Alternativa Socialista entrevistó a Raúl Laguna, actual jefe de residentes de medicina general y de la CICOP, acerca de la reciente aprobación del Reglamento de residencias de la PBA para conocer sus puntos de vista y la perspectiva de las luchas de las residencias en todo el país.
¿Cómo definirías a las residencias?
Somos profesionales universitarios de varias disciplinas que decidimos seguir perfeccionando nuestro conocimiento en salud, en la mayoría de los casos elegimos el sistema público. Conformamos planteles de médicos, bioquímicos, trabajadoras sociales, psicólogos, terapistas ocupacionales, kinesiólogos, enfermeras, odontólogos, abogados, arquitectos, administradores, entre otras. La particularidad de este sector de trabajadores de la salud es que nuestra formación de posgrado es en un servicio hospitalario o un CAPS (centro de salud). Trabajamos y estudiamos al mismo tiempo lo que representa un esfuerzo psicofísico descomunal. La realidad es que trabajamos más de lo requerido para aprender la especialidad.
Para algunxs la residencia es el sueño de ser especialista, para otrxs es una fuente de trabajo y una necesidad de entrar al mercado laboral que nos imponen. Para el gobierno somos la mano de obra barata que sostiene las guardias de piso, los dispositivos, los consultorios, las guardias externas y las interconsultas.
Hacemos jornadas de sesenta a cien horas semanales, con dos y a veces tres guardias por semana. En la mayoría de los casos no contamos con el descanso posterior a la guardia. Es trabajo duro, con poco descanso y no te otorga el título de especialista si no pagás un curso superior, normalmente, dictado por el Colegio de Médicos. Una casta corporativa que merece capítulo aparte.
¿Cómo se organizaron durante estos años?
El movimiento pasó por diversas fases y tuvo varias formas de organización. Lleva décadas, desde los años 70 y luego posterior a la caída de la dictadura con el antecedente de la CONAMER. Los últimos quince años nos nucleamos autoconvocados en la Comisión Provincial de Residentes (CPR) y en el sindicato pluriprofe-sional de la PBA, la CICOP. Desde que ingresé a la residencia -y actualmente también- sostuve la política de unificar y coordinar fuerzas entre la CPR y la CICOP tratando de evitar la dispersión del sector, porque entendemos que nuestras condiciones de trabajo y estudio están vinculadas a la precariedad y la lógica de trabajo que tienen la planta de los hospitales y centros de salud. En tal sentido la división organizativa atenta contra la unidad de la residencia y le resta fuerza. La planta tiene bajos salarios y suelen estar saturados de trabajo. En ese sentido, quienes primero nos reconocieron a lxs residentes como trabajadorxs fueron los compañeros de CICOP y a partir de la lucha conjunta es que se logró que el salario del residente deje de ser fijado unilateralmente y por decreto y que sea discutido en paritarias y los residentes cobren los aumentos salariales consecutivamente a los profesionales del staff. En cada acuerdo paritario se establece la grilla salarial de la planta y la de los residentes. En el sentido opuesto el gobierno y las direcciones de hospitales sostienen una lógica opuesta: los residentes «para formarse bien deben hacer muchas guardias, trabajar mucho, atender hasta los sábados». Este criterio utilitario es falso porque la formación no puede estar basada en la «producción» sino en la calidad de atención sanitaria y la calidad de los procesos formativos. Varios nos agremiamos y empezamos a dar la lucha de conjunto con todo el equipo de salud. Empezamos a afiliarnos y formamos parte de comisiones directivas de las seccionales de CICOP. El respaldo hacia nuestro reclamo creció. El gremio lo tomó como parte de su pliego de reclamos paritarios. Abrimos la posibilidad de que las negociaciones con el gobierno avancen y tomen forma.
