Desde hace días se difunden encuestas pre-electorales favorables a Milei. Inflado por los grandes medios y con un perfil outsider, el defensor del libremercado instala agenda y amaga con llegar a gobernar.
Escribe: Ana Paredes Landman, Concejal electa La Matanza Banca rotativa FIT Unidad
Sociedad Anónima, porque el crecimiento de Milei (un 20% en encuestas recientes) no es ni un fenómeno natural ni producto de su intelectualidad: tiene socios y tiene contexto.
Los socios son los que desde hace tiempo le otorgan horas de aire en las grandes empresas de comunicación. También actúa como trampolín el desencanto con el gobierno del Frente de Todos, que cede a la agenda de la derecha y retrocede ante los tractores de los más ricos de este país permitiendo que se empoderen y gerenciando la crisis. La experiencia hecha con quien se postuló como el remedio y fue más enfermedad, Macri y su espacio político (que hoy tambalea al calor de los cálculos electorales de varios que evalúan pedir el pase a los “anticasta”), es otra de las explicaciones.
Y tiene contexto, porque a nivel internacional la crisis motoriza una polarización que es social y genera estallidos populares en algunos países, pero también es política. Hay un hartazgo con los políticos de carrera y los partidos tradicionales, y hay una búsqueda en los extremos. Las recientes elecciones en Colombia son otra muestra de ese fenómeno, pero también están Perú, Chile y otros, en donde se ven outsiders de ultraderecha y de izquierda (en un sentido amplio). Pero nadie hace elecciones del 50%: salen a gobernar condicionados por el bajo nivel de legitimidad en las segundas vueltas, que son clima de época.
Neoliberalismo recargado
Los simpsonianos recordarán al Sr. Burns disfrazado de Jimbo para obtener la concesión de un pozo petrolero en la escuela de Springfield. Bueno, cuando Milei habla de anticasta, de la renovación y quiere hacer pasar sus ideas por nunca vistas ni padecidas, se ve un poco así.
Pero a pesar del perfil que se esmera en construir, Milei es un defensor de la peor de las castas: la de las corporaciones, los bancos, los monopolios y el FMI. La que gana millones explotando, precarizando, fugando capitales, haciendo extractivismo. Es decir, la casta que domina y se beneficia en este sistema capitalista.
En este marco, su orientación es la misma que aplicaron Cavallo y Menem y ya sabemos dónde termina(mos) la clase obrera y el pueblo en esa historia neoliberal, acá y en el mundo: en más hambre y más desigualdad.
Además, en las provincias estos “anticasta” se construyen en base a la vieja casta del PJ o la derecha, usan los pasajes del Congreso de la casta y reciben los sueldos de la casta. Eso sí: se oponen a nuestra propuesta de que los diputados de la casta ganen como una trabajadora de la educación, o viceversa.
El “derecho” a morir de hambre
Muchas de sus ideas ya las conocemos: a favor del libre mercado y los servicios privatizados, contra la regulación del Estado, a favor de recortar gasto público, contra la educación y salud públicas, contra la ayuda social y los derechos laborales, niega el cambio climático, defiende el extractivismo, quiere disolver el Ministerio de Género, contra el derecho al aborto y el cupo laboral travesti-trans, negador del genocidio, defensor de represores, a favor del gatillo fácil policial, el servicio militar y contra los piqueteros y reclamos sociales. Su agenda económica es muy parecida a la del FMI. ¿Casualidad? No lo creo.
Hace unos días, Fontevecchia, periodista y CEO de Perfil, impulsó un largo debate entre Milei y Grabois. Veamos algunas ideas que allí arrojó el liberfacho:
Una de sus “tesis estrella” es que el libre mercado es un mecanismo democrático regulado por los consumidores, que eligen qué consumir, y tienen el poder y la libertad de validar o hacer quebrar a los empresarios.
