La decisión de Máximo y CFK de que sus diputados y senadores voten contra el acuerdo gobierno-FMI se convirtió en un salto en la crisis del Frente de Todos, más allá de no haber obstaculizado el avance del acuerdo. El debate visualizó diferencias, evidenció disputas, cuestionó al frente de gobierno que sin romperse como tal, marca a las claras que algo está bastante roto, como lo evidencia el cruce de cartas entre intelectuales de ambos lados. El sector de Alberto Fernández y Massa se movió a derecha con Juntos por el Cambio y el FMI. La pregunta obligada es ¿hacia dónde va el kirchnerismo?
Escribe: Sergio García
La crisis económica y social marca nuevas tensiones y se combina con la crisis política del Frente de Todos. Crece la incertidumbre sobre el futuro de la coalición de gobierno, y se escuchan fuertes declaraciones: “Si gobernar es ejercer el poder o morir en el intento no estamos haciendo ninguna de las dos cosas… Me hace acordar a esos directores técnicos que dirigen con miedo, que tratan que no salte el fusible, que no arriesgan, que van al resultado, que en definitiva no juegan, que era lo que mejor hacían… Prometimos que íbamos a volver mejor y volvimos al pedo”.
Estas palabras reflejan gran decepción. Las disparó el actor y humorista popular “Dady” Brieva, quien hace años apoya al kirchnerismo y a Cristina en particular. Las declaraciones se viralizaron por el peso mediático del autor, pero hay miles de votantes del Frente de Todos que sienten una frustración similar.
Alberto y Massa, a derecha
El gobierno actual llegó supuestamente a terminar con el modelo macrista, su estafa junto al FMI e investigar el destino de la plata que según Alberto “se fugaron los amigos de Macri”. Dos años después, la mayoría del gobierno legaliza un fraude millonario en el Congreso. Así salvaron la cabeza de Macri que queda libre de culpa, y vuelven a endeudar al país por más de diez años, debilitando nuestra soberanía con una supervisión trimestral del FMI, que actuará en paralelo al ajuste acordado.
Esta ruptura con lo prometido en campaña no se reduce a este desenlace fondomonetarista. Hablamos de decisiones de gobierno que llegaron al punto de eliminar el IFE en medio de la pandemia. El impulso a un modelo extractivista con las mismas corporaciones saqueadoras y destructoras de la vida, las aguas y suelos, que actuaban en alianza con Macri.
Hablamos de un gobierno que retrasa jubilaciones y salarios de millones, y deja avanzar la inflación cada mes con complicidad e impotencia. Nos referimos a un gobierno que mantuvo los niveles de pobreza que el macrismo había hecho crecer. Falta trabajo digno, planes de vivienda y créditos baratos, pero el poder financiero está autorizado por el gobierno a fugar millones y enviar “legamente” ganancias a sus casas matrices en el exterior.
Cristina, Máximo y las transformaciones
“Es el instante cruel donde la moderación se transforma en impotencia. Deciden bajarle la intensidad a la política y, como efecto no deseado, suprimen a la política. Proponen ir despacio pero terminan inmóviles. Pretenden hablar suave pero se vuelven inaudibles. Todo lo que se presenta moderado termina siendo débil y sin capacidad transformadora”.
Con esta crítica certera, los intelectuales kirchneristas contestaron la carta impulsada días atrás por referentes afines al presidente. Como relato de la realidad presidencial lo dicho en la respuesta pinta por entero al albertismo. Sin embargo, el debate está en cómo lograr la “capacidad transformadora” que se quiere tener.
No olvidemos dos cuestiones claves que también hacen parte de la realidad. Una es que si hoy existe el “albertismo” en torno a un modelo de “moderación e inmovilismo”, es a consecuencia de la decisión equivocada de CFK de darle la presidencia del país. Alberto no cambió; siempre fue moderado y tendiente a la asociación con corporaciones y el stablishment. No hay motivo para sorprenderse, y sí para ver lo incorrecto del proyecto original del Frente de Todos.