La provincia de Buenos Aires es grande y somos aproximadamente cuatro a cinco mil residentes, donde más del 80% se concentra en el conurbano bonaerense y La Plata. Por lo que la coordinación requirió de mucho cuerpo y tiempo. Nuestro método es la asamblea siempre. Nos organizamos por residencia, por hospital o centro de salud y por seccional de CICOP. Hace dos años conformamos una Secretaría de Juventudes y Residencia de CICOP que tuvo nuestro primer gran logro con este nuevo reglamento, sintetizando años de lucha.
Este año lograron el reglamento, ¿qué cambió?
Durante los últimos años la lucha se intensificó. Todos hablaban de los residentes y sus condiciones de trabajo, cruzamos el cerco mediático usando la movilización, el corte de calle, la visibilización y solidaridad entre laburantes. Se combinaron varios factores, como mencioné: la organización con democracia y asamblea. Votamos y decidimos luchar siempre que hubo chance. Entendimos que el pilar fundamental para avanzar era organizarse y profundizar la lucha. El gobierno provincial y sus representantes en el área de salud personificados en la figura de la Dirección de capacitación a cargo de Mario Rovere tuvo que recibirnos porque entramos marcando la cancha; antes nos habíamos movilizado dos mil residentes a la gobernación exigiendo a Vidal que firme el reglamento antes de retirarse. Fue una acumulación de experiencia y logramos un mejoramiento cualitativo. Entramos a negociar con funcionarios de todo pelaje. A pesar de su discurso aparentemente progresista Mario Rovere nunca terminó de reconocernos como trabajadores, nos increpó preguntándonos si nos íbamos a poner la «camiseta de la salud pública» haciendo alusión a residentes que terminan trabajando en el sector privado.
Negando que la falta de oferta laboral en el público es responsabilidad del Estado no un deseo individual del residente. Si pudiéramos elegir, elegimos el sistema público de salud, donde ponemos el cuerpo, la mente, la salud mental, la vida. Así lo hicimos durante la pandemia y aunque en octubre de 2020 logramos el nombramiento de más de 1100 compañeros que terminaron la residencia, esa mecánica de designaciones no se sostuvo en 2021 (con menos designaciones) y en 2022 directamente se suprimió ese criterio por el de nombrar «algunos jefes/as de residentes» o sea que es el propio gobierno el que «nos saca la camiseta».
Por otro lado, sostuvimos la memoria y cada camada que entraba entendía rápidamente porque sentía en el cuerpo el cansancio y la precarización.
¡La lucha conjunta con lxs residentes de CABA, residentes nacionales y de varias otras provincias fue un punto importante!
Combinamos los reclamos: peleamos por salario, pero también por la disminución de las horas de guardia, por disminuir la jornada laboral, por asignaciones familiares, por lactarios, por las licencias por enfermedad o por embarazo, por el descanso post guardia, por nuestro reconocimiento, por los aportes jubilatorios. El pliego de reclamos permitió que saliéramos a movilizar masivamente, la participación fue aumentando, pero el reclamo fue siempre integral.
Tuvimos pérdidas. Un día, en una asamblea en la Facultad de Medicina de la UBA, los compañeros del Hospital de Moreno nos contaron que un concurrente había fallecido en un contexto de una post guardia. Hubo silencio, angustia y miedo. Podría haber sido yo. La precarización laboral a la que estamos expuestos nos lleva a lugares de alto riesgo, con peligro de muerte. Alan Echenique falleció por un accidente de tren cuando cruzaba las vías, después de terminar su jornada laboral paga (no formativa) cuando se dirigía a su hospital de formación para continuar después de veinticuatro horas de trabajo, yendo hacia otras diez a doce horas más, donde no cobraba ni un peso, sin obra social ni ART. Alan no pudo llegar, el sueño de la especialización no culminó. ¡Este régimen de trabajo mata! ¡La precarización laboral mata! Por eso cada 13 de septiembre recordamos a Alan Echenique para que no ocurra nunca más otro asesinato laboral. La mejor forma de recordarlo es luchando y organizándonos.
