En el último tramo de campaña, preocupados por el avance del FIT Unidad, sectores del Frente de Todos radicalizan su discurso. Algunos grandes medios, buscando polarizar por derecha, les hacen el juego diciendo que habría “dos políticas” en el gobierno frente al FMI. Pero mientras hasta Cristina canta con La Cámpora que no va a pagar con el hambre del pueblo, no se vuelca “platita” al bolsillo popular y Guzmán sigue ajustando al pueblo trabajador.
Escribe: Gustavo Giménez
El 17 de octubre fueron a Plaza de Mayo varias agrupaciones y dirigentes del Frente de Todos. Desde la tribuna, Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, anunció una campaña para no pagar la deuda y no ahorró críticas a Alberto Fernández: “Señor presidente, la mitad de los argentinos estamos bajo la línea de la pobreza, hay una gran mayoría de pibes que hoy están comiendo apenas, ¿y usted quiere pagar la deuda? ¿Con qué? ¿Usted quiere pagarle la deuda a Macri, que es el chorro más grande del país? Usted quiere hacernos pagar un robo. La deuda no es nuestra”. ¡Claro que la deuda no es nuestra! ¿Pero qué hace el gobierno?
Del acto participaron las cabezas de lista de la Provincia de Buenos Aires y la Capital, Tolosa Paz y Santoro, varios ministros nacionales como Taiana, Zabaleta, Filmus y Santiago Cafiero, el gobernador Kicillof, su jefe de gabinete Isauralde y varios de sus ministros. Allí, columnas de La Cámpora y otras agrupaciones K compartieron su presencia con dirigentes que, como Santoro, pocos días antes nos había tildado a la izquierda de “irresponsables” por no querer pagar la deuda. Mientras se hacía el acto, Guzmán y Manzur estaban reunidos con los funcionarios del FMI y varios fondos “buitres”, negociando cómo seguir pagando la fraudulenta deuda externa argentina.
A principios de octubre, Máximo Kirchner declaró que “cada dólar para pagar la deuda es uno menos para nuestro pueblo”. Luego vino el acto en la exESMA del sábado 22, en donde él y Cristina cantaron y bailaron con La Cámpora: “Esa deuda no la vamos a pagar, con el hambre de la gente no se jode nunca más”. ¿Pero se paga o no se paga?
Al otro día, el domingo 23, en el microestadio de Lanús, esa misma agrupación hizo otro acto de campaña con las mismas consignas. En su discurso, luego de justificar el pago de 10.000 millones de dólares al FMI que hiciera su padre, el expresidente Néstor Kirchner, Máximo insistió: “La gente votó otra cosa; no votó el plan de gobierno del FMI sino todo lo contrario. Votó en contra de Macri, que era el que lo estaba llevando a cabo”…
Hasta Guzmán salió con un discurso “combativo”
Para completarla, el ministro de Economía y ajustador serial Martín Guzmán, que durante este año 2021 le está pagando al Fondo -con beneplácito de Cristina- casi 5.000 millones de dólares (por el acuerdo stand by que Macri firmó por 44.800 palos verdes y fugaron sus amigos), también salió a la cancha a intentar sumarse al “combativo” relato oficial electoralista. Doble discurso recargado, por parte de quien está negociando un “acuerdo de facilidades extendidas” que por diez años atará nuestra economía a las exigencias del FMI.
En el CCK, junto al ex ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis y el ex ministro ecuatoriano de Conocimiento y Talento Humano, Andrés Arauz, participó de una mesa-debate titulada “Cómo salir de la trampa de la deuda externa”. Allí Guzmán criticó el gigantesco y fraudulento préstamo firmado por Macri: “Desde el lado del FMI, fue un préstamo político… El Fondo no lo va a reconocer, Estados Unidos tampoco. Pero resulta ser que quien era el director ejecutivo dijo públicamente que este había sido un préstamo de apoyo al gobierno anterior”.
