MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

El FMI nos lleva al abismo. Nuestras medidas para salir de la crisis

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El reemplazo de Martín Guzmán por Silvina Batakis no cambió para nada el rumbo económico de fondo: con el aval de toda la derecha, el gobierno de Fernández y Fernández eligió mantenernos atados al Fondo Monetario Internacional y su ajuste. Y así nos están llevando directo al abismo.
Aquí explicamos los ejes de un plan económico alternativo, opuesto al actual, para sacar al país y al pueblo trabajador de la crisis capitalista e iniciar un rumbo de independencia y progreso real, en transición al único sistema económico, social y político justo: el socialismo.

Escribe: Pablo Vasco

La primera preocupación popular es sin duda alguna la escalada inflacionaria, tema al que enseguida nos vamos a referir. Pero otra cuestión económica y social clave, junto a los salarios y jubilaciones que no alcanzan, es la del (des)empleo y la precarización laboral. En su primer discurso, la flamante ministra Silvina Batakis congeló todo ingreso de personal en el Estado y además descartó la variante de un salario básico universal.

Frente a un gobierno «nacional y popular» que encima le puso fin a la doble indemnización por despido y que ataca los planes sociales, los defendemos como un paso hacia crear trabajo genuino. ¿Cómo? Reducir la jornada laboral a seis horas en las grandes empresas para así tomar nueva gente y mediante un plan nacional masivo de construcción de viviendas y obra pública. Tales medidas, que desarrollamos en las páginas 6 y 7, forman parte de nuestro programa económico alternativo cuyos principales puntos abordamos aquí.

1. ¿Cómo frenar la inflación?

No hace falta describir mucho, porque vos lo sufrís en tu bolsillo día tras día. La remarcación en estas semanas fue del 20 al 30% y muchas empresas y comercios repiten que «no hay precio». Actualmente la inflación anualizada se estima en un 75-80%, pero nadie descarta que supere el 100% e incluso se desate una hiperinflación. Y la salida por supuesto no es dolarizar, como quieren los liberfachos de Milei y Espert, porque eso reforzaría aún más la dependencia de nuestro país en relación al imperialismo yanqui.

Como bien lo denuncia el documento de toda la izquierda que leímos el 9 de Julio en el acto en la Plaza de Mayo: «En un futuro inmediato se plantea una mayor devaluación del peso… El gobierno deja correr la inflación no sólo engrosando las ganancias capitalistas, sino también para licuar salarios y jubilaciones, lo que le permite al Frente de Todos recaudar más para cumplir con el FMI. A todo esto los monopolios ‘formadores de precios’ siguen aumentando impunemente los alimentos, verdaderos delincuentes de guante blanco que hasta confiesan que ‘viven de remarcar todos los días’ sin que el gobierno los toque»1.

¿Ante esta realidad qué dice Batakis? «Tenemos que conformar la autoridad nacional de defensa de la competencia. Entendemos que no podemos permitir abusos de precios. Lo que sucedió esta semana en materia de precios no tiene ninguna explicación técnica y solamente es por especulaciones»2. Ah, qué lindo… ¡mucha «autoridad», pero no plantea ni la más mínima medida contra los remarcadores y acaparadores!

Así no va más. Hay que tomar medidas de emergencia: congelar ya mismo los precios y alquileres, anular el IVA a todos los productos de la canasta familiar (lo que bajaría esos precios un 21% de inmediato), abrir los libros contables de las empresas monopólicas para controlar sus costos reales y, si remarcan o acaparan, aplicarles las sanciones más duras de la Ley de Abastecimiento, incluso la confiscación de las mercaderías acopiadas o remarcadas. Esto debe ser acompañado por medidas en defensa del poder adquisitivo popular.

2. Para no seguir perdiendo, aumento general ya

«Primero la gente», dice el nuevo slogan político que repite por todos los grandes medios el gobierno nacional del Frente de Todos. Pues bien; si no quiere ser hipócrita y empezar a cumplir mínimamente con su cacareada promesa electoral de la «heladera llena», debería decretar ya mismo un aumento general de salarios, jubilaciones, pensiones y programas de ayuda social.

Desde ya, en simultáneo es necesario implementar medidas más de fondo contra las causas estructurales de la inflación, que son la dependencia y el atraso de la economía argentina. Lo tocamos más adelante. Pero eso no niega en absoluto la urgencia de defender los ingresos mensuales de millones de trabajadores, empleados, jubilados y sectores medios, que componemos la inmensa mayoría de este país.

