Pese al tremendo ajuste realizado en el primer trimestre del año, con un sobrecumplimiento de las metas impuestas, el Fondo adelantó la primera revisión que estaba planeada para el 10 de junio. Vienen a exigir más ajuste, bajar los subsidios y acumular reservas para poder pagar la deuda. Pero dejan correr la inflación que se come los salarios de los trabajadores.
Escribe: Gerardo Uceda
A pesar que el ministro Guzmán viene siendo un aplicado alumno de los buitres y cumplió las metas impuestas para el primer trimestre -bajar el déficit fiscal y la emisión monetaria y acumular reservas en dólares- el FMI parece no estar ni seguro ni conforme, por eso adelantó la misión. Sería virtual por temor al malestar social y los líos internos en el Frente de Todos. No quieren irritar aún más al pueblo ni desestabilizar al alicaído gobierno.
El ajuste que sufrimos todos fue tan grande que lograron superar lo pactado con el FMI en cuanto a déficit primario (bajaron 29.000 millones «extras»), aumentaron los ingresos reales con mayor recaudación (por el rebote de la economía y por los aumentos de precios), el BCRA giró un 48% menos de lo esperado y las reservas, tan importantes para poder pagarle al propio Fondo, acumularon 4.061 millones. Sin embargo los buitres quieren más, siempre más y de eso vienen a asegurarse, de que sigamos cumpliendo y que las dificultades externas e internas del gobierno no le hagan aflojar el ritmo de ajuste.
Las exigencias
El marco es el de la crisis mundial. Se disparan los precios del crudo y los granos por la guerra, con una inflación promedio mundial del 6-7% aún en países desarrollados producto de esto y de la emisión monetaria de la pandemia, con cierta recuperación del consumo y una Reserva Federal que al aumentar su tasa de interés seguramente atraerá hacia sí los capitales de todo el mundo, en especial los de los países dependientes como el nuestro. En nuestro país la cosa está peor, con una inflación superior al 65% cuando la meta pautada era del 48%, con la bronca popular subiendo al ritmo de la inflación y previendo más reclamos de desocupados y trabajadores por lo mismo, sumado a la crisis interna en el gobierno.
En ese contexto la misión del FMI se adelanta para intentar garantizar que se junten las reservas necesarias para que les paguemos la deuda comprometida. Así exigirán bajar los subsidios a la energía (la mayor parte de las divisas que se fueron al exterior en estos meses) y se suban aún más las tarifas. Aumentarán el cepo a los dólares para evitar la salida por la vía del turismo. Buscarán limitar las importaciones de bienes de capital, aunque frene el abastecimiento necesario para el crecimiento. Es que el FMI ve que se acumularon reservas en el trimestre de apenas U$S 443 millones, a pesar de que el campo, por la cosecha récord, permitió ingresar U$S 11.000 millones. Y de lo que se trata, por lo menos eso quiere el FMI, es de acumular por lo menos U$S 5.800 millones, que a su vez serán destinados a pagar la propia deuda.
En concreto el FMI ve que si bien se cumplieron las metas del primer trimestre la cuestión está muy complicada para mayo y junio, donde hay que pagar vencimientos por U$S 3.800 millones. Para hacerlo la Argentina, como no acumula reservas genuinas, podría recibir unos U$S 1.400 millones de un crédito «global» y el desembolso del FMI (si cumple y la misión lo aprueba) de unos 4 mil millones más. Como vemos, siempre lo mismo: ajuste brutal. Y al no alcanzar nos «prestan» plata para que se la giremos de inmediato a ellos, aumenta más la deuda y… viene más ajuste.
