El Plan de Massa y el Frente de Todos. Megaajuste para cumplir con el Fondo

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Quienes se ilusionaron con un cambio favorable luego de la renuncia de Guzmán rápidamente tomaron nota de que la realidad iba a ser muy diferente. El megaajuste pergeñado por el gobierno del superministro Massa es una sumatoria de anuncios antipopulares. Su gabinete, la designación del liberal Rubinstein y el apoyo explícito de CFK, dejaron al macrismo y a los liberfachos con escaso margen para la crítica. Para cumplir con el FMI el ajuste es profundo, con reducción de partidas, eliminación y baja de presupuestos y planes sociales y los tarifazos generalizados. Massa se postula como el mejor alumno del Fondo en toda la región.

Escribe: Gerardo Uceda

Ha pasado poco más de un mes de la asunción de Massa y los anuncios, sobre todo los que tienen que ver con el ajuste, reducción del gasto social y público y tarifazos se van implementando a rajatablas Eso sí, de ajuste a los de arriba, inversiones y recuperación de reservas, también prometidas por él, todavía poco y nada, o peor aún, lo que se ve son concesiones en sentido contrario.

Tal es la dirección y profundidad del plan de ajuste, que Massa y el Frente gobernante le sacaron la agenda a la derecha. El propio Macri reconoció que él haría lo mismo…sólo que más profundo aún, y sólo sale con críticas generales del estilo «el gobierno está paralizado o perdido», con un claro tinte electoralista. Incluso el gobierno le tapó la boca a las incipientes críticas por la situación del campo con el dólar soja, que significa un beneficio holgado para las grandes patronales sojeras. Una directa concesión a la oligarquía agroexportadora dándoles un 30% de ganancias de la noche a la mañana con el dólar soja a $200. En el mismo sentido va Milei que dejó su tremendismo económico de la dolarización completa y la eliminación del BCRA, por una crítica al plan de Sergio Massa por exiguo e insuficiente, para aclarar que no soluciona el problema de fondo, y que habría que ir mucho más allá…pero en la misma dirección. Con estas «críticas» de la derecha a su plan, quienes esperaban un giro progresista estarán harto decepcionados.

Ejes del plan

Este plan no está inspirado solamente en las claras tendencias de derecha del nuevo superministro. Se trata de una imposición del FMI y del imperialismo todo. Y nadie en el oficialismo, empezando por la propia Cristina y su entorno se oponen, más bien todo lo contrario, se aferran a él con las elecciones del 2023 en perspectiva.

Las justificaciones para este tremendo ajuste ya no se basan únicamente en culpar al anterior gobierno de Macri y luego a la pandemia. Responsabilizan a la crisis mundial y sobre todo, también está el efecto inflacionario actual provocado por la invasión rusa a Ucrania, principalmente en lo que respecta a precios de alimentos, petróleo y energía en general. Claro que lo que no dicen es que en todas estas últimas crisis los sectores que se beneficiaron fueron siempre los mismos, siempre los de arriba. Así fue con el salvataje a grandes empresas y bancos en 2020 para evitar el colapso por la pandemia, que además dejó como claros ganadores a hipermercados y productores de alimentos que era lo único que se consumía, por supuesto a precios altos. Hoy cuando escasean por la guerra el petróleo y los cereales, de nuevo los que pagamos los platos rotos somos los de abajo, con alza en los precios a nivel mundial y nacional y con tarifazos en combustibles y servicios públicos. Y en eso hay acuerdo total en todo el arco político tradicional desde Milei-Macri hasta CFK.

El plan entonces tiene ejes claros. Primero, una gran restricción de caja (superior, digamos, a la que pretendía la volátil Batakis) de donde vendrán la no ejecución de partidas y el achique de presupuestos que veremos luego. El otro eje es un gran recorte en los subsidios a las empresas públicas, sobre todo en energía (muy superior al que proponía Guzmán) y del que derivan los tarifazos. Y finalmente se completa con un brutal recorte en los gastos del Estado en cuanto a personal, sueldos y planes sociales, del que se deriva el congelamiento de vacantes estatales en todos los niveles, el recorte y la baja de planes sociales y hasta el no pago de prestadores de salud y discapacidad. Incluye también el no giro de partidas a las provincias que tengan cuentas balanceadas o superavitarias.

El ajuste en números

Si seguimos el esquema que presentamos más arriba en cuanto a los ejes del plan, pero lo pasamos a números crudos y duros, se podrá apreciar la magnitud del ajustazo, que por supuesto desde distintas áreas del gobierno intentan disfrazar u ocultar a través de eufemismos o directamente sarasa.