¿Cómo sería? También lo dijimos desde la izquierda el 9 de Julio, con toda claridad: «Que nadie gane menos de lo que cuesta una canasta familiar básica ($ 164.000 según ATE-INDEC) y que todos los salarios, haberes jubilatorios y planes sociales se actualicen mensualmente según el índice de inflación». Es la forma concreta en que los costos de la crisis los empiece a pagar no el pueblo trabajador, como pasa hasta ahora, sino sus responsables: la clase capitalista y este Estado que trabaja para ellos.

3. ¿Qué hacer con las tarifas y servicios?

Según anunció la ministra Batakis, «este viernes [15] va a estar listo el registro para la segmentación de tarifas para los distintos tipos de población». Es decir, ella va a aplicar la misma medida que el ala K supuestamente cuestionaba y por la cual saltó Guzmán…
¿Pero en qué consiste esa famosa segmentación? En clasificar los hogares en altos, medios y bajos según sus ingresos. ¿Y sabés cómo el gobierno te clasifica como de ingreso medio, y por lo tanto te cabe el tarifazo de servicios? ¡Si la suma de todos los salarios e ingresos de los integrantes de tu hogar superan la ridícula cifra de $ 100.000 por mes! Una verdadera locura, que considera privilegiados a quienes estamos muy lejos de serlo.

Hay que cortarla para siempre con este curro infame de los servicios privatizados, cada vez más caros e ineficientes. Menem lo hizo, pero todos los gobiernos posteriores lo mantienen igual. Los servicios públicos deben ser lo que indica su nombre: públicos. Pero no sólo porque los utiliza el pueblo, sino porque su propiedad también debe ser pública. Es decir, los tiene que recuperar el Estado, reestatizarlos. Son un derecho, no un negocio privado de cuatro vivos.

Así lo establecía, por ejemplo, el artículo 40 de la Constitución nacional de 1949: «Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación». Y para evitar toda práctica de corrupción estatal, deben funcionar bajo el estricto control de una comisión de sus trabajadores y usuarios elegida por voto. Es la única solución para tener servicios accesibles y eficientes. Y lo mismo con el petróleo, el gas, el carbón y demás minería: estatales y bajo control social.

4. ¿Cómo salir de la cadena del FMI y la deuda?

En su primer discurso, Batakis despejó toda duda sobre algún hipotético cambio de política con respecto al Fondo y sus condicionamientos: «Se mantienen las metas acordadas con el FMI». Y entonces anunció que va a «dar cierto orden y equilibrio a las finanzas públicas del Estado nacional. Las medidas tienen que ver con garantizar el equilibrio fiscal». Pero en boca de todo gobierno patronal, como el actual, equilibrio fiscal significa que los números cierren con tal de pagarle al FMI.

Por eso, como lo denunciamos desde la izquierda en el masivo acto en Plaza de Mayo, «en la reciente primera revisión de las metas del primer trimestre, conocida la semana pasada, el Fondo Monetario aceptó lo actuado pero marcó la cancha: exigió que en el segundo semestre el gasto público baje un 7,8% descontada la inflación, una nueva reforma jubilatoria y salarios aún más a la baja».

No, señor. Basta de desangre, controles trimestrales e imposiciones coloniales del Fondo. Y tampoco sirve «que la paguen los que la fugaron», como plantea el proyecto de ley de los senadores K. Si se recupera algo de los capitales fugados debe ir a las necesidades sociales, no al Fondo. La multimillonaria deuda que tomó Macri es una estafa total y las estafas no se pagan. Es preciso no pagarle ni un peso más al FMI, el Banco de París y demás fondos buitres usureros, y volcar toda esa plata a salarios, empleo, salud, vivienda y educación.

¿Se puede?, preguntan algunos. Claro que sí. Lo hicieron muchos países, incluidos los EE.UU. Y si nos sancionan, podemos comprar por triangulación y tenemos acá más para embargarles que lo que la Argentina tiene afuera. En diciembre de 2001, la rebelión popular obligó al entonces presidente Rodríguez Saá a decretar el no pago, medida que duró dos años, y así hubo plata para la emergencia social y la economía nacional levantó. Hoy ni el FDT-PJ, ni Juntos ni Milei-Espert proponen este default soberano: sólo desde la izquierda proponemos dar este paso elemental de autodefensa e independencia nacional.

5. ¿Cómo controlar el comercio exterior y el crédito?

En estos días saltó el escándalo de la multinacional yanqui Livent, que opera en Catamarca, porque entre 2018 y 2019 subfacturó 403 exportaciones de litio: para evadir impuestos las declaró a 5 dólares el kilo, cuando en el mercado mundial valen al menos el triple. Otro aspecto es el altísimo precio interno de la carne y el pan, empujados por los precios externos. Y otro (mal) ejemplo es que la deuda que tomó Macri del FMI la fugaron sus amigos a través de los bancos. Estas maniobras especulativas significan cada año millones de dólares en perjuicio del país y del pueblo. ¿Es posible evitarlo y empezar a recuperar soberanía?

