Para llevar adelante cualquier proyecto es necesario contar con recursos. En general citando al estigmatizado Maquiavelo, se dice que no importan los medios para llegar a los fines. Pero en este caso la experiencia histórica de los proyectos políticos como el nuestro muestra que eso no es así. Al contrario, la financiación condiciona al proyecto.
Escribe: Juan Valjean
¿Cómo se financia el partido revolucionario?
Lo primero que tenemos que preguntarnos o bien responder, es para qué necesita fondos un partido, una organización. Y podríamos decir que para todo. Todo lo que hacemos tiene un costo, toda nuestra militancia implica dinero, algunos podrán decir que es un gasto, en nuestra concepción es un aporte para la causa. Desde el volante que sacamos para difundir nuestras ideas o acompañar la lucha de algún sector obrero, estudiantil o barrial, este periódico que imprimimos cada 15 días, las brigadas de compañeros que viajan a otras provincias a apoyar un conflicto, una elección o para poder participar en las próximas, la organización de nuestros medios audiovisuales, los gastos de una elección sindical, el aporte a nuestra organización internacional: la LIS. Todo eso, toda nuestra actividad tiene la necesidad de un aporte económico para realizarse. Esto, si bien es común en diferentes organizaciones, en un partido revolucionario tiene una diferencia central: nos autofinanciamos como decisión consciente de buscar no estar sometidos a ningún condicionamiento de agentes externos de la clase laburante. Veámoslo un poco mejor.
Inversores de campaña o mercaderes de Venecia
El que pone la plata interfiere para que se lleven a cabo sus intereses. Por poner un ejemplo claro, salvando las distancias: el dueño de la pelota se la lleva y nadie juega si no elije en primer lugar. U otro bastante común y conocido que es el condicionamiento de los que pagan más pauta publicitaria en un canal. O cómo el Estado somete a la burocracia sindical con los fondos de las obras sociales que libera o no según como se porten. En el plano de las organizaciones políticas es brutal.
Es sabido que a los presidenciables les financian las campañas empresarios poderosos que luego condicionan a los políticos, pero para graficarlo son buenos dos ejemplos:
Para su campaña electoral de 2015 Mauricio Macri recibió al menos tres millones de pesos de contratistas del gobierno porteño y varios millones más de otros empresarios.
Alberto Fernández en 2019 recibió fondos de empresarios, uno llamativo fue el santafesino Walter Grenón, financista con negociados en varias provincias, que en total donó -en forma individual y con sus empresas- $ 5.442.000.
Los partidos del régimen defienden a los empresarios porque dependen de ellos, porque son quienes los financian y condicionan su política. También financian y compran a los dirigentes sindicales que se hacen de sus partidos. Y esto encima no termina acá, porque adicionalmente los partidos del régimen juegan otro rol: trabajan y ponen la cara por quienes los financian sin que estos se tengan que exponerse a la opinión pública.
De esta manera se distorsiona también cuales son los orígenes de nuestros problemas centrando en los políticos y dirigentes corruptos y no en el sistema de desigualdad planificada que es el capitalismo.
A la vez esta experiencia de la gente con la política «sucia y corrupta» intenta presentarse como un problema endógeno e irremediable del hacer política como forma de alejar a les trabajadores de conformar sus propias herramientas político-sindicales, metiendo todo en una bolsa e incluso a partidos como el nuestro que tiene toda una trayectoria, una conducta y una metodología antiprivilegios.
Sin embargo, cundo al régimen le conviene les da manija a los «outsider» como en el pasado fue Macri y ahora el payasesco Milei que intenta hablar de que el problema es la «casta», los políticos que viven del Estado, para ocultar que el verdadero origen de todos los problemas está en el sistema. Para colmo los «outsider» quieren mostrarse como algo por fuera de ello cuando incluso salta por todos lados que son bien de la casta de privilegiados por no decir de la clase social que goza del dominio del Estado y el aparato económico.
