Compartimos a continuación la columna de opinión de Cele Fierro, dirigente nacional del MST en el FIT-Unidad, publicada originalmente en la Agencia Noticias Argentinas el domingo 4 de septiembre de 2022.
Escribe: Cele Fierro
Hace días que lo leemos y escuchamos en medios de comunicación, redes sociales, por todos lados. ¡Y qué bien que ante el atentado contra la vicepresidenta la palabra repudio haya recorrido todo! Semejante hecho, tan grave, merece el repudio explícito de todos los sectores. Y no quedarse sólo allí, sino exigir también que se investigue a fondo, se castigue a sus responsables y, obviamente, no se repita.
Asimismo, hubo repudios hipócritas y silencios atronadores. La hipocresía política le cabe a la derecha, a Juntos por el Cambio. Por ejemplo, a Patricia Bullrich, que “repudia”, pero fomenta un odio gorila cotidiano. Y el silencio brutal es de ese nefasto personaje llamado Javier Milei, que habla de todo, pero cuya lengua únicamente se paralizó para repudiar el intento de asesinato.
Hay discursos de odio contra la vicepresidenta y su espacio. Pero más duramente los hay contra quienes salen a luchar contra el ajuste, por un plato de comida y por trabajo genuino, como las organizaciones sociales y piqueteras. Esa estigmatización clasista la hacen la derecha y los liberfachos… y también el Gobierno, el PJ y la propia Cristina.
¿Y cómo no recordar los discursos de odio contra las mujeres y disidencias que defendemos nuestros derechos? ¿O contra la izquierda, los “zurdos”? Toda esa violencia repudiable la impulsan sectores políticos, empresariales y religiosos. Y no creemos que sus referentes empuñen un arma o golpeen con mano propia. Pero sus mensajes incentivan a que otros lo hagan. Es lo que vimos la noche del jueves pasado en todas las pantallas.
A su vez, quienes repudiamos el ataque a Cristina, como lo hacemos ante cada represión del Gobierno que sea, no compartimos la utilización política que han hecho el oficialismo y sus aliados. No les interesa ir contra las causas de fondo de los discursos de odio, que son la desigualdad, la opresión, la explotación. Lo único que buscan es tapar la crisis social y fortalecer a su Gobierno, que viene aplicando un durísimo ajuste contra la clase trabajadora, la juventud y sectores medios, con la reciente decepción de sus propios votantes.
Cuando llaman a la “paz social” y a la “unidad nacional” nada bueno puede venir para el pueblo trabajador, que sufre el ajuste contra los derechos más elementales. Nunca será buena una “unidad nacional” con los mismos empresarios que para cuidar sus ganancias precarizan cada vez más al laburante, ni con la burocracia sindical cómplice del ajuste ni con el mismo Gobierno que se arrodilla ante el FMI, las multinacionales extractivistas y el agronegocio. Una plaza llena que repudia el ataque no debe ser utilizada para fortalecer un Gobierno cuyo único objetivo es hacer pasar el ajuste fondomonetarista.
Eso también repudio. Repudio que la única salida a la crisis que proponen el Gobierno y los políticos capitalistas es ajustar a las y los de abajo. Acuerdan con las patronales para socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. Transan con la burocracia sindical, traidora, frenadora y privilegiada. Negocian con la Justicia, atada al poder político. Y fortalecen el aparato represivo. No es por ahí. No lo fue nunca y tampoco lo puede ser ahora.
Por eso, para enfrentar el ajuste y los discursos de odio, para ir por una sociedad justa e igualitaria que garantice todos nuestros derechos, hay que fortalecer a quienes peleamos por esa salida. Es por izquierda, fortaleciendo una herramienta que se juega, tiene coherencia y propone patear el tablero de este sistema decadente. Una alternativa política para las mayorías trabajadoras y populares, cuya prioridad sea que vivamos dignamente.
A quienes repudian el atentado contra Cristina y los discursos de odio, pero también repudian el ajuste les invitamos a pelear en la calle y a venir con la izquierda. Desde el MST en el FIT Unidad apostamos a fortalecer una alternativa antiimperialista, anticapitalista y socialista, que convoque a miles para enfrentar el ajuste, romper con el FMI y poner en pie un Gobierno de quienes nunca gobernamos: las y los trabajadores.