Sí; no hay mucho secreto. En el primer gobierno de Perón, en la Constitución de 1949, su artículo 40 dispuso que «la importación y exportación estarán a cargo del Estado». La Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes, organismos estatales, decidían qué se exportaba, a dónde y a cuánto, a la vez que mantenían un precio sostén para los productores locales. Y no es que de golpe nos hayamos vuelto peronistas, sino que aquellas medidas que permitieron una relativa independencia económica de nuestro país, y que ya ningún sector burgués plantea ni por equivocación porque son todos felpudos del FMI y las multinacionales, hoy sólo las planteamos desde la izquierda como parte de un rumbo antiimperialista y anticapitalista.

Lo mismo ocurre con el sistema bancario. La única forma de controlar el crédito y evitar la fuga de capitales al exterior, la evasión fiscal, el lavado de dinero y otras operaciones fraudulentas habituales de los capitalistas es nacionalizando el conjunto de la banca.

6. ¿Cómo sería una política impositiva justa?

Los liberfachos se quejan de la «gran presión impositiva» y para confundir meten todo en la misma bolsa, desde el IVA hasta el impuesto a la riqueza. Su objetivo es claro: quieren que los capitalistas paguen lo menos posible. Pero resulta que acá pasa al revés: quien más impuestos paga es el pueblo trabajador. Fijate el siguiente cuadro, según la recaudación oficial de 2021, en miles de millones de pesos3:

El IVA es el impuesto más regresivo, imposible de evadir, que paga hasta un migrante indocumentado y desocupado cuando va al chino a comprar un paquete de fideos. Si a ese 29,5% que representa el IVA le sumamos el 9% de los descuentos salariales, más una parte del Impuesto a las Ganancias por los sueldos brutos mayores a $ 281.000, más una parte de los impuestos al combustible, a la compra de dólares (PAIS) y otros, resulta que la mayoría trabajadora y popular bancamos bastante más de la mitad de la recaudación fiscal total, mientras que el impuesto a la riqueza (Bienes Personales) apenas es un mísero 2,5%. A esto hay que agregarle el llamado gasto tributario, o sea lo que el Estado deja de percibir por las exenciones fiscales otorgadas a corporaciones extractivistas y a la Iglesia y colegios religiosos y privados. ¡Una injusticia total!

Hay que dar vuelta la tortilla y aplicar una profunda reforma fiscal para revertir tanta inequidad y que pague más el que más tiene y/o más gana. Anular el IVA a la canasta familiar y el impuesto al salario, gravar la renta financiera y la compraventa de acciones -que todavía continúa exenta- y poner retenciones claramente segmentadas a las exportaciones: altas al agronegocio, petroleras y mineras, y nulas a los pequeños productores. Y en vez de esa vergüenza gubernamental del «aporte solidario» por única vez, poner un impuesto real, permanente y con tasa creciente a las grandes fortunas, bancos, corporaciones y la oligarquía terrateniente. Eso sí sería equidad fiscal.

Para ir por estas soluciones, fortalecer a la izquierda

Como ves, nuestras propuestas de cambio económico para salir de esta grave crisis son serias, concretas y posibles de lograr. Eso sí: requieren dos condiciones para poder hacerse realidad. Una ya la sabés, porque milagros no hay y nunca nada en este mundo se consigue sin lucha. Hace falta entonces la presión y la movilización obrera y popular, porque son medidas firmes que evidentemente no van a caer del cielo ya que afectan los intereses de la clase capitalista dominante.

La otra condición es ganar voluntades políticas para impulsar estas propuestas. Conversar con tus compañeros de laburo o de estudio, en tu barrio, con tus familiares. Difundir este periódico mano a mano y/o esta nota por las redes sociales. Participar de charlas, actos y otras iniciativas. Si somos cada vez más, estará más cerca la posibilidad de avanzar con este programa en favor del pueblo y del país. Para eso te invitamos a organizarte en el MST y el Frente de Izquierda Unidad. Ya es hora de ser parte activa en esta batalla.

1 https://periodismodeizquierda.com/9-de-julio-plaza-de-mayo-de-la-izquierda-contra-el-fmi/
2 https://www.pagina12.com.ar/436124-las-medidas-que-anuncio-silvina-batakis-y-sus-principales-de
3 https://www.opc.gob.ar/recaudacion-tributaria/analisis-de-la-recaudacion-tributaria-nacional-ano-2021/