El 1º de junio, nuestro dirigente Alejandro Bodart presentó en el INADI una denuncia contra la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) por su doble discriminación: racismo antisemita contra los palestinos e intento de censura por nuestras críticas al Estado de Israel. Reproducimos extractos de dicha denuncia.
Se denuncia discriminación por partida doble:
1. Por un lado, al defender al Estado genocida de Israel y su violento accionar cometen antisemitismo, es decir discriminación contra millones de personas que constituyen la enorme mayoría de los pueblos semitas, es decir los pueblos árabes en general y el pueblo palestino en particular.
2. A la vez, al plantear demandas contra mi persona y mi partido, el MST en el FIT Unidad, por nuestras críticas al Estado de Israel y al sionismo cometen discriminación con el pretexto de nuestra ideología y opinión política, buscando coartar nuestro derecho democrático a la libertad de expresión.
A nuestro juicio, ambas razones confirman el carácter estructuralmente totalitario de todo el movimiento sionista y del Estado israelí que reivindican.
Según la acepción más corriente, se entiende por antisemita a quien muestra hostilidad hacia las personas de religión judía. No obstante, la Academia Real Española define como semita a quien «pertenece a alguno de los pueblos que integran la familia formada por los árabes, los hebreos y otros». La palabra semita surgió para designar a los descendientes de Sem, que según la Biblia fue el primogénito de Noé.
En materia de lingüística y antropología, el término semita contiene a la diversidad de pueblos que desde hace milenios habitaban y habitan el Medio Oriente y el Maghreb, cuya familia de lenguas abarca el árabe, el amárico, el hebreo, el maltés y el tigriña (vivas), así como el acadio, el arameo, el fenicio, el ge’ez y el yehén (extintas). Comete antisemitismo, entonces, toda persona u organización que menoscabe los derechos básicos de uno o más pueblos semitas, incluidos por supuesto los árabes y palestinos.
La absurda pretensión política de igualar antisemitismo y antisionismo es más vieja que la injusticia. Sin embargo, ya en 2010 la Cámara de Apelaciones en lo Penal de la CABA sentó jurisprudencia al revocar la arbitraria condena contra un dirigente de izquierda dictada por un juez en base a la falacia de que «quien es antisionista es antijudío»(1). La propia DAIA anuncia su denuncia en contra nuestra titulando con esa cínica amalgama: «La DAIA demandará a Bodart por antisemitismo y antisionismo». A confesión de parte, relevo de pruebas.
Nuestra corriente política es antisionista y sostiene el ateísmo, pero a la vez defiende la libertad de cultos y repudia toda persecución religiosa, étnica y de cualquier otra índole.
El Estado de Israel se fundó a sangre y fuego en 1948 en base a ocupar la Palestina histórica, expulsar con métodos de limpieza étnica a cientos de miles de sus habitantes originarios árabes, arrasar sus aldeas, robar sus tierras ancestrales y asesinar a miles de personas. Dicen ser el pueblo elegido por Dios y consideran a su Estado teocrático como la patria judía. Sobre esa base, utilizan el repudiable Holocausto nazi de ayer para contrabandear su repudiable genocidio contra el pueblo palestino hoy.
Cabe aclarar para quien no lo sepa que no toda la población judía del mundo se considera sionista, sino que ésta es una determinada corriente político-ideológica, la que lamentablemente fundó y dirige el Estado de Israel, pero existen otros sectores judíos incluso explícitamente antisionistas. (…)
En 2018 su parlamento aprobó una ley constitucional que reafirma a Israel como «Estado nacional del pueblo judío», al hebreo como único idioma oficial -ya no así al árabe, que antes también lo era-, sólo reconoce el derecho de autodeterminación a los judíos, alienta las colonias sionistas en las cada vez más reducidas áreas palestinas y reafirma como capital a Jerusalén entera, buscando echar a los palestinos de la zona Este de la ciudad (capital palestina, según la ONU). Salvo que se quiera ocultar la realidad, toda esta política tiene un nombre claro: apartheid, racismo. Quien la defiende, como el sionismo, reivindica dicha segregación sistemática étnico-racial, religiosa y de lengua y nacionalidad u origen nacional contra el pueblo palestino. (…)
El presente caso se origina en dos simples tuits emitidos por quien suscribe esta presentación:
1. El 11 de mayo, en el campo de refugiados palestinos de Jenin, en Cisjordania, fuerzas armadas israelíes asesinaron a la periodista palestino-norteamericana Shereen Abu Akleh, reportera de la cadena televisiva árabe Al Jazeera. Condené dicho crimen mediante mensajes en mi cuenta de Twitter: «Esto es el sionismo, un ataque constante al pueblo palestino», «sionistas=nazis».
