El martes 21 en conferencia de prensa el nuevo jefe de gabinete, Manzur y la ministra de Salud anunciaban el fin de una serie de restricciones por la pandemia. Habilitación de reuniones al aire libre, suba de afores, apertura de fronteras y la controvertida liberación del uso del tapabocas. Todas medidas de claro tinte electoralista, por el mazazo recibido en las PASO.
Escribe: Gerardo Uceda
La impresentable oposición de derecha, que siempre presionó por la apertura completa, quedó un tanto confundida centrando sus críticas en la mala comunicación de las medidas. Como siempre los problemas y los riesgos para la gente son mucho más complejos y profundos que las peleas electorales de los que se expresan a ambos lados de esta falsa grieta.
La tremenda derrota electoral sufridas por el Frente de Todos en las PASO del 12/9 tuvo sus repercusiones, como no podía ser de otra forma, sobre la gestión de la pandemia. La crisis fue tan grande que puso la situación económica y la propia crisis del régimen en primer lugar. De allí que las primeras medidas hayan ido en el sentido de anunciar cómo iban a distribuir algo de plata en el pueblo, que aminorara en algo el ajuste incesante de estos dos años de gobierno. El audio filtrado y la carta de Cristina terminaron con profundos y derechosos cambios en el gabinete.
Por eso tardaron 9 días, hasta el 21/9 para rearmarse y ver cómo daban un giro en torno al manejo de la pandemia. Conscientes que su máximo competidor para las generales de noviembre es la derecha de Juntos por el Cambio y que estos aprovecharían los malos resultados obtenidos por el gobierno en materia sanitaria, con más de 5 millones de contagios y 115 mil muertes, con menos del 50% de la población vacunada con esquema completo, el gobierno decidió tomar la iniciativa. Así los anuncios encabezados por un hiperquinético pero algo desubicado y poco sólido Manzur y la hoy ya desgastada ministra de salud Vizzotti, anunciaban una serie de medidas que implicaban eliminación de una serie de restricciones, como el uso de barbijo en lugares abiertos, la suba de los aforos de hasta el 100% en espacios abiertos y la apertura de fronteras en aeropuertos para permitir el ingreso de turistas extranjeros.
Como toda medida tomada en medio de una profunda crisis, todas éstas son criticables, mal pensadas, en definitiva malos parches. Así los anunciantes no pudieron explicar bien el tema barbijos, si se eliminaba definitivamente, si era en espacios abiertos y sin gente alrededor, si era para más adelante, etc. Lo mismo con los aforos, qué alcance tenía el 100%, ¿incluía al fútbol? ¿Eran en todo el país? ¿Y los espectáculos? Ni qué hablar de la apertura de los aeropuertos en forma unilateral por el país, sin coordinación con los países vecinos o distantes que seguían exigiendo aislamientos o cuarentenas, lo que hacía dudar del resultado inmediato y mediato de estos anuncios a los fines de reactivar el turismo.
Sin embargo, a pesar de lo improvisado y apresurado de estas medidas hay que reconocer que al menos lograron confundir, por un tiempo al menos a la impresentable derecha de Cambiemos y todos sus medios periodísticos. Que al coincidir de lleno con que hay que liberar todo, se quedaban sin argumentos para correr al gobierno, querían criticar porque su premisa electoralista así lo exigía pero no sabían bien como porque coincidían en el fondo. Hasta que encontraron las mayores inconsistencias de los anuncios en lo que respecta al uso del barbijo y ahí se anclaron para golpear, diciendo que Vizzotti se equivocó, que se tuvo que rectificar, etc. Y sus gobernadores y ministros de salud que hasta ayer querían la presencialidad en las aulas, los aforos del 100%, y otras libertades, dijeron sin sonrojarse que no era tiempo de dejar el barbijo, que la variante Delta podría ocasionar un desastre cercano, etc. Daba vergüenza verlos cambiar de vereda argumental de un día para el otro.
Un giro no tan rotundo
Sí, es cierto que los anuncios fueron motivados por el mazazo electoral recibido en las PASO, donde el gobierno entre otras cosas interpretó que el millón de votos perdidos entre otros motivos se debió al mal manejo de la pandemia, las restricciones que impusieron y que esto lo capitalizó la derecha y la ultraderecha fundamentalmente.
Pero es completamente falso decir que este giro es de 180°, como plantea la oposición. En realidad todo el manejo sanitario del gobierno, desde sus inicios y por más que en el discurso Alberto hablara de priorizar la salud por sobre los negocios y ganancias capitalistas, fue en el sentido de ir cediendo, así abrieron el transporte público y las fábricas, negocios y comercios no esenciales cuando estábamos en el medio de la primera ola. Y luego abrieron el turismo de verano con niveles de más de 20.000 casos diarios lo que nos llevó a una segunda ola con 60.000 casos y cientos de muertes diarias en todo el país.
Hoy amparados en una real caída de los casos y las muertes, con un mayor porcentaje de vacunados que en los meses anteriores el gobierno se lanza a anunciar el fin de restricciones, como dando por decretado el fin de la pandemia, claramente para no dejarle ese ángulo a la derecha, sin fundamentos sólidos científicos y con la amenaza clara de la posible penetración de la variante Delta en el país.
Sí es cierto, las medidas son de crisis, son apresuradas, son electoralistas, pero de ningún modo representan un giro de un gobierno que venía protegiendo la salud por sobre los negocios y que al perder una elección cambia de rumbo. Es que en materia de manejo de la pandemia, ambos frentes electorales, gobierno y oposición estuvieron con matices del mismo lado, protegiendo las ganancias y los negocios capitalistas.
Política antisanitaria y exposición al riesgo
Todos los expertos lo advierten, ante la circulación comunitaria de la variante Delta en los grandes centros urbanos del país. Y siendo ésta una mutación que por lo menos es más difusible y puede contagiar a personas que ya tuvieron Covid y/o con esquema de vacunación incompletos, es muy riesgoso abrir por completo la economía y permitir reuniones masivas. Peor aún autorizar hacerlo sin barbijo. El barbijo bien usado, como se fue demostrando en el transcurso de la pandemia, se transformó en el segundo mayor protector de contagio del coronavirus, pudiendo prevenir hasta el 70% de los mismos e incluso provocar formas más leves de enfermedad si a pesar de todo existe el contagio. Liberarlo por una medida de tinte electoral es completamente equivocado y riesgoso. Sobre todo, ante el avance de la Delta, cosa que ya ocurrió en distintos países de Europa.
Otro tema importante y que no entra en el análisis ni los anuncios de Vizzotti-Manzur es el por qué la variante Delta no se ha transformado en dominante en el país, como pasó en muchos otros países. Algunos estudios serios, pero no confirmados aún, hablan que como en Argentina se testeó poco, lo que puede suceder que en realidad la cantidad de infectados aquí sea mucho mayor que la registrada, así la inmunidad de rebaño se habría alcanzado por la vía del mal registro de los casos.
Por eso antes de eliminar las restricciones, lo que el gobierno debiera hacer sí o sí, es multiplicar los testeos para ver si esta posibilidad es real y sobre todo aumentar los ritmos de vacunación para llegar rápidamente al 80-100% de la población con el doble esquema completo, que hasta ahora es lo único, junto al correcto uso del barbijo, que ha demostrado bajar la circulación de esta mutación que todavía está al acecho y que puede producir una tercera ola pandémica en el país.