El recorte en las áreas ministeriales arroja un primer número total de $210.000 millones, y afecta a todos los ministerios que se supone que no deberían tocarse, nada de recortar gastos superfluos o meterle la mano a los que más tienen, veamos. En educación será de $50.000 millones, es decir a los salarios debajo de la línea de la pobreza que tienen los docentes, a las escuelas con techos que se caen, baños tapados, sin calefacción ni pintura, ahora habrá que sacarles esa millonaria suma equivalente a U$S347 millones en las cuentas que le dibuja el FMI al superministro y que servirán para que le paguemos la deuda de Macri, reconocida por Alberto y Guzmán. Otros $70.000 millones se sacarán del presupuesto de desarrollo territorial y vivienda, es decir que en una Argentina donde según el censo 2022 faltan más de 3,5 millones de viviendas como mínimo, tendremos que olvidarnos del Procrear II, Casa Propia y muchos otros planes que en algo podrían ir paliando este déficit. Los más de U$S 500 millones que se llevará el Fondo hubieran servido para la construcción de 25.000 viviendas populares. A esos hay que agregar otros $20.000 millones que le sacarían a la Obra Pública, frenando toda posibilidad de solucionar el problema del empleo y la reactivación económica que pregonaba Alberto al inicio de su gestión.

El déficit de caja hizo que también se recortara en transporte, donde los $10.000 millones del recorte han llevado a conflicto con las patronales de colectivos entre otros, que no tuvieron mejor idea que dejarnos sin colectivos a la noche primero y luego de negociaciones con el gobierno, sosteniendo un servicio mínimo muy reducido en frecuencias.

Pero el ajuste más escandaloso es en Salud, no sólo por venir de una pandemia y todo lo que conlleva, sino por la necesidad de respuesta inmediata, la vulnerabilidad de la población a la que afecta el ajuste y la ya casi destrucción previa de la infraestructura de Salud Pública. A Massa no le importó y el recorte de $10.000 millones fue brutal, tanto que afectó el pago a los prestadores de discapacidad, con lo cual miles de niños y adultos con discapacidad corren el riesgo de quedarse sin asistencia porque el Estado no les paga a sus prestadores. Pero a la vez esta cifra es mentirosa, ya que el ajuste también afecta a sus amigos de la CGT, donde piensa recortar otros $35.000 millones que debía liquidarles a las Obras Sociales sindicales, lo que obviamente los burócratas trasladarán a una baja de prestaciones para los trabajadores aún teniendo trabajo y obra social.

Otro punto sensible del «ahorro» que propone Massa es en asistencia social, donde según la cifra que ellos mismos brindan piensan recortar unos $ 8.000 millones mensuales a través de la revisión (baja) de unos 400.000 planes sociales, principalmente los relacionados con organizaciones de desocupados no oficialistas. Si bien el ahorro no es para nada significativo desde el punto de vista económico, comparado con los otros, sí tiene un claro corte político, siguiendo la línea que ya venía planteando Cristina desde mucho antes de la asunción de Massa que, con toda crueldad, recorta y deja sin la mínima asistencia al sector más vulnerable de una sociedad que como vimos no brinda trabajo genuino, no impulsa obra pública para solucionarlo y ni siquiera ofrece un techo para vivir por el ya mencionado recorte en construcción.

El cuadro principal del mega ajuste ordenado por el FMI se completa en lo sustancial con los ya en vigencia tarifazos. Que a valores constantes significarán un incremento en los servicios de agua, luz y gas de por los menos el 100-120% y que si bien para este año 2022 aún no reflejarán un gran ahorro en las cuentas del Estado, para el 2023 pretenden bajar el déficit en unos U$S 4.000 millones que reflejarán la misma suma en quita de subsidios a las privatizadas. Dicho en forma simple las Empresas nos cobrarán a nosotros los 4 mil millones de dólares que se llevará el Fondo.

Más miseria y entrega

Como si todas estas calamidades que brevemente expusimos fueran pocas, hay que saber que el ajuste no termina ahora ni en el 2023. En líneas generales podemos decir que los anuncios de Massa para este año y parte del que viene, significan una disminución del déficit fiscal de 0,89 puntos porcentuales del PBI. Pero que la meta a la que el FMI someterá al país a través de sucesivas revisiones es del 3% ya que pretenden un déficit cero. Lo que significa que entre agosto y diciembre deberemos recotar casi $700.000 millones, es decir casi 140 mil millones mensuales.

