Este es el séptimo año que nos encontramos en las calles exigiendo el fin de la violencia de género. Con nuestras luchas logramos leyes, pero en manos de quienes decretaron “el fin del patriarcado” siguen siendo poco más que papel mojado: ¡presupuesto ya!
Escribe: Jeanette Cisneros, Juntas y a la Izquierda-MST
Allá por 2015, la bronca crecía por abajo al hacerse visibles decenas de femicidios. Vimos el rol de la policía cómplice y la justicia encubridora de los violentos, el gobierno ausente y los grandes medios revictimizando a las víctimas. Nuestras propias estadísticas mostraban que en aquel momento había un femicidio por día. Hubo muchas promesas y luego Alberto Fernández creó el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, pero el drama sigue hoy, con 130 víctimas en lo que va de este año(1).
Durante el aislamiento por la pandemia el abuso sexual fue el delito que más creció, alcanzando unas 60 denuncias por día(2).
En lo que va de este año, ya hubo 322 denuncias por abusos sexuales a las infancias(3).
Durante el año pasado, la línea telefónica 144 recibió 113 mil llamados, de ellos sólo se derivaron 25 mil y hay datos sobre cuántos casos tuvieron solución.
En la “post” pandemia y con el plan económico del FMI, la precariedad de nuestras vidas y, por lo tanto, la violencia van en aumento. La dependencia económica y el aislamiento profundizaron el abuso psicológico y físico, fortaleciendo el círculo de la violencia. Según Economía Feminista, al analizar la Encuesta Permanente de Hogares se confirma que aumentó la feminización de la pobreza, ya que las mujeres representamos el 70% de esa escalofriante estadística y encabezamos las cifras de desocupación y subempleo(4).
Además, es notoria la violencia ejercida desde la impunidad del poder político, como el senador tucumano José Alperovich o el funcionario cordobés Diego Concha e incluso en instituciones deportivas, como el futbolista Sebastián Villa.
Desde 2015, en el 8 de Marzo hemos realizado un paro nacional y tres paros internacionales, denunciando al Estado y exigiendo respuestas para evitar todas esas muertes. También hicimos marchas en los 3J y otras fechas. Y, como lo mostraron la reciente Marcha Federal y los acampes de los movimientos sociales en todo el país, la miseria tiene cara de mujer e infancias, pero la resistencia también.
Movilizadas desde hace años en las calles porque vivas y libres nos queremos, logramos conquistar muchas leyes: la Ley de Educación Sexual Integral, la Ley de Identidad de Género, la ley para prevenir y erradicar la violencia de género, la Ley de Interrupción voluntaria del Embarazo, la ley de inclusión laboral trans, la ley de patrocinio jurídico gratuito para víctimas de violencia de género, la Ley Micaela de formación en perspectiva de género para todo el personal estatal… Un largo camino de lucha feminista nos permitió llegar hasta acá. ¿Pero se cumplen en forma efectiva todos esos derechos? ¿Quiénes, cómo y con qué presupuesto aplican esas leyes? ¿Cómo está el movimiento de mujeres para exigir respuestas y lograr soluciones?
El Ministerio unicornio
Un unicornio es una ilusión, hermoso pero irreal. Este gobierno del Frente de Todos se pintó de color violeta, quiso apropiarse de la marea verde, y prometiendo que el Estado se haría responsable, creó un ministerio nuevo. Lógicamente, abrió expectativas. Pero veamos cómo funciona:
Durante 2020, uno de los momentos más difíciles para las mujeres y disidencias, subejecutó (o sea aplicó menos fondos de los pocos que tenía) y reorientó partidas, mientras su única estrategia ante la violencia de género fue errónea: el barbijo rojo.
En 2021 ejecutó en total 17 mil millones de pesos, que significan apenas 67 pesos por mujer por mes, de lo cual en su gran mayoría son sueldos: una verdadera miseria(5).
De las denuncias recibidas a la línea 144 derivó sólo la cuarta parte, pero no hay certezas de cuántas resolvió.
El Programa Acompañar, que sería el mayor gasto, sólo alcanza para alquilar una pieza por seis meses. ¿Esa es toda la “autonomía” que le proponen a las mujeres víctimas de violencia machista?