2. A su vez, el 15 de mayo se cumplieron 74 años de la Nakba (catástrofe, en árabe), cuando al otro día de creado el Estado de Israel las fuerzas sionistas iniciaron la limpieza étnica del pueblo de Palestina. Ante el aniversario, también tuiteé un mensaje político: contra «el Estado racista y genocida de Israel» y «por una Palestina laica y democrática, del río al mar».
De inmediato, varias entidades sionistas reaccionaron en forma virulenta contra mis expresiones: lo hicieron la DAIA, así como la Organización Sionista Argentina (OSA), el Centro Simón Wiesenthal Latinoamérica y B’nai B’rith Argentina, además de sionistas a título individual mediante insultos y amenazas. Y el 20 de mayo la DAIA a través de su apoderado nos envió sendas cartas-documento a mí y a mi partido político, exigiéndonos retractación o ratificación y amenazando con presentar denuncias «en caso de silencio o respuesta insatisfactoria» en el plazo de 48 horas. Allí livianamente se nos acusa de «incitar al odio», «banalizar el racismo» y «atentar contra la convivencia pacífica democrática», con la pretensión política de amedrentarnos. Es decir, por expresar opiniones críticas hacia el accionar de un Estado extranjero, como por otra parte hacemos a menudo respecto de otros Estados o del argentino mismo, una entidad sionista local nos pretende estigmatizar, demandar y censurar.
Semejante actitud antidemocrática de procurar silenciar toda ideología u opinión política crítica sobre Israel y sus crímenes o solidaria con la lucha del pueblo palestino nace del carácter totalitario y supremacista de ese Estado y de todo el sionismo. En cuanto a dicho intento de censura, lo consideramos discriminatorio (…)
Pero no nos van a acallar. Somos trotskistas, es decir reivindicamos nuestra pertenencia a una corriente política socialista revolucionaria, internacional e internacionalista que nació enfrentando el totalitarismo stalinista. Sufrimos también la persecución del nazismo, de los imperialismos y de cuanto gobierno totalitario o dictadura militar pisa este mundo, incluido desde luego el terrorismo de Estado genocida que asoló nuestro país. Esta presentación es parte de una lucha política e ideológica que seguiremos llevando adelante, en defensa de los derechos humanos y democráticos que Israel y el sionismo atacan.
Solidaridad con Bodart
Ante los ataques a Bodart por sus críticas al sionismo, recibimos una amplia solidaridad, incluida la de Tilda Rabi, presidenta de la Federación de Entidades Argentino-Palestinas, AEDD (Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos), CADEP (Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo), CADHU (Centro de Abogades por los Derechos Humanos), CeProDH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos), CMM (Colectivo Memoria Militante), CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), EMCF (Encuentro Militante Cachito Fukman), EPCT (Encuentro de Profesionales Contra la Tortura), Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia, H.I.J.O.S. Zona Oeste (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), SERPAJ (Servicio Paz y Justicia), CAJ (Comité de Acción Jurídica) y APEL (Asociación de Profesionales en Lucha).
También de los partidos del FIT Unidad, PTS, PO, Izquierda Socialista y MST, y la Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda: Diálogo 2000-Jubileo Sur Argentina; J. Gambina, B. Rajland, H. Blasco y D. Campione (CPI, Corriente Política de Izquierda), Democracia Socialista, Emancipación Sur, Proyecto Político Emancipatorio, Mesa Coordinadora Nacional de Org. de Jubilados y Pensionados, J. Acosta (FETERA), MULCS (Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social), Marabunta, PRML (Partido Revolucionario Marxista Leninista), C. Katz y E. Lucita (Economistas de Izquierda) y P. Bergel (ex diputado porteño); y Juan C. Beica (Convergencia Socialista) y siguen firmas…
1 Causa nº 3809-00/CC/2009, caratulada «Beica, Carlos y otros s/ infr. art. 3 Ley 23592 – Apelación». Sala II (3).