En segundo lugar, tampoco olvidemos que bajo los gobiernos de Néstor y Cristina no hubo ninguna transformación progresiva ni cualitativa en la estructura económica, social y política del país, que siguió siendo desigual y al servicio de una minoría privilegiada de capitalistas. Hubo sí momentos de una mejor situación económica que permitieron otorgar parciales medidas sociales, las cuales se redujeron cuando la crisis económica fue mayor. Así, finalmente en medio del descontento social, el peronismo kirchnerista perdió las elecciones contra el macrismo.
Quien no se plantea transformar los resortes esenciales de la estructura capitalista actual, no puede transformar nada. Y CFK parte de defender el modelo capitalista que demuestra su fracaso en la realidad. Utiliza su prestigio para explicar que no hay mejor capitalista que ella, que han sido pagadores seriales de deudas externas, y que en su gobierno los empresarios han ganado más que nunca. Todas verdades que explican por qué llegamos hasta acá sin verdaderas transformaciones estructurales a favor de las mayorías populares. Con esa equivocada estrategia política, las limitaciones y nuevas decepciones no vendrán solamente desde el albertismo.
Frustraciones sistémicas
La crisis actual del Frente de Todos trae un debate que sin ser nuevo, recobra actualidad: qué modelo político, económico y social hace falta construir.
O como dicen Cristina y Máximo, irremediablemente hay que mantenerse dentro de un capitalismo dependiente en convivencia con corporaciones y el poder financiero, porque así es posible lograr una sociedad más justa repartiendo mejor las ganancias en acuerdo con los capitalistas. Incluso, conviviendo con el flagelo de la deuda externa, pero en el marco de un acuerdo de pagos un poco mejor que el de Guzmán. O por el contrario es irremediablemente necesario romper con todo este modelo, y convocar a las mayorías populares a que se movilicen para confrontar de verdad contra los poderes de turno, abriendo un camino alternativo.
Convencida de su cuestionable modelo, la dirigencia kirchnerista se debate qué hacer. Si acelerar la pelea por las candidaturas de 2023 o si directamente terminar con la experiencia del Frente de Todos. Sucede que, por su concepción política, le será muy difícil tender a romper con el PJ tradicional ni con nadie que le impida mantenerse en el poder. Y es la convivencia con esos actores políticos y la defensa del sistema imperante, la garantía de nuevas frustraciones para miles de trabajadores y jóvenes que honestamente han apoyado estos años al kirchnerismo y hoy viven en plena incertidumbre. A todas y todos ellos les proponemos iniciar otro camino.
Con la izquierda y el FIT Unidad
Vivimos un nuevo acuerdo con el FMI que nos trajo el gobierno y Juntos por el Cambio, a la vez que los libertarios se proponen avanzar aún más por derecha. Frente a todo esto, hace falta fortalecer un polo político y social a la izquierda.
Ese polo unitario tuvo dos grandes demostraciones de fuerza contra el FMI en Plaza de Mayo, articulados por el Frente de Izquierda Unidad, y similares iniciativas que desplegamos frente al Congreso en las jornadas donde diputados y senadores votaron el nefasto acuerdo. También este 24 de marzo, desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, se expresará una gran columna unitaria contra el ajuste y el FMI.
La tarea es fortalecer la unidad de la izquierda lograda en el FIT Unidad, hacerla más grande y sólida, más unida en cada lucha política y social. Elevarla más allá de lo electoral, convertirla en un lugar activo para miles de independientes que quieren protagonizar y no tan solo apoyar con su voto. Desde el MST proponemos poner al Frente de Izquierda Unidad en esa perspectiva, siendo convocantes frente a trabajadoras, trabajadores y la juventud que hoy decepcionada, busca nuevos caminos tras su mala experiencia con el Frente de Todos. Demostrando en los hechos que frente a las disputas por arriba y dentro de viejos aparatos, hay espacio político para engrandecer un proyecto anticapitalista y socialista. A esta apasionante y estratégica tareas invitamos a sumarse.