Panorama político. Año de ajuste, luchas y cambios políticos

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El 2021 deja varios elementos para el análisis. Se han empezado a producir cambios importantes que marcarán las perspectivas para el 2022 y hacia el futuro.

Escribe: Emilio Poliak

Tal como denunciamos desde la izquierda y tuvieron que reconocer hasta CFK y otros dirigentes del FdT, el año estuvo marcado por un brutal ajuste sobre los sectores populares. Con un alza de precios descontrolada, presupuestos sociales recortados y paritarias que nunca le ganaron a la inflación, el año termina con una pobreza que supera el 40% de la población.

Los que ganan siempre

En el otro extremo, las grandes empresas se enriquecieron exponencialmente. Los bancos, las patronales del complejo agroindustrial, los supermercados y los especuladores fueron los grandes ganadores del año. Para ejemplificar basta decir que del superávit comercial de U$ 16.500 millones, el 99% fue a parar a estos sectores. La retórica oficial contra el empresariado no pasó de eso, mientras la realidad los favoreció hasta el punto de que, según el informe del World Inequality Lab, la brecha de desigualdad se amplió en los dos últimos años.

Un gobierno que termina mal

Las expectativas que generó en amplios sectores la asunción de Alberto Fernández se fue licuando al compás del agravamiento de la crisis económica y social, mientras el gobierno seguía favoreciendo a capitalistas y banqueros. Este descontento se reflejó en la derrota electoral, y la recuperación relativa en las elecciones de noviembre con respecto a las PASO no significa que se haya retomado una senda de esperanza. Este es el trasfondo de los roces al interior de la coalición gobernante, expresión del desencanto de millones con un rumbo que, en el fondo, tuvo más de continuidad que de cambio con respecto a los años macristas. Los audios de Vallejos, o la carta de Cristina posPASO buscan mantener esa desilusión dentro de los marcos del Frente de Todos, posando como un ala combativa para evitar la pérdida de base social pero sin dejar de sostener al gobierno.

Una oposición que no entusiasma a nadie

La oposición tampoco tiene mucho para festejar. Pese al triunfo, la diferencia lograda no le alcanzó para el objetivo de soñar por anticipado con la victoria en 2023. Es que, después del desastre del macrismo en el gobierno, es difícil generar expectativas más allá de mantener una base social de los sectores más acomodados y privilegiados de la sociedad. Al mismo tiempo, a las disputas internas entre halcones y palomas del Pro, se sumó la crisis al interior de la UCR. En última instancia, lo que está en cuestionamiento es el régimen político que se intentó costurar después de que la rebelión del 2001 liquidara el bipartidismo tradicional. A 20 años de aquella rebelión puede decirse, sin hacer traslaciones mecánicas, que la crisis del régimen tiene significativas similitudes: sobre todo el descreimiento en la casta política y en las instituciones.

Crece la polarización

En este contexto, un dato importante del 2021 es que surgen nuevas alternativas a derecha y a izquierda de las principales coaliciones, poniendo a la Argentina a tono con lo que sucede a nivel mundial. Por un lado crecieron los liberales, cuyo programa consiste en un aumento de la superexplotación del pueblo trabajador para beneficiar a los capitalistas. Es un elemento a tener en cuenta y enfrentar para que no se fortalezcan. Aunque no puede minimizarse el hecho de que haya sectores que ante el fracaso de lo viejo, miren a este sector como alternativa, todavía su influencia es menor a la que promocionan los medios de la derecha y del oficialismo. Unos preparando la posibilidad de una salida más reaccionaria. Otros para auto erigirse como mal menor frente al “cuco de la derecha”, cuando es su propia política la que alienta y fortalece a estos sectores.

Lo nuevo: la izquierda emerge como un actor político de peso

El Frente de Izquierda Unidad se colocó como tercera fuerza nacional. Aunque todavía lejos de las dos coaliciones mayoritarias, se trata de un hecho político que genera preocupación en los de arriba. Fue una elección histórica en distintas provincias, como Jujuy, y se perforó el dique de los barones del PJ en distritos fundamentales del conurbano, la mayor concentración obrera y popular del país. Este resultado muestra que sectores importantes del pueblo trabajador comienzan a abandonar el FdT y a mirar a la izquierda con expectativa.

