Colombia: detener a Rodolfo Hernández

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¡Votamos y nos organizamos para salir a las calles a luchar por un verdadero cambio!

Llamamiento a las bases del Pacto Histórico: ¡Los cambios profundos se ganan en las calles, no en las urnas!

Dirigimos este llamamiento no sólo a las bases honestas y luchadoras del Pacto Histórico, sino a los millones de electores que han encontrado también en Rodolfo Hernández la manera de expresar su rabia contra este régimen corrupto, genocida y hambreador. La sorpresiva votación por Hernández refleja el hastío con los partidos políticos tradicionales, y con su mensaje «anticorrupción», «anti-político» y su imagen de «independiente», canalizó una parte sustancial de la indignación popular contra el gobierno de Duque.

Tanto la votación por Petro, como el respaldo electoral a Hernández, expresan el profundo deseo de cambio que anima a los electores. La derrota electoral del uribismo es un efecto directo del paro nacional, y la elevada abstención también expresa el descrédito de las instituciones políticas colombianas.

Discrepando con el programa y la estrategia de colaboración de clases del Pacto Histórico; exigiendo a las organizaciones sindicales y populares que lo respaldan que llamen a retomar la lucha y movilización en las calles para exigir al gobierno -sea el que sea, ahora o después del 7 de agosto- una solución inmediata a las necesidades de millones; señalando que los acuerdos con las élites tradicionales que tiene el Pacto son inaceptables y retrasan la lucha y avance de la conciencia de los trabajadores; estamos dispuestos a llamar a votar contra Hernández, marcando la casilla del Pacto Histórico.

¿Cambio de gerente o cambio económico, político y social?

En las elecciones lo único que hacen los capitalistas, a través de sus partidos, es cambiar la junta y el gerente que les va a administrar los negocios, apoderándose del aparato estatal. Esa es la razón por la que todos los candidatos, incluido Petro, se empeñaron en demostrar que son confiables para garantizar el funcionamiento de la economía capitalista colombiana. Según ellos, si los empresarios incrementan sus ganancias habrá bienestar para todos. Petro ha tratado de demostrar que es posible un «capitalismo humano» que garantice la armonía y la colaboración entre las clases sociales y el cuidado del ambiente. Pero la realidad todos los días demuestra lo contrario, como se puso en evidencia en el paro nacional; pues el hambre, el desempleo y la violencia acosan a diario, mientras los capitalistas incrementan de manera desmedida sus fortunas, como lo ha hecho el propio Rodolfo Hernández. Lo que los trabajadores y los pobres reclaman a gritos es un verdadero cambio económico, político y social, no sólo un retoque a la fachada del régimen político y asistencialismo social. Lo que se requiere en Colombia es una verdadera revolución social.

¿Fue derrotado el uribismo en las urnas?

Durante dos décadas, el uribismo, que representa los intereses económicos de los sectores más reaccionarios del empresariado narco, ganaderos, latifundistas- ha profundizado el régimen autoritario, corrupto y genocida con el que la burguesía ha dominado tradicionalmente a la sociedad colombiana. Federico Gutiérrez representaba la continuidad directa de ese régimen y su elevada votación es la prueba de que «la culebra sigue viva», a pesar de su derrota electoral. Con su apresurado apoyo a Hernández buscan acomodarse frente a esta derrota. A ese respaldo del uribismo se ha sumado lo más retardatario de la burguesía colombiana. Como Rodolfo Hernández no es más que otro empresario y su cuantiosa fortuna se la debe a la expoliación sin misericordia de la necesidad de vivienda de las familias más pobres, su triunfo sería una nueva frustración de las expectativas de las mayorías trabajadoras.

Petro y Francia: ¿cambio colaborando con la burguesía?

Los dos hechos verdaderamente nuevos que se presentan en la situación política nacional han sido el paro nacional, que cambió la correlación de fuerzas entre las masas y la burguesía, y el sorpresivo avance electoral de Rodolfo Hernández. El insuficiente triunfo electoral en la primera vuelta del Pacto Histórico es producto directo de la errada política de su dirección ante la lucha social.

Durante el paro nacional, Petro se opuso a los bloqueos de carreteras y avenidas que pusieron en jaque los negocios de los grandes capitalistas y golpearon al gobierno de Duque. Su único interés y el de la burocracia sindical del Comité Nacional de Paro, controlada por las Coaliciones del Pacto Histórico y el Centro Esperanza, era volver a la tranquilidad para llegar a las elecciones. Este año se opusieron a las protestas del 28 de abril y el 1ro de Mayo. Además el Pacto Histórico absorbió a Francia Márquez, que trataba de postularse como candidata independiente, quien por su trayectoria política reflejaba la radicalidad de la protesta social.

Junto con su oposición a la movilización independiente de la juventud y la clase trabajadora, la estrategia electoral de Petro ha sido ganar la confianza de sectores de la burguesía, incorporando a su Coalición a representantes de lo peor de la politiquería tradicional. Con esa política conciliadora contribuyó a represar el malestar expresado distorsionadamente en las urnas. Esto generó un estancamiento del Pacto Histórico y el meteórico ascenso de Rodolfo Hernández, quien, a pesar de sus concepciones retardata-rias, machistas, homofóbicas, autoritarias y de desprecio clasista por «los hombrecitos» y «las mujercitas», como llama despectivamente al pueblo trabajador, ahora tiene grandes posibilidades de ganar la presidencia.