Autofinanciación, autonomía política
En suma, autofinanciarnos es imprescindible para poder romper con los poderosos, los que quieren vivir condicionándonos. Nos autofinanciamos para decir, criticar y hacer lo que decidamos nosotros mismos sin ningún condicionamiento. Un partido revolucionario, como el nuestro, decide sólo depender de su propio esfuerzo y en eso somos consecuentes hasta el final. Somos una construcción colectiva que busca el bien del conjunto. Por eso mismo no hay empresarios en nuestro partido y nos financiamos con los aportes de sueldo de sus propios integrantes. Incluso quienes reciben dietas por cargo parlamentario, perciben lo mismo que en su puesto de trabajo y el resto de la dieta va a las finanzas comunes del partido, aportes a fondos de luchas y a todas las causas a las que le ponemos el cuerpo. Eso es lo que nos permite ser realmente «anticasta» y proponer sin tapujos que los políticos deberían atenderse en hospitales públicos o mandar a sus hijes a la escuela pública.
Hoy atacan a las organizaciones sociales y piqueteras, por el aporte de sus miembros a un proyecto común. El autofinanciamiento para tener autonomía política, no es ninguna vergüenza, por el contrario, es un verdadero orgullo.
Y estas medidas son parte de los mejores hechos de nuestra historia como clase social organizada. Cobrar lo mismo que un trabajador en la función pública tiene su realización práctica por primera vez en el gobierno de los comuneros de la Comuna de París de 1871. El primer ensayo de gobierno obrero.
Una tradición
En el pasado nuestra corriente ha hecho enormes esfuerzos para poder forjarse. Cuando en nuestra prehistoria entendimos que para salir del aislamiento nacional era necesario que participemos de un congreso internacional que se realizaba en Europa. Realizamos una enorme campaña para poder mandar un delegado a participar de ella. Y con un gran esfuerzo se logró el objetivo que permitió desarrollarnos en una de nuestras mejores tradiciones: el internacionalismo.
También de esta manera pudimos lograr la continuidad de nuestra organización durante la dictadura militar con valiosísimos aportes financieros de compañeros y amigos que permitieron exiliar a militantes buscados por la dictadura y a la vez mantener nuestra organización en condiciones extremadamente difíciles.
O como nuestra última campaña de recolección de dinero para los obreros de Ucrania que sostienen una política independiente tanto del imperialismo ruso como del gobierno pro imperialismo occidental y la OTAN, que fue fundamental para que tuvieran un plato de comida o medicamentos las familias trabajadoras arrasadas por la guerra.
Fines y medios se interrelacionan
Como decíamos al principio sostener una organización como la nuestra necesita financiamiento. Proponerse hacer una revolución requiere una profesionalización. Lenin planteaba en su invalorable ¿Qué hacer? que un partido que se propone hacer una revolución no puede hacerlo con métodos artesanales. Cualquier tarea que requiera excelencia requiere dedicación, recursos, sistematización en los métodos de trabajo. Hoy en día eso significa mucho dinero para sostener lo que hacemos. Esa necesidad podría hacernos desviar del camino y creer que se pueden tomar atajos, pero la historia nos muestra que no es así.
Solo si nos autofinanciamos podemos hacer lo que decidimos, por eso cada 6 meses realizamos una campaña financiera apelando a toda nuestra militancia, pero también a nuestros amigos y simpatizantes para poder solventar los gastos de este hermoso proyecto liberador. Coincidiendo con las fechas de aguinaldo desplegamos una campaña financiera en donde además de movilizar a nuestra militancia apelamos a todos nuestros seguidores, simpatizantes y amigos a que nos ayuden colaborando directamente con un aporte y/o ayudándonos pidiendo más aportes o vendiendo bonos para poder lograr fortalecer un proyecto que no tenga compromisos con nadie para poder cambiarlo todo.
Danos una mano, acercale tu aporte al compañere que te pasó este periódico, y además podés pedile bonos para ayudarnos en esta tarea imprescindible.