Encuentros regionales. Los desafíos del feminismo

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La semana pasada se hicieron Encuentros de mujeres y disidencias en varias ciudades del país. Aquí, los conceptos centrales que expresó nuestra dirigente Cele Fierro en el Encuentro de Buenos Aires.

Desde 2015, con el Ni Una Menos en nuestro país, se extendió la ola feminista. Y al año tomaron fuerza las disidencias y creció la marea verde por el aborto legal. Estos avances del movimiento feminista, más la presencia en los Encuentros de muchas compañeras migrantes y originarias, plantearon la necesidad de cambiar el nombre: de nacional y de mujeres a plurinacional y de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries.

Pero el sector que hegemonizaba la comisión organizadora, el PCR, más sus socias del peronismo político y sindical, y luego también Mala Junta-Patria Grande, burocráticamente se negaron a aceptar esos cambios y ni siquiera quisieron ponerlos a debate y votación. Así lo vimos en Trelew 2018 y en La Plata 2019. Además el PCR ya había tomado la decisión política de sumarse al Frente de Todos, gobierno del que son parte. De estos sectores, que al ser oficialistas frenan todo tipo de movilización, es la responsabilidad de que hoy no haya un único Encuentro. Ya en San Luis, que iba a ser la sede 2020, hubo dos comisiones organizadoras. La pandemia ocultó un poco esta crisis, pero la división está.

Además de este Encuentro en Capital, se están haciendo otros 15 en distintas ciudades. Es modesto, pero es un paso. Y sólo se podrá volver a tener un Encuentro unificado si tiene independencia política del gobierno. Porque vamos a tener que seguir en las calles para que se apliquen los derechos que ya conquistamos y conquistar lo que falta. Y entonces hay que poder señalar a los responsables: este Estado, este gobierno, esta justicia, esta policía.

No es que nosotres queremos un Encuentro sólo de los sectores más rojos, socialistas, revolucionarios. Toda compañera tiene derecho a apoyar la política que sea. No renegamos de las compañeras que se definen como peronistas o que siguen a otra corriente: de lo que sí renegamos es de que algunos sectores ponen por delante la línea del gobierno, sin cuestionar, y terminan bajando las banderas y frenando las luchas. El Encuentro no se puede supeditar a tal o cual gobierno ni a la Iglesia, sino que debe reflejar en forma democrática al movimiento feminista, sus luchas y avances. Hay que convocar a todos los sectores que quieran luchar en unidad.

En cuanto al gobierno, nos quieren hacer creer que tiene políticas «con perspectiva de género». Pero que haya tenido que tomar puntos de nuestros discursos y demandas no es igual a que garantice todo. Para nada. Pasa con la ley de aborto, que como contó una compañera hay mujeres que desconocen su derecho. Hace pocos días se cumplieron 15 años de la Ley de Educación Sexual Integral, pero no se implementa en todas las escuelas, todos los niveles ni todas las provincias. En eso hay responsabilidad de todos los gobiernos, incluido el actual.

Por ejemplo dentro de la Campaña por el Derecho de Aborto un sector afín al gobierno propone que ésta sea de hecho un anexo oficial, en vez de mantenerse independiente. Los sectores anti-derechos siguen obstaculizando, y también están adentro del gobierno nacional, por eso es clave la independencia política.

El gobierno nos dice que toda su política tiene «perspectiva de género». Pero en el Presupuesto nacional sólo prevén formar en ESI a 30.000 docentes, cuando en todo el país son más de 600.000. Además, el Estado nacional destina 200 millones de pesos a sueldos y jubilaciones de obispos, curas y becas de seminaristas, mientras que las provincias destinan más de 60 mil millones de pesos a las escuelas religiosas, que encima no dan ESI. Hay ley de inclusión laboral trans, que es una ventaja, pero no se implementa. Se creó el Ministerio de Mujeres, pero es de cartón pintado y para las víctimas de violencia de género tienen el Programa Acompañar, que es de apenas 21 mil pesos por seis meses. ¿Quién puede creer que eso le da a una víctima alguna posibilidad real de autonomía para salir de la situación de violencia?