Pero el gobierno dice que fue quien otorgó el reglamento que ansiaban…
Aunque el gobierno de Kicillof quiere atribuirse el logro y dice que «fueron años de trabajo», nosotros decimos FUERON AÑOS DE LUCHA, más de una década, ¡Tal vez más de dos décadas! La lucha no paró. Hicimos jornadas de lucha, paros, movilizaciones, actividades regionales, asambleas y visibilización en redes. NO queremos la utilización política de nuestra conquista histórica.
¿Cómo sigue a partir de ahora?
Ahora se viene la ejecución del reglamento. Sabemos que hay y habrá resistencia por parte de direcciones, jerarquías y barreras en algunos servicios, quieren mantener el régimen de trabajo precario con la excusa de ser «una mejor formación para los especialistas», pero se encontrarán con el impulso y el hartazgo por parte de miles de nosotros que no toleramos más las violencias, las lógicas hegemónicas, la explotación. Ya nos estamos organizando para eso y las residencias de otras provincias ya se están acercando para conocer sobre el proceso, contagiadas por los avances y animadas a luchar. Vamos por un pleno reconocimiento como trabajadores en formación.
A pesar de la crisis económica y los presupuestos que ajustan a la salud y a contramano de la tendencia que buscan precarizar aún más a nuestra clase trabajadora, reforma laboral mediante, logramos imponer en la agenda provincial nuestras reivindicaciones. A contramano de esas políticas. Si se lucha, se puede ganar.
Teniendo en cuenta la importante lucha de residentes que se está desarrollando en CABA ¿Qué le dirías a esos residentes?
Les diría que no bajen los brazos, que es muy difícil enfrentar al poder, no solo al gobierno o los ministros sino también a los directores o jefes de servicios que quieren perpetuar este sistema de superexplotación. Pero que si confían en sus fuerzas, si se organizan democráticamente e impulsando la unidad de todos los sectores de la residencia, desde los más combativos hasta los de retaguardia, entonces es posible triunfar y lograr que se respeten los derechos de los residentes con un mejor salario y un reglamento que los ampare. Las asambleas son fundamentales, pero también la unidad con el resto de los profesionales y trabajadores hospitalarios de planta permanente. La residencia debe unirse a la lucha de las enfermeras en CABA por su reconocimiento profesional. Un gran paso unitario es la confluencia que hubo hoy en la movilización entre los trabajadores y profesionales del hospital Garrahan, el hospital Posadas (seccional de CiCOP) y los residentes de CABA al Congreso nacional. Esta es una pelea no solo de un sector. El triunfo se logra y consolida de la mano de la pelea y organización de todo el equipo de salud. La formación de la Fesintras nos genera esperanzas de lograr esta unidad en todo el país.
Algunos puntos centrales del reglamento
• Aportes jubilatorios estatales sostenidos por el IPS. Lxs médicos residentes aportamos a la Caja de Médicos, que es obligatorio y privada. Ésta vino de la mano de Menem en el año 93 y nunca ningún gobierno se atrevió a tocar ese privilegio usurero. Por eso queríamos, al igual que la planta hospitalaria, tener los aportes que nos da el estado con el Instituto de Previsión Social. El estado paga losd aportes patronalesd y los de los residentes también. Un logro.
• Disminución de la jornada laboral. No trabajamos más los sábados igual que el resto de la planta profesional. La mayoría de lxs residentes refieren que las actividades de los sábados no son formativas y no cumplen otra función que el trabajo mismo. Desnuda la falta de personal de planta permanente y que necesitan lxs residentes para tapar baches.
• Guardias de 12 hs con descando post guardia. Bajando la exposición al riesgo y previniendo el desgaste laboral.
• Asignaciones familiares, plus por guardia y plus por trabajar en zonas de menor cobertura.
• Logramos que la investigación y la docencia no sean incompatibles con el ejercicio profesional como residente, pudiendo percibir remuneración por dicha tarea.