Venimos de una semana donde el gobierno pudo hacer pasar el proyecto de Presupuesto 2023 en Diputados. En alianza con gran parte de Juntos por el Cambio dio luz verde a ajustes en diferentes áreas. Luego, comenzó la carrera electoral subsumido en su impotencia e internas, preparando su estrategia del mal menor. La herramienta que necesitamos para terminar con la derecha que sobra.
Escribe: Nicolás Zuttión
Los actos conmemorando el día de la lealtad peronista habían reflejado los quiebres internos del Frente de Todos (FdT). Una semana después, casi la totalidad de la coalición gobernante con una parte importante de Juntos por el Cambio (JxC) dio media sanción en la Cámara de Diputados al proyecto de Presupuesto 2023. Avalando los números que presentó Massa, quien trabajó pormenorizadamente este presupuesto con el FMI, el bloque oficialista perpetró un hachazo a partidas muy importantes. De nuevo salud, educación, vivienda, entre otras, son la variable de ajuste. Paralelamente, miles de personas en las distintas sucursales de ANSES hicieron enormes colas para acceder al nuevo “IFE” de $45.000 en dos cuotas. La crueldad votada para el próximo año ya se palpa este 2022, son muy pocos los que accederán al nuevo ingreso, mientras la pobreza crece y la inflación sigue limando ingresos.
Hay acuerdo en el ajuste
El plan de gobierno no está en discusión, sí cómo administrar el mismo. No sólo sus velocidades sino los nombres propios que lo implementen. Por eso, una vez terminada la votación en el Congreso comenzó la campaña electoral dentro del FdT. Máximo Kirchner y Wado de Pedro, como representantes de Cristina Fernández de Kirchner, presionan al presidente para que se suspendan o eliminen las PASO, como maniobra para afectar a la oposición y asegurarse alguna chance. Massa se sumó al pedido, convocando también a una mesa interna para definir. Gran parte de los gobernadores e intendentes, viejos zorros, apoyados en sus aparatos locales también acompañan la maniobra para sostenerse en sus lugares. Alberto, el presidente sin votos y ya casi sin equipo de gobierno, resiste a la idea para conservar alguna posibilidad propia de integrar las futuras candidaturas.
Estas internas palaciegas ilustran lo lejos que se encuentra el gobierno de esbozar algún plan en favor de las mayorías trabajadoras y populares. Aún sin revertir la estafa electoral a las promesas del 2019, el peronismo discute de qué manera mantener la dirección política del plan fondomonetarista.
El mal menor como horizonte de lo posible
Un tuit de Cristina contra el aumento de las prepagas y un plan de supervisión de precios, donde el gobierno llama a no comprarles a las cadenas que aumenten por encima de la inflación, parece ser la expresión del leitmotiv: “Volvimos para ser mejores”. Eso, en la última parte del fatídico 2022, es toda la resistencia del FdT con los poderosos. En palabras del líder de La Cámpora, sería la forma de “administrar las consecuencias de la gestión anterior”.
Encerrados en sus contradicciones, divisiones e impotencia, el progresismo emana justificaciones por doquier para reconocer que el ajuste, su ajuste, es el mal menor ante lo heredado por el macrismo. Como así también son capaces de justificar la permanencia en el gobierno nacional de Aníbal Fernández o de Berni en Provincia de Buenos Aires, argumentando que su conservadurismo y represión no es tan dura como la de Patricia Bullrich.
Agitando y sobredimensionando las capacidades de los ultraderechistas en el país y en el continente, el gobierno busca simplificar la realidad y demostrarla como la suma de discursos. Lo cierto es que las posibilidades de la derecha para retornar al gobierno el año que viene, que son ciertas, no se generan porque sí. Las políticas implementadas son el caldo de cultivo para las mismas. Que los salarios pierdan contra la inflación, que los trabajadores sean pobres, que las patronales sean las que se llevan la mayor parte de la renta nacional, son los elementos constitutivos de las decepciones crecientes que alimentan a los fenómenos como las alas más radicalizadas del PRO, Espert y Milei.
Pero este laberinto político tiene una salida alternativa para los trabajadores y nada tiene que ver con aceptar el ajuste de la derecha para enfrentar a la misma.
Sobra derecha, hace falta más izquierda
¿Cómo enfrentamos a la derecha en el marco de la polarización social? Esta, seguramente, puede ser la pregunta que se hace cualquier activista, trabajador o joven con intenciones de querer transformar el actual estado de las cosas. La movilización y organización es la primera respuesta. No como algo dogmático, sino como evidencia concreta.
El triunfo de los trabajadores del neumático en nuestro país, así como la renuncia de la primera ministra (y su programa de austeridad) de Inglaterra, muestran cómo, en diferentes latitudes, la herramienta que tenemos es la movilización de los de abajo. Pero, estas victorias parciales, no pueden consolidarse sin una dirección política.
En este sentido, el FdT, como toda variante de centroizquierda, ha demostrado que cuando llega al gobierno traiciona, se derechiza y aplica los planes de ajuste. Ignorando las verdaderas correlaciones de fuerzas que actúan en el campo político, sindical y social, hacen que fracase cualquier intento para pelear por una vida digna.
Por eso, llamamos a los honestos compañeros que se reivindican peronistas y dieron su voto para enfrentar a la derecha, a los luchadores de la izquierda social que creyeron posible dar pelea dentro del FdT, a animarse a hacer algo nuevo con la izquierda.
Nuevas herramientas políticas son las que nos hacen falta para que podamos salir del sendero del ajuste y la dependencia al FMI. Con el Frente de Izquierda unidad que tiene como marco una estrategia política anticapitalista y socialista. Sin desestimar los grados de complejidad de esta lucha, necesitamos un partido que se comprometa a pelear en cada estructura obrera, en cada centro de estudiantes, en cada barrio y en la calle por los derechos de los trabajadores y las mayorías sociales.
Desde el MST en el FIT-Unidad, abonamos a esta idea y tarea, que se nos presenta como desafío, para poder batallar políticamente contra las fuerzas de derecha y este capitalismo putrefacto que deteriora nuestro nivel de vida de forma cotidiana. A quienes quieran sumarse a esa pelea, los invitamos. Sólo de forma colectiva podremos conquistar nuevas victorias. Porque como sobra derecha, hace falta construir más izquierda.