Las repercusiones en la prensa local, regional e internacional fueron enormes. La Comisión Internacional y la Liga Internacional Socialista fueron parte de la agenda regional durante días. Todavía hoy continúan las derivaciones en Costa Rica y en el exilio nicaragüense. En Nicaragua hay una dictadura sangrienta que comete crímenes y persigue por razones políticas para preservar el poder y hacer negocios familiares. No puede sernos indiferente Nicaragua. El mundo tiene que saber lo que está sucediendo allí. La izquierda mundial tiene que hacer de esta causa, bandera de movilización y compromiso.