Luego intentó justificar el próximo acuerdo de facilidades extendidas que él mismo está negociando: “estamos tratando de refinanciar esa deuda en cuotas, de modo que no impida el desarrollo de las oportunidades de nuestro pueblo”. Respondiendo a quienes planteamos romper con el sacrosanto Fondo, agregó: “¿Uno puede patear el tablero y decir afuera el FMI? Acá lo que hay que entender es que el rival también juega. Acá estamos hablando de la relación de un Estado-nación y todos los Estados-nación del mundo”. Y recordó que “el gobierno conduce, pero es importante que los distintos sectores del poder económico acepten la premisa de nuestro gobierno de buscar un acuerdo que funcione, no cualquier acuerdo”. Veamos la realidad:
La receta del ministro griego Varoufakis fue un fracaso rotundo. En 2015 se la pasó intentando convencer a los capos del FMI, el Banco Central Europeo y la Unión Europea de que le dieran tiempo y plazos para poder crecer y tener más plata para pagarles. No sólo se le rieron en la cara, sino que su jefe político, Tsipras, lo echó sin más, traicionó el plebiscito popular que rechazó la deuda y el plan de austeridad, y les pagó a los usureros hasta el último euro, hundiendo al pueblo griego en el peor de los desastres.
Las cuotas de las que habla Guzmán son impagables. Entre pagos al Fondo y a los bonistas buitres sumarán unos 15.000 millones de dólares por año. Tan impagables son, que los propios analistas del imperialismo ya dicen que como “solución” habrá un nuevo mega-canje. Entretanto, el gobierno lanza un plan aún más extractivista en el campo, alentando una mayor sojización y feedlots ganaderos récords. A la vez, en campaña, oculta que ese acuerdo de facilidades extendidas exige rebajar al máximo el llamado gasto público (salud, educación, jubilaciones, asistencia social), mayor flexibilización laboral y más exenciones fiscales y otros privilegios a las corporaciones multinacionales, todo con tal de juntar los dólares que exige el imperialismo.
En la misma tónica, el exministro ecuatoriano Arauz, candidato del correísmo en 2020, completó ese panel con aires de centroizquierda e intentó vender, entre algunas críticas, que son posibles “buenas negociaciones” con los pulpos del imperialismo. En resumen, se adaptan al único sistema capitalista real y concreto existente: el capitalismo salvaje, explotador de los trabajadores y los pueblos.
Mucho discurso, pero la plata no aparece
Pese a la carta de protesta de Cristina luego de la derrota electoral, “platita” no hay. La mitad de la población sigue bajo la línea de pobreza y empeorando pese al supuesto “repunte económico”. Las jubilaciones y pensiones -que explican el 60% de los egresos del Estado- tuvieron una baja adicional del 6,2% en el último año. Jubilaciones, planes sociales y salario mínimo a niveles de indigencia: eso es lo que trae el pago de la deuda fraudulenta que este gobierno “honra” puntualmente.
Por eso no hay que dejarse engatusar por el relato de campaña ni por los dichos del kirchnerismo, Guzmán ni Fernández, que en estos días viaja al G20 para seguir negociando el pago de la deuda con el FMI y los representantes del imperialismo norteamericano.
Como han señalado hace poco funcionarios del Fondo, el problema central no es la sobretasa de interés que nuestro gobierno retacea un poquito, sino la falta de un “plan coherente”, o sea un plan que contemple todas sus exigencias. Este gobierno ya demostró cómo actúa con Vicentín, empresa que no expropió, o con la deuda externa, que ellos mismos señalan como fraudulenta pero no dejan de pagar.
Los únicos que planteamos romper con el FMI y cortar todo pago de esa deuda, para volcar esa plata a dar trabajo genuino y salarios dignos, somos la izquierda. Somos los que estamos en cada lucha de los trabajadores y el pueblo contra el ajuste que nos impuso Macri y que ahora nos impone este gobierno. Por eso te invitamos a que te movilices el 4N con la Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda y a que el 14N votes a nuestro Frente de Izquierda Unidad.