Después del cachetazo electoral, el gobierno pactó un nuevo gabinete y puso de jefe a Manzur. El mismo que declaró a Tucumán «provincia pro-vida», militó contra el derecho al aborto y obligó a parir a una niña abusada en vez de acceder a la ILE. Y no sólo lo denunciamos por ser antiderechos de género: viene a coordinar un gabinete con Aníbal Fernández, amigo de la policía; Julián Domínguez, amigo del agro; y sigue Guzmán, que paga la deuda externa a costa de ajuste. Hace poco tuvimos acciones enormes en todo el país de nuestras compañeras y compañeros desocupados del Teresa Vive por la falta de alimentos en los comedores. ¡Esa plata se va a pagar la deuda, en vez de ir a comida, a trabajo genuino, a salario!

Por eso denunciamos también la desigualdad, la brecha de ingresos entre hombres y mujeres, que es del 27%. Es que nosotras accedemos a los trabajos peor pagos y nos es más difícil acceder a cargos mejor remunerados. Lo que explicaba Caro Cáceres sobre Enfermería: el nuevo programa del gobierno impulsa la formación terciaria, no la universitaria, entonces es menor jerarquización y menor sueldo. Y Larreta incluso no reconoce a las enfermeras universitarias y acaba de despedir al personal que tomó por la pandemia. Para una docente es más difícil acceder a 30 horas cátedra que para un varón, porque ella se tiene que hacer cargo de la casa, les chiques, las tareas del cuidado. A esas tareas no remuneradas la mujer dedica en promedio 4,5 horas al día, en tanto que el varón media hora. Y el gobierno hasta ahora no ha hecho nada. Además las mujeres jóvenes tenemos un 35% de desocupación, más del doble que los varones.

Fíjense la contradicción del gobierno, cómo vende un chamuyo. Mientras Máximo Kirchner dice que «cada dólar que se destina al pago de la deuda es un dólar menos para el pueblo», el gobierno paga la deuda dólar tras dólar sin chistar. Alberto critica a Macri, que brinda en Miami con los acreedores, y dice «me obligan a que el año que viene paguemos 19 mil millones de dólares». ¿Cómo «me obligan»? ¡Esa deuda es toda una estafa y las estafas no se pagan! Esa plata se debe destinar a garantizar los derechos de las mayorías. Pero Alberto no quiere ir contra los ricos, las corporaciones, el FMI. En cambio a nosotros no nos tiembla el pulso. Y así como estamos contra el binarismo de género, también estamos contra el binarismo político derecha-peronismo. Lo que hace falta es fortalecer a la izquierda como alternativa política, apostar al Frente de Izquierda, con diversidad de voces. Porque queremos que sea más fuerte, más amplio.

Es que nuestra pelea es para empujar las luchas por cada reclamo concreto, pero también para derribar este sistema de explotación y opresión. Para eso nos tenemos que organizar y fortalecer nuestra organización revolucionaria que se plantea ese objetivo de fondo. Porque tenemos que ser las trabajadoras los trabajadores quienes gobernemos. ¿Quién mejor que las enfermeras y todo el equipo de salud para saber lo que hace falta en el hospital y cómo garantizar el derecho a la salud en cada provincia y en el país? Y así en cada rubro, en cada rueda de la producción y los servicios. Somos las y los trabajadores los que tenemos que gobernar. Luchamos por una sociedad con igualdad real, en donde se garanticen todos y cada uno de nuestros derechos. Por eso somos fanáticas de la construcción política, de nuestra construcción revolucionaria, para derribar ese sistema capitalista y patriarcal y construir una sociedad igualitaria, democrática, para nosotres una sociedad socialista.

 


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