Este crecimiento no debe medirse sólo por el resultado electoral, tiene una base estructural: un aumento de la influencia en fábricas, empresas, barrios populares y en los movimientos sociales, ambientales y de género. La movilización contra la deuda y el FMI del sábado 11/12 que impulsó el FITU, articulando con más de 100 organizaciones y desbordando la Plaza de Mayo, se transformó en un hecho político nacional que mostró la potencialidad que existe hacia el futuro. Este dependerá de dos factores: que se profundice la ruptura de franjas del movimiento obrero y de masas con el FdT, cuestión que sucederá a medida que este implemente los planes del FMI, y que desde el FITU asumamos el desafío para transformarnos en una alternativa de poder.

Luchas y nuevas direcciones

La burocracia sindical, en todas sus variantes, actuó como sostén del gobierno. Dejaron pasar despidos y suspensiones, apoyaron o hicieron silencio ante el anuncio del fin de la doble indemnización y del limitado decreto de prohibición de despidos, y hasta firmaron convenios flexibilizadores como el de SMATA en Toyota. La borrada de la burocracia explica que no haya habido luchas de envergadura nacional. Sin embargo, existieron luchas muy importantes durante todo el año. En la primera línea estuvieron los trabajadores y trabajadoras de la salud, presentes en las distintas provincias y con la emblemática lucha de los elefantes neuquinos. Hubo luchas docentes en casi todo el país, también en distintas fábricas contra despidos y suspensiones, por paritarias o condiciones de trabajo. La autoconvocatoria de choferes por fuera de la UTA también fue significativa, porque expresa un fenómeno que recorre al movimiento obrero: el surgimiento de nuevos dirigentes y activistas. Un proceso que tuvo también expresiones electorales: el amplio triunfo de la Lista Negra en el SUTNA, la recuperación de ATEN capital, el triunfo de la oposición docente en Chubut, de la multicolor en la junta interna de ATE educación en Tigre y otras. Las maniobras de todas las burocracias (de gremios de la CGT como de las fracciones de la CTA) y los fraudes están la orden del día para evitar que el clasismo y la izquierda crezcan también en las elecciones sindicales. Este proceso es fundamental para el surgimiento de una nueva dirección sindical y tenderá a desarrollarse. El rol de los sectores clasistas y del Plenario del Sindicalismo Combativo será clave. Al mismo tiempo, la consolidación de una nueva dirección sindical estará ligada al desarrollo de la izquierda clasista.

Las perspectivas para el 2022

El año que viene estará dominado por el acuerdo con el FMI y sus consecuencias, que se expresan en el presupuesto de ajuste de Guzmán. Las exigencias del Fondo son claras: reducción del déficit fiscal, achicamiento o eliminación de la brecha cambiaria, reducción de la emisión monetaria y reformas estructurales. Implica una ofensiva contra el pueblo trabajador que traerá tarifazos, devaluación, con el consiguiente aumento de precios, ajuste salarial e intentos de reforma laboral y jubilatoria entre otras medidas. Al mismo tiempo significará la profundización del extractivismo saqueador y depredatorio, para obtener los dólares que permitan hacer frente a los compromisos de deuda. Todo un programa contra el pueblo trabajador. Para poder aplicarlo buscan un acuerdo nacional de todas las variantes políticas del sistema -el FdT, Juntos por el Cambio y los liberales- que implica el compromiso para enfrentar, con todas las herramientas, la resistencia de la clase obrera y los sectores populares. El empoderamiento a las fuerzas represivas y la condena de Arakaki y Ruiz muestran el camino del gobierno, la oposición, la burguesía y la burocracia. Sólo la izquierda, junto a las y los luchadores, enfrentará este plan de manera consecuente. La nuevas confrontaciones, con dinámica a ser cada vez mayores, si se extienden, coordinan, y unifican pueden derrotar los planes de los de arriba y poner en crisis al régimen. Esa es la perspectiva a la que apostamos y para la que nos preparamos.

 


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