, me indigno y lo que yo digo es que sí me tengo que enfermar y morir prefiero hacerlo reclamando y peleando y no morirme sometida.»

 

 


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