Nosotres le contestamos que la clase que domina el proceso de producción en una sociedad tiene también la capacidad de imponer sus ideas y el capitalismo está basado en la sobreproducción y el hiperconsumo. Es decir, el consumo no es libre en este sistema. Quienes dominan, lo orientan conscientemente hacia donde convenga: según la ganancia de los amigos de Milei, en este caso.
Otro de sus latiguillos es contra la intervención estatal y la planificación de la producción. Lo hace citando experiencias desastrosas reales, que utiliza para demonizar a la izquierda y argumenta que el Estado no sirve para planificar porque administra plata ajena, entonces no tiene conciencia del sufrimiento que supone perderla.
Nosotros le contestamos que el Estado no es un “ente neutral”, más o menos capaz técnicamente de administrar. El Estado tiene clase social: la de Milei. Y la anarquía de la producción en la que vivimos es el mecanismo que nos lleva a tener niveles de pobreza y hambre difíciles de explicar racionalmente. Es que las reglas de este juego de “libre” mercado no están orientadas según las necesidades sociales ni discutidas desde abajo, como defendemos los socialistas, sino orientadas por la ganancia capitalista, como defiende Milei.
Por supuesto, volvió a hablar contra el aborto, a negar la crisis ambiental, despotricó contra la construcción pública de viviendas, contra la existencia del salario mínimo, vital y móvil. Parece que aún no se entera que cada vez es mayor en nuestro país y a nivel mundial el fenómeno de trabajadores pobres. Por último, lo más categórico y que pinta de cuerpo entero su concepción sobre la libertad: dijo que todas las personas tienen opción de trabajar, así sea 10, 14, 18 horas o morirse de hambre; que hay “derecho a elegir”…
“Nunca pasó hambre”, dirían en cualquier barrio popular de Ushuaia a La Quiaca.
Adonde vayan los iremos a buscar
En este artículo puntualizamos en el caso de Milei, como cara visible de un movimiento que en Argentina incluye a Espert pero que, como dijimos, tiene su correlato en otras figuras y movimientos a nivel mundial producto de la polarización. Su agenda es contra todos los derechos de las mayorías, y a la clase burguesa le sirve que los liberales instalen temas para abrirle camino a reformas laborales, previsionales, educativas, etc.
Si bien hoy no representan una fuerza con una capacidad de movilización importante, no podemos descartar ese escenario. Y por la incertidumbre reinante, el lugar privilegiado que les ofrecen los medios, el gobierno y la famosa casta, estos liberfachos pueden terminar gobernando. Por eso nuestra tarea como activistas es dar una fuerte batalla política y enfrentarlos en todos los terrenos, también en las calles si es preciso. Eso no lo harán el Frente de Todos ni el PRO, que además son los responsables políticos de que crezcan Milei y Espert.
Tomá partido
Hay quienes, desde la vereda opuesta a Milei, simplemente se lamentan frente a su crecimiento o le echan la culpa a “la gente”, cayendo en una resignación paralizante. Nosotros en cambio elegimos luchar, porque la pelea está abierta y estamos convencidos de que vale la pena darla activamente para frenarlos, para enfrentar al capitalismo y avanzar hacia la sociedad socialista que queremos.
La única fuerza que lo puede enfrentar a los liberfachos es la izquierda. Pero para eso necesitamos fortalecerla. Parte de eso es lograr que el Frente de Izquierda, referencia de miles en todo el país, pueda ser convocante de muchos más sectores e intervenir de manera unificada en las luchas, debates y sucesos nacionales, como desde el MST venimos reclamando.
Días atrás denunciamos en el INADI a Ramiro Marra, el diputado porteño de Milei, por su ataque a los desocupados. Pero la pelea sigue y para darla a fondo necesitamos ser muchos y muchas. Por eso nos organizamos en cada barrio, facultad, colegio y lugar de trabajo. Y si a vos también estos tipos te indignan y no querés que te la cuenten, te invitamos a tomar la pelea en tus manos y a organizarnos colectivamente.