El tour de Massa por los Estados Unidos, más allá de sus efectos concretos, es una clara señal de que el giro conservador del gobierno implica un salto en su alineación con el imperialismo yanqui. La independencia económica que acompañó la liturgia peronista ya no figura ni siquiera en el relato. Ayer Menem, después Macri, hoy el Frente de Todos. Nada que envidiarle.
Escribe: Gerardo Uceda
Massa viajó a los EEUU para reafirmar la vuelta a las “relaciones carnales” con el imperio, esta vez con el explícito aval de la vicepresidenta y La Cámpora. Los objetivos del viaje del superministro, respaldados por el posterior viaje de Alberto, fueron reafirmar el cumplimiento del acuerdo con el FMI, fortalecer las reservas tomando nueva deuda y fomentar negocios para las grandes empresas norteamericanas. Desde el gobierno y sus medios aseguran que la gira fue exitosa. Nosotros opinamos que para la gran mayoría del pueblo es lo contrario.
El éxito, para los de arriba, se apoya en el crédito político que tiene Massa con el establishment estadounidense. Aseguran que es absolutamente inusual que un ministro sudaca sea recibido en una semana por la titular del FMI, la Secretaria del Tesoro (Yanet Yellen) y otros influyentes funcionarios como David Lipton de la Secretaria del Tesoro y el asesor económico del Salón Oval Mike Pyle. Sobre todo teniendo en cuenta los desplantes discursivos iniciales que recibieron por parte de funcionarios oficialistas cuando Alberto había coqueteado con la Rusia de Putin justo antes de la invasión a Ucrania, o en los distintos discursos de Cristina en los que había criticado el sometimiento a los norteamericanos y abría la puerta a supuestas negociaciones prioritarias con China. Los relacionamientos con los imperialismos ruso y chino, exhibidos en su momento como una actitud supuestamente “antiyanqui”, parecen haber quedado atrás.
La llegada de Massa a Washington representa una vuelta en toda línea a las viejas “relaciones carnales” menemistas con el imperialismo yanqui, sin grietas, sin fisuras, sin falsos dobles discursos. Y para ello cuenta con el aval explícito de Cristina y su sector que reconocen que “al fin tenemos ministro”.
Que los funcionarios imperiales, incluyendo a la titular del FMI Georgieva (mandatada por la Secretaria del Tesoro estadounidense, principales accionistas del Fondo), hayan estado felices y sonrientes de recibirlo no tiene nada de extraño, no es más que la bienvenida del hijo pródigo o mejor aún, del alumno que saben intentará hacer bien los deberes.
Massa apenas designado asumió los deberes y se comprometió a un ajuste terrible del gasto del Estado para garantizar los pagos de la deuda tomada por Macri, y ampliada ahora por Massa y el gobierno. Este mega-ajuste tiene tres ejes que ya habían empezado a cumplirse semanas antes de la gira: una fortísima restricción de caja, un tarifazo global y un brutal recorte en los presupuestos sociales del estado nacional y provinciales. Todo este paquetazo implicaba un recorte de los gastos superior a los 210.000 millones de pesos para cumplir con los objetivos del acuerdo con el FMI hacia diciembre de 2022. Esta, y no méritos personales de Massa, fue la carta de presentación para que lo recibiera la plana mayor de los funcionarios yanquis. Si el súper ministro tiene algún mérito, es el ser considerado como el mayor felpudo del poder imperial y la última persona en la que confiar para aplicar semejante ajuste.
Resultados de la gira
Como ya dijimos, todos los amigos del gobierno intentan plantear la gira de Massa como muy exitosa. Es más, ahora agregarán que también fue recibido por Giorgieva el propio presidente Fernández y ratificado por ella misma el visto bueno del FMI para seguir con el acuerdo y autorizar el desembolso de U$S 4.100 millones que correspondían si Argentina cumplía con sus exigencias. Más allá del deslucido rol cuasi protocolar que le cabe a Alberto hoy, nosotros sostenemos que no hay nada que festejar de estos encuentros y giras.