Durante toda la pandemia no implementó ni una sola política pública específica para las travestis y personas trans, más afectadas por la crisis, sino que se limitó a administrar unos 5.000 planes sociales del Ministerio de Desarrollo Social.
Y ahora pretende reducir la desigualdad de género en las tareas domésticas del cuidado con algunos días más de licencia laboral.
En estos días, la ministra Elizabeth Gómez Alcorta realiza una suerte de maratón nacional en vistas a la campaña electoral 2023, pero de su boca no se escuchan propuestas que cambien materialmente nuestras vidas. Sólo se concentra en su “batalla cultural”, que vemos en Twitter, pero está lejos de escuchar y resolver las demandas concretas de las mujeres y las disidencias de los sectores populares.
Desde ya, repudiamos la propuesta reaccionaria de Milei de disolver dicho Ministerio. Nuestra propuesta es la opuesta: fortalecer su presupuesto y dotarlo de una gestión activa que deje atrás tanto relato al cohete y coordine acciones efectivas con las organizaciones feministas y sociales, que somos quienes conocemos de cerca los problemas reales.
La deuda es con nosotras y nosotres
Si somos protagonistas de las luchas por nuestros derechos, tenemos que ser protagonistas de las decisiones que se tomen, y el gobierno debe aportar los fondos necesarios para encarar y resolver una problemática que es urgente. Nuestras vidas valen más que su acuerdo con el FMI para legitimar una deuda fraudulenta e ilegítima.
Un plan serio e integral para enfrentar la violencia de género debería incluir la aplicación efectiva de la ESI como herramienta de prevención; la apertura de al menos una casa-refugio cada 30.000 habitantes (como recomienda la ONU) y programas de reinserción habitacional y laboral para cortar la dependencia económica aliada de la violencia machista; la compra de tobilleras electrónicas para el monitoreo de los violentos y las perimetrales, y la detención preventiva inmediata del violento en casos de riesgo grave y equipos interdisciplinarios permanentes para decidir rápidamente los pasos a seguir.
El tema justicia merece un párrafo aparte, porque conocemos su actitud patriarcal y de clase. Frente a la abstracta propuesta kirchnerista de una “reforma judicial feminista”, que no se sabe en qué consiste, la forma de incluir la voz popular y de las mujeres es elegir los jueces y fiscales por voto universal y los juicios por jurados con vecinos y vecinas sorteados del padrón electoral. Lo demás es chamuyo inútil.
Desde el primer 3J gritamos Ni una menos y luego Vivas y libres nos queremos. Nos enfrentamos a los violentos, a la policía, a la justicia y al gobierno versero. En contextos de crisis cómo este, somos nosotras quienes estamos en la primera línea de lucha: desocupadas, enfermeras, docentes y demás trabajadoras por salario y trabajo genuino. Ponemos nuestros cuerpos contra el saqueo extractivista y contaminante. Por justicia y reparación para las infancias víctimas de abusos sexuales. Por separar Iglesia y Estado, para que dejen de encubrir curas pedófilos y bancar los sueldos y los colegios religiosos de los antiderechos de siempre.
Con estas banderas, entre otras, nos preparamos con fuerza para viajar al 35º Encuentro plurinacional de mujeres y disidencias, del 8 al 10 de octubre en San Luis. Sumate a nosotras y nosotres en todo el país para unir nuestros reclamos, en la perspectiva de tirar al patriarcado junto con el capital.
1. http://observatorioluciaperez.org/
2. https://www.lanacion.com.ar/seguridad/crecio-la-violencia-de-genero-y-cada-dia-60-mujeres-son-victimas-de-abusos-nid21092021/
3. https://www.lanacion.com.py/pais/2022/05/04/reportan-622-denuncias-por-abuso-en-ninos-y-adolescentes-en-solo-tres-meses/
4. https://ecofeminita.com/recuperacion-economica-como-estan-las-mujeres/
5. https://www.baenegocios.com/economia/Como-se-uso-el-presupuesto-del-Ministerio-de-las-Mujeres-en-2021-20220109-0001.html