Nuevo mes, nuevo récord. La inflación interanual trepó hasta el 58%: la mayor inflación interanual de los últimos 30 años. El mes pasado tuvimos el récord de la mayor mensual registrada en los últimos 20 años. Así van las cosas, parece que la ya olvidada «Guerra contra la inflación» que hubo de comenzar el viernes 18 de marzo según el presidente lleva a una clara conclusión: Hay que cambiar de Comandante en Jefe para intentar realmente combatirla.
Primer cuatrimestre del año 23,1% y sigue en aumento. El 6% del mes de abril muestra que la dinámica inflacionaria está lejos de ceder. Al contrario, se mantiene en márgenes alarmantes. Además, en lo que va del año la acumulación inflacionaria nos coloca en el segundo lugar de la inflación mundial superando a Venezuela (16,3%) y solo por detrás de Turquía (31,7%). De esta manera, la bandera argentina supera el tercer lugar con el que había terminado en el 2021.
Entre el 65% y el 100%. Las hipótesis inflacionarias para el 2022, depende la fuente, se encuentran dentro de estos márgenes. Lo más probable es que se supere el 65%, pero más allá de esto lo que es claro es que el primer semestre del año va a superar la estimación de la inflación anual hecha por el Gobierno. Tal es así que el techo salarial anunciado en enero del 30% fue duplicado en los últimos aumentos paritarios. Adelantos paritarios que fueron impulsados por el Gobierno para intentar salvar a la burocracia sindical y apoyarse en ella frente al aumento de la conflictividad social producto de la pérdida del poder adquisitivo.
Se recalienta la situación social. La marcha federal fue la respuesta y contracara de la situación económica. Un hecho político de magnitud que tiene nuevamente a la izquierda como protagonista de las mayores movilizaciones contra el actual estado de cosas. La burguesía aprendió del argentinazo que es necesario contener a los sectores más pauperizados para que no se produzca un quiebre social. Pero eso no alcanza para lograr contener el descontento social: el ajuste, la inflación, la devaluación y cumplir con las metas del FMI disminuyen el margen de maniobra.
Se vienen los tarifazos. Una de las vías de la reducción del déficit fiscal exigido pasa por eliminar los subsidios a la energía, que encima producto del aumento de la misma tiene aún más peso que cuando se firmó el acuerdo con el fondo. Ya comenzaron las audiencias públicas que muestran también la crisis en el propio bloque de poder. Alberto y Guzmán se muestran inequívocos al respecto y el sector K solo hace circo: se queja, denuncia, tiene declaraciones pomposas pero todos se quedan el en gobierno.
Más tarifas, más pobreza, más inflación. La efectivización de los aumentos a la energía empeorará la situación. Impulsará la inflación por el aumento directo de las tarifas, que es para todos los sectores sociales, más allá de la mentada «segmentación». Y de manera indirecta también se trasladará a los costos. Aumentará la pobreza y la indigencia porque el encarecimiento empujará a más franjas de la población a la miseria y a la falta de acceso a bienes esenciales.
Más se paga, más se debe. Una vez más se corrobora este axioma. La inflación ha disparado la deuda pública. Los intereses de ésta, al estar atados a la inflación, han aumentado exponencialmente la deuda del Estado. Según el economista Marcos Buscaglia la deuda pública indexada aumenta a un ritmo de $16.600 millones de pesos al día.
Crisis económica mundial y guerra. La inflación es un fenómeno mundial que ha llegado a los países más estables del mundo. La inflación interanual en EEUU llegó al 8,3%. En la eurozona la misma en marzo fue del 7,5%. Esto obedece a la crisis capitalista, la pandemia y la guerra en Europa. Más que excusas para la Argentina, todos estos condicionantes externos hacen más frágil la situación de un país como el nuestro. Además, es claro que todos estos problemas obedecen a la misma raíz: la crisis civilizatoria del sistema capitalista.
Especulación, remarcación, emisión y sumisión. Más allá de estas situaciones externas hay claros problemas endógenos. El primero, es la entrega de la soberanía política e independencia económica con el acuerdo con el FMI. La inestabilidad social y política no permite al Gobierno atacar como necesita al conjunto de la población infligiéndole derrotas contundentes para pasar todo el plan. Tampoco se enfrenta con el poder económico nativo. Este es un combo explosivo y el Gobierno camina cada día más cerca de la cornisa.
Crisis política y polarización. Mientras Alberto intenta ganar tiempo para aplicar el ajuste se va desarrollando una mayor polarización política. Es por esa vía que propuestas como la del payaso de Milei ganan peso y se encuentran con espacio para avanzar frente a la utópica salida kirchnerista que solo ayuda a que estas variantes se fortalezcan. Por otro lado, la izquierda viene siendo un actor inocultable de la lucha en las calles y la contracara real al proyecto de los liberfachos, aunque no logra aparecer como una opción de poder frente a millones.
Un plan alternativo. La única salida posible es romper con el FMI, recuperar la independencia político-económica y llevar adelante un plan económico obrero de emergencia que arranca por volcar la plata de la deuda externa al desarrollo de un plan económico obrero. Esto solo lo puede llevar a delante la izquierda. Si no cambiamos todo, nada cambia. Sumate a nuestro proyecto y derrotemos junto a los liberfachos y a los falsos progresismos que le dan pasto.