Debemos aclarar que el ajuste ya empezó con Guzmán, donde en el primer semestre se sobre cumplieron las metas y ya había ahorrado 222.300 millones, lo mismo podemos decir de las metas a julio donde el objetivo era $874.000 y se sobre cumplieron en más de $2.000 millones, lo que significa el 76% de lo pactado a fines de septiembre y estiman que está asegurado el «ahorro» con el plan Massa a septiembre e incluso podría superarse lo estimado a diciembre (ver gráfico con datos de CEPA, extractado del diario Río Negro).
A todo esto se agrega que por el aumento de los precios, los ingresos por IVA se incrementaron y el Estado está recibiendo dinero no sólo por los recortes y ajustes sino también por aumento en los ingresos constantes en pesos.

El problema de las reservas

Otro de los ejes del discurso inaugural de Massa como ministro se refería a la obtención rápida de divisas dólar para fortalecer las alicaídas reservas del BCRA. Las mismas se ubicaban en agosto en no mucho más de U$S 3.000 millones, aunque si se obviaran los encajes bancarios de las cuentas en dólares de los bancos privados, las mismas podrían considerarse como negativas. Eso obviamente es lo que deja muy vulnerable a la economía frente a los embates especulativos, como corridas cambiarias y bancarias, y a una mayor presión sobre el dólar blue fomentando las tendencias a la devaluación del peso. Que aún hoy, un mes después del cambio de Ministro, siguen estando presentes. Si bien el dólar blue bajó de los niveles Batakis de $ 350, sigue estacionado en un nivel muy alto cercano a los $ 300, lo que considerando un dólar oficial a $ 140 es superior al 100%. Evidenciando que la presión de los sectores financieros, especulativos y gran parte de la burguesía hacia una devaluación del peso siguen operando y no pasa día sin que tengan que salir a hablar sobre el tema.

Para eso entonces un aumento de reservas líquidas en dólares es fundamental, por eso el objetivo inicial del súper ministro era conseguir en forma «inmediata» unos U$S 5.000 millones. Pero esos millones aún no llegan, y la reactivación del Swap con China equivalentes a más de 21 mil millones de dólares no soluciona demasiado en un mundo regido por el dólar billete.

Como las inversiones no vienen y es probable que no vengan por la gran desconfianza política que genera este gobierno en el imperialismo y sus empresas, y como tampoco se pueden obtener más créditos en el exterior por la misma razón y porque sería carísimo dado el riesgo país superior a 2400 puntos a la fecha, es que la estrategia del gobierno se centra en obtener dólares de la liquidación de exportaciones de parte de los grandes pooles de siembra.

Pero ya pasaron más de 30 días de aquel anuncio y los tira y afloje no paran con estos grandes pulpos del agronegocio. Así mientras el FMI se niega a que bajen las retenciones, los sojeros se quejan de que les cobren retenciones, más aún de que se las aumenten y se negaban a liquidar los más de 15 mil millones que se estima tienen en cereales para vender y liquidar. Por eso el súper ajustador popular Massa cambió de camiseta y a ellos sí, les hizo concesiones, a ellos sí les aflojó la rienda con el llamado dólar soja que con sus $200 a septiembre (y después seguimos charlando) significa un 30% por encima del valor del oficial para todo el resto de la economía. Con esto piensa hacerse de U$S5.000 millones. Aunque ya le empezó a traer reclamos y presiones de los otros sectores no beneficiados, como siempre los grandes capitalistas aprietan y exigen cada vez más. Ahora están yendo nuevamente por las reformas estructurales que requiere el imperialismo y que son la reforma laboral y jubilatoria como modo de abaratar el costo laboral para los empresarios y las erogaciones jubilatorias del Estado.

Desde el MST en el FITU llamamos a rechazar este plan de ajuste que empobrecerá y castigará a la inmensa mayoría del pueblo. Para salir de la crisis lo que tenemos que hacer es lo opuesto al programa de Massa, el FMI y los grandes empresarios. Empezando por no pagar la fraudulenta deuda externa y realizando una profunda reforma impositiva progresiva para que paguen mucho más los que más tienen, las grandes corporaciones empresarias y los dueños del agronegocio en el país; nacionalizando la banca, el comercio exterior y reestatizando con control social las empresas de servicios. Volcando los recursos obtenidos para salario, trabajo genuino, salud y educación, como primeras medidas de un modelo alternativo, socialista y de izquierda.

 

 


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