Como manda el acuerdo fraudulento
Cada una de las revisiones tendrá igual objetivo: exigir más y más cumplimiento de las metas a expensas de incrementar la pobreza y la sumisión. Un acuerdo que más allá de las críticas y debates, dejaron correr todos en el Gobierno y por supuesto la oposición de JxC y Milei. Porque acuerdan con seguir pagándole al FMI y los buitres; ésta y la anterior deuda, por eso convalidaron la estafa que significó el acuerdo primario con el FMI de marzo. Se aceptó pagar la fraudulenta deuda contraída por el macrismo, que como todos sabemos fue fugada en su mayor parte. Esto nos lleva que estemos sometidos económica y políticamente a los mandatos del imperialismo y sus organismos. Los ejes de este acuerdo son clarísimos, y consisten en bajar el déficit fiscal reduciendo empleos públicos y salarios, ayuda social, bajar presupuestos en obra pública, salud, educación etc., también la devaluación progresiva del peso, lo que al potenciar la inflación permite licuar los salarios de los trabajadores progresivamente. Y todo esto con un solo fin, que el Estado argentino pueda acumular dólares para pagar esta estafa.
El acuerdo con el FMI abre la puerta a que nos supervisen no sólo las cuentas, sino cada una de las políticas que podría tomar el gobierno para enfrentar la brutal crisis que atravesamos. Ya tenemos los primeros resultados de esta pérdida de la soberanía: el aumento de todas las tarifas, la devaluación diaria del peso, con la consecuente inflación creciente y la quita de la asistencia social limitando planes sociales, etc. que son sólo el inicio de lo que pretende el FMI para el país y que gobierno y oposición de derecha convalidaron.
No sirve blanquear a los fugadores para pagar
La iniciativa del bloque de senadores k, de presentar un proyecto de ley para crear un «Fondo Nacional de cancelación de la deuda con el FMI», parece una burla frente al ajustazo que estamos sufriendo los trabajadores y el pueblo. El kirchnerismo, siempre en su afán de diferenciarse de Alberto pero sin tocar la esencia del plan económico, propuso que los que fugaron miles de millones de dólares pongan un 20% de lo fugado y lo paguen en dólares como «aporte especial». Se trata de un saludo a la bandera porque como el kirchnerismo no tiene mayoría, necesitaría de los votos de la oposición para lograr que se vote, cosa que obviamente no sucederá. Pero aún si lo lograran, sería otra convalidación más de una estafa y robo. Si fugaron (se estima que más de U$S 300.000 millones) deben ir presos y responder con la totalidad de sus activos y dinero, no pagar una dádiva del 20% y así blanquear todo lo robado.
Las medidas que hacen falta
Para salir de la crisis y acabar con el ajuste hay que hacer lo opuesto a lo que hacen Guzmán y Fernández y tampoco dejarse engañar por los fuegos artificiales del kirchnerismo siempre empeñado en aparecer un poco a la izquierda del gobierno para no perder los votos del 2023.
Hay que desconocer de inmediato el reciente acuerdo con el FMI, impedir sus revisiones de cuentas y más al fondo desconocer toda la fraudulenta e ilegal deuda externa. Así no sólo recuperaríamos los miles de millones de dólares que ingresan al país sino también la soberanía que entregamos en manos de Alberto.
En vez de impuestos a la ganancia extraordinaria o impensada, lo que hay que imponer es una reforma tributaria real donde de manera progresiva y permanente pongan más los que más ganan y no el pueblo.
A los fugadores seriales no hay que sacarles el 20%, hay que confiscarles todos sus bienes y cárcel por el delito cometido, con la obligación de que repatrien el 100% de lo fugado. Y además hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar que sigan con sus maniobras. Esa plata es para la deuda social, por supuesto.
Sólo con medidas iniciales como éstas empezaríamos a salir de la crisis crónica que arrastramos y que ha trepado a niveles insoportables. Sólo así empezaríamos a pagar la deuda interna con el pueblo y podríamos tener aumentos salariales, de jubilaciones y planes sociales para que cubran la canasta familiar y salir el 40% de pobreza que padecemos desde hace décadas. Así también habría divisas para encarar un plan de obras públicas y viviendas que dé trabajo a millones y aumentar los presupuestos de salud y educación que necesitamos de manera urgente.