Dos gobiernos diferentes ante la misma crisis

Sea quien sea elegido el 19 de junio y encabece el gobierno, Petro o Hernández, estarán ante la misma crisis, expectativas y reclamos de millones. Las soluciones que ambos plantean salvaguardan los intereses esenciales de la burguesía y el imperialismo. Por eso, ni el uno ni el otro será «nuestro gobierno». Es decir, los trabajadores no debemos confiar en ninguno. Ante uno u otro tendremos que organizarnos, plantear nuestras exigencias, reivindicaciones y luchar por ellas.

Sin embargo, hay una diferencia sustancial. Tras un gobierno de Hernández se alinearán de manera abierta, como ya lo han hecho para la segunda vuelta, las fracciones más reaccionarias de burgueses y terratenientes a través de los partidos derrotados el 29 de mayo, en cambio tras el gobierno de Petro se alinean fracciones burguesas débiles y minoritarias. Mientras la fuerza política de Hernández proviene de la expresión amorfa y dispersa de millones que desean un cambio y renovación, la fuerza de Petro surge, en mucho, de la fuerza de organizaciones sociales, sindicales, populares, que a través de sus direcciones respaldan al Pacto Histórico. Como revolucionarios estamos obligados a luchar dentro de esas organizaciones para conquistar una nueva dirección política y sindical que rompa con la política de colaboración y conciliación de clases, exigiendo a un posible gobierno de Petro medidas muchísimo más radicales que las que plantea su programa. El gobierno de colaboración de clases que propone Petro, estando nosotros en contra de este, expresa en forma más clara el desarrollo de la lucha de clases en el país y la posibilidad de, construyendo una dirección revolucionaria, plantearse la construcción de un gobierno de obreros y campesinos, sin burgueses, que aplique un programa socialista para enfrentar la crisis capitalista a la cual ni el gobierno de Petro ni el de Hernández lograrán dar solución.

Gobierne quien gobierne, ¡el verdadero cambio se conquistará en las calles, en la lucha y la movilización, no en las urnas!

Las bases honestas y luchadoras del Pacto Histórico deben emplazar a su dirección exigiéndole que llame a salir a las calles para enfrentar al gobierno de Duque, por reajuste inmediato de los salarios que están siendo devorados por la inflación, control de precios y tarifas, cese del pago de la deuda externa para atender el crecimiento de la pobreza y otros problemas sociales urgentes, ruptura de todos los pactos económicos y militares con el imperialismo, entre otras reivindicaciones. O sea, una plataforma de lucha para la movilización social.

No hay que esperar pasivamente a ser derrotados en la segunda vuelta. El lugar de la lucha no son las urnas en las que Petro y Francia esperan derrotar a Hernández, pero en cambio taponan la movilización social. Si el Pacto Histórico no se pone a la cabeza de la lucha, estará cavando su propia tumba política y desmoralizando a sus militantes y electores. Es indispensable romper políticamente con la burguesía y el imperialismo, radicalizando el programa, y preparar la movilización de protesta contra un posible fraude electoral.

Desde Impulso Socialista y el Grupo de Trabajadores Socialistas en ninguna circunstancia llamaremos a respaldar en segunda vuelta a un empresario burgués como Rodolfo Hernández, pero consideramos indispensable la independencia política de la clase obrera frente al programa y los pactos de colaboración de clases que levanta el Pacto Histórico.
Nuestro voto es contra Hernández que es, hoy por hoy, un enemigo inmediato y directo a derrotar. La estrategia política del Pacto Histórico dificultará mucho esa derrota. Por eso también, nuestro llamado a votar contra Hernández significa un llamado a luchar contra la política que hoy impulsa el Pacto Histórico; política a la cual se han plegado las direcciones de las organizaciones de los trabajadores. Marcaremos el voto por Petro y Francia con la rabia de los que luchamos en las calles.

Para derrotar esa política de colaboración de clases, de acuerdos con la burguesía, es imprescindible, además de la lucha y la movilización, avanzar rápidamente en la construcción de una organización política revolucionaria, que oriente esas luchas hacia el único cambio que garantizará comenzar a satisfacer las necesidades de millones de trabajadores, explotados y oprimidos: la toma del poder y el inicio de la construcción de una sociedad socialista. ¡A esa tarea llamamos a dedicar los mayores esfuerzos!
. ¡Por incremento inmediato y general de salarios! ¡Por congelamiento de precios y tarifas!
. ¡Contra el hambre, el desempleo y la corrupción: no al pago de la deuda externa!
. ¡No a las reformas laboral y pensional del FMI y la OCDE!
. ¡Libertad para los detenidos por el Paro Nacional, justicia y castigo por los asesinatos y violaciones!
. ¡A las calles a luchar, impulsemos un nuevo Paro Nacional!
. ¡Por un gobierno de los trabajadores y los pobres!
. ¡Por un programa revolucionario contra el capitalismo y su barbarie!
. Gobierne quien gobierne, ¡el verdadero cambio se conquistará en las calles, en la lucha y la movilización, no en las urnas!

 


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