Abren toda la economía ¿Se acaba la pandemia?

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Como el año pasado, la llegada del verano en el hemisferio norte viene de la mano de una mayor apertura de la economía. Fuegos artificiales en Nueva York, estadios repletos de gente y permisos para vacacionar por doquier. Los gobiernos se amparan en la baja de casos y en el avance en la vacunación. En nuestro país, aunque sigamos con miles de casos y cientos de muertes diarias ya se habla de vacaciones de invierno y de apertura de negocios. La razón de base es la misma en el norte que aquí, cuidar los negocios y la ganancia capitalista.

Escribe: Gerardo Uceda

La imagen de fuegos artificiales en Nueva York pinta perfectamente el cuadro que nos quiere vender el capitalismo mundial con el fin de la pandemia dibujado en el cielo esos fuegos. Otro tanto podríamos decir de Europa con sus anuncios de temporada de vacaciones y liberación de restricciones de circulación. Como un riesgoso símbolo de libertad frente al virus España, Francia y EEUU permiten el no usar el barbijo. Repiten la misma lógica que el año pasado donde también basados en una sensible baja de casos abrieron toda la economía, liberaron los viajes, las reuniones y habilitaron las playas. La consecuencia fue una segunda y tercera ola de casos.

En nuestro país, estamos en el medio de una segunda ola que aún no da señales de una baja sostenida. Desde el ministerio se habla de un amesetamiento alto, en realidad con más de 20 mil casos diarios y 500 muertes por día. Además, entramos en invierno donde existe una posibilidad de mayor circulación viral y contagios que pueden aumentar por el encierro, la menor ventilación y la exacerbación de enfermedades respiratorias.
Sin embargo, los mensajes del norte y de nuestro país no difieren mucho, allá se preparan para abrir toda la economía de cara al periodo estival, aquí se habilitan las clases presenciales en las escuelas y se preparan los dispositivos para las vacaciones de invierno. En ambos casos la razón de fondo es la misma, y la misma también del año pasado, lucrar con la salud de la gente y salvaguardar a fondo el negocio capitalista y sus ganancias. La idea entonces es habilitar todo lo posible el turismo, los restaurantes, hoteles y ahora el agregado de espectáculos deportivos, culturales y demás. Total, si viene una cuarta ola se verá después.

El impacto de la vacunación

Es innegable el impacto obtenido por la vacunación bajando el número total de casos y sobre todo el de casos graves y muertes. En los lugares como EEUU y los principales países de Europa, donde el esquema de vacunación completo supera el 30%, y entre el 50-60% de la población cuenta con al menos una dosis, la caída de casos es más que significativa. En el hemisferio norte esto se combina con la llegada de la primavera y verano, donde ventilación de los ambientes, las actividades al aire libre y la menor incidencia de otras enfermedades respiratorias también contribuyen a una menor circulación viral.

En Argentina, en cambio nos encontramos en una situación diferente. Aquí, la llegada de la segunda ola, que comenzó en abril y aún en junio no cede, y es más fuerte que la primera, hay mayor número de casos y mortalidad que el año pasado, y afecta a una población unos 20 años menor. Además, nos encuentra con menos del 8 % de la población con el esquema completo de vacunación. Otros indicadores epidemiológicos también son muy malos, como el porcentaje de positividad de los testeos que rondan el 30% cuando se requiere de menos del 10% para pensar en ser optimistas. La nacionalización de los casos en provincias como Córdoba, Santa Fe y Mendoza es otro problema.

Los expertos señalan que se debiera duplicar el ritmo de vacunación para llegar al mes de octubre con posibilidades de alcanzar el 50% de la población vacunada efectivamente, como hoy presenta EEUU y así tener la chance que lo contagios bajen de manera significativa como se observa en los países desarrollados. Hasta tanto eso no suceda, es más que arriesgado tomar conductas similares a las que se realizan allá.

Alertas y peligros probables

En todo el mundo, aunque los gobernantes hayan decidido ignorarlo, hay dos situaciones que significan una alerta para la evolución de la pandemia. El primero está referido a la presencia actual de las cepas mutantes, todas las cuales representan mayor contagiosidad y probablemente mayor resistencia a la vacunación o, dicho de otro modo, menor eficacia de la vacuna para prevenir una infección de grave evolución. Cuatro cepas son las que preocupan a los expertos, Manaos, Sudáfrica, India (Delta) y Reino Unido. Tal es la contagiosidad de éstas que, por ejemplo en Inglaterra la cepa de la India que, hace menos de un mes representaba el 1%. Hoy con la baja de los casos por la cepa inicial y la apertura de los vuelos representa el 90% de nuevos contagios. Y tanto en esta cepa como en la de Sudáfrica está comprobada una menor efectividad de las vacunas.
Pero hay un segundo factor de preocupación y es el lento ritmo de vacunación en el resto del mundo. Como en los países pobres las vacunas no llegan, o llegan a un ritmo muchísimo más lento, la posibilidad de contagios, y olas nuevas y nuevas mutaciones se incrementa a diario. La migración de estas cepas hacia los países centrales, como ocurrió con la cepa india, es más que posible, lo cual perpetuaría la pandemia si resultan resistentes a las vacunas.

Perspectivas para la Argentina

Los tiempos electorales llevaron a Kicillof a cambiar su discurso sin demasiados justificativos y unirse en la apertura de comercios, restaurantes y hasta la presencialidad escolar a como dé lugar junto con Larreta, para no contradecir el malhumor de la gente ante restricciones sin ayuda económica para paliar la crisis. Están pensando más en los votos que perderían por la situación social muy crítica. También frente a la oposición de derecha que demagógicamente habla de libertades y de abrir la economía sin medir las consecuencias sanitarias. La presión de los sectores del turismo continuará en las próximas semanas para lograr la habilitación de locales, restaurantes y circulación que les permita recomponer sus ganancias sin importarle la salud de la población.

El hecho que sigamos con un bajo nivel de vacunación, entrando al invierno y ubicados en una muy alta meseta contagios y muertes, debe alertarnos a que cualquier rebrote del virus pueda volver a plantear una saturación del sistema, con probabilidades de colapso. Ahora que se dispone de un mayor número de vacunas con efectividad comprobada para frenar el avance del virus, debemos reclamar multiplicar la vacunación sobre todo de las segundas dosis, que viene muy atrasada, multiplicar los testeos para un mejor seguimiento y control de los nuevos contagios y, de acuerdo a sus resultados, recurrir a restricciones temporarias y rotativas para evitar correr el riesgo de nuevas olas. Para poder implementar estos aislamientos y restricciones es imprescindible efectivizar la ayuda económica a los sectores que no tienen ingresos fijos, con un IFE de $ 40.000, aumentar los salarios y no ceder a las presiones tanto de la derecha como del empresariado que, para salvaguardar sus ganancias, nos pondrán en riesgo de nuevos brotes y de perder los beneficios de la vacunación. La producción pública de vacunas en base a la expropiación de los laboratorios y la puesta en pie de un sistema único de salud estatal y universal, son las medidas de fondo necesarias.

 


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