En primer lugar, porque de los U$S 4.100 millones que desembolsará el Fondo, la mayor parte irá para pagarles a ellos mismos los compromisos asumidos, muy poco y nada quedará para beneficio del país. Pero lo fundamental es el compromiso asumido de un ajuste de nunca acabar, ya que todo el paquetazo que nos tiró encima Massa, se continuará durante el 2023 y que está plasmado inicial pero no totalmente en el presupuesto que mandó al Congreso (ver artículo siguiente en este mismo número). Como siempre dijimos, el habernos sometido a las órdenes del Fondo es un sometimiento que no tiene fin próximo, menos aún en manos de Massa y el FdT.
En segundo lugar, porque de la gira lo que se trae el gobierno es más deuda, con el verso de fortalecer las reservas ya tomó U$S 1.200 millones del BID y otros U$S 900 millones del Banco Mundial. Es decir, nuevos préstamos para la fraudulenta deuda de Macri, acusada como tal por el propio gobierno del FdT y de la que ya ni se habla en estos reales términos.
En tercer lugar, el ministro quiere seducir a las grandes multinacionales yanquis para que inviertan e instalen negocios en nuestro país, por supuesto a través de ofrecerles derechos de exportación a tasa 0 y reducción del impuesto a las ganancias. Para ello se reunió con los representantes de más de 30 grandes empresas de rubros estratégicos como servicios, agroindustrias, minerales e hidrocarburos (Chevron, Bayer, General Motors, HSBC, Google, Cargill, etc). Claro que el eje indiscutible es el del petróleo y la megaminería, ambos requeridos por la crisis mundial energética tras la invasión rusa a Ucrania. Es decir, Massa, en acuerdo total con el FMI, fue a prometerles grandes ganancias y bajos impuestos a las multinacionales del extractivismo y el saqueo, eso sí, como sabe que en el país no hay licencia social para ello, les pidió paciencia.
Ajuste sobre ajuste
Con las pilas recargadas por las palmaditas en la espalda recibidas y los apretones de mano por parte de los amos del mundo, Massa viene decidido a continuar con el ajuste que comenzó apenas asumido y que consiste en una tremenda restricción de caja, con la promesa de no gastar más de lo que tienen, no ejecutar nuevos presupuestos, reducir la obra pública, no iniciándola o postergándola disminuir de partidas a las provincias (eso sí, autorizándolas a que aumenten ellas los impuestos para zafar), etc. A lo que agregó una fuerte reducción en los subsidios a la energía, lo que lleva a que los tarifazos de luz, gas y agua promedien en términos reales el 120-130% y, aunque aún no sepan cómo instrumentarlos, ya se empezaron a notar en las primeras facturas recibidas, sobre todo en los barrios populares. La reducción inmediata de partidas para educación, salud y vivienda son brutales, y superan los 170.000 millones de pesos. Y a todas estas calamidades hay que sumarles el ajuste inflacionario que sufrimos todos día a día, ya que dejan correr una inflación superior al 6-7% mensual como manera de licuar los salarios, cuya recuperación viene siempre atrasada y es la causa de la pobreza creciente que experimentamos todos y también de la bronca creciente y las luchas en aumento.
El ajuste de Massa, en consonancia con el giro a derecha de todo el Gobierno, empezando por la propia Cristina, deja sin argumentos y programa a la derecha de JxC, incluso a Milei, no es para todos. Ya dijimos que la concesión del dólar soja a $ 200 le hizo ganar a los grandes del agronegocio un 30% más de la noche a la mañana, a cambio decidieron liberar unos U$S 2.200 millones de dólares de las exportaciones del sector, que Massa cuenta como un triunfo para cumplir su palabra de reforzarlas en 5 mil millones, eso sí, esa plata nuevamente se destinará a pagar la deuda. Por eso desde el MST en el FIT-U insistimos en que la única manera de salir de esta crisis es hacer lo opuesto a lo que nos proponen este gobierno y la oposición burguesa, hay que ajustar a los ricos y poderosos, empezando por dejar de pagar la deuda con el FMI a la que se comprometió Massa en su gira.