¿Movilidad jubilatoria? Una burla

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Jubilaciones de indigencia. La titular de la ANSES, Fernanda Raverta, junto al ministro Sergio Massa, anunciaron hace pocos días un aumento de las jubilaciones correspondiente a la nueva ley de movilidad aprobada por el gobierno a comienzos de su mandato. El incremento a partir de diciembre será del 15,6%, a lo que se le sumará un refuerzo (bono) durante diciembre, enero y febrero de $10 mil para quienes cobren la mínima y de $7 mil para quienes alcancen hasta dos haberes mínimos. De esta manera el ingreso mínimo, que reciben el 80% de los jubilados, pasará a ser de $ 50.124, y alcanzará los $60.124 si se le suma el bono. Según la defensoría de la tercera edad la canasta básica jubilatoria ronda los $150 mil, es decir tres veces el haber mínimo. El tono triunfalista con el que fue presentado el anuncio no se corresponde con una realidad que mantiene en la indigencia a uno de los sectores más postergados de la sociedad.

Ajuste disfrazado. Raverta declaró durante el anuncio que «las jubilaciones le ganan a la inflación», pero para demostrarlo apeló a una maniobra con los números que intenta ocultar un nuevo golpe a los bolsillos de jubilados y jubiladas, que nuevamente perderán con respecto a la inflación como viene sucediendo durante los últimos cinco años. Esto es así porque al comparar los $60 mil que cobrarán en diciembre (aumento más bono) con la jubilación mínima de diciembre de 2021 ($ 29.062) resulta un aumento del 107%. Pero en diciembre de 2021 hubo un bono de $8 mil que a la funcionaria se le olvidó en el camino.

De esa manera, si se comparan los $60 mil de diciembre de 2022 con los $37 mil de diciembre de 2021 (sumado el bono de entonces) el aumento anual es del 61,9%, muy por debajo de la inflación proyectada de entre el 95 y el 100%. Para quienes cobran más que la mínima el aumento será menor y todavía menos para quienes superen los dos haberes mínimos, que no recibirán ningún refuerzo. Además, al no conformar parte del salario, el bono no entra en el cálculo para el medio aguinaldo ni tampoco repercutirá en los cálculos para los próximos aumentos. Aunque intenten ocultarlo, las jubilaciones vuelven a perder y la pirámide se sigue achatando. Un ajuste en toda la línea.

Cumpliendo con el FMI. El ajuste a las jubilaciones se enmarca en los compromisos asumidos con el Fondo para reducir el déficit fiscal. Ya en el informe que el organismo difundió tras la segunda revisión del acuerdo se señalaba que «se prevé que el gasto en pensiones disminuya como porcentaje del PIB en 2023, en consonancia con la fórmula de indexación.» Es que la fórmula aprobada por el FdT en 2020 excluyó a la inflación del cálculo de movilidad, y además colocó un tope, según la recaudación de la ANSES, que será aplicado en el aumento anunciado. En el informe del Fondo citado se advierte también con cierta satisfacción que «se está realizando un estudio liderado por el Ministerio del Trabajo para identificar opciones de reforma para comenzar a fortalecer la equidad y la sostenibilidad financiera del sistema». El objetivo es avanzar en una reforma estructural que elimine el sistema previsional actual. La receta del Fondo reclama la reducción de los importes jubilatorios con respecto al salario en actividad, el aumento de la edad para acceder al beneficio, la eliminación de los regímenes especiales que mantienen algunas actividades producto de sus luchas y de un mayor aporte durante los años trabajados, así como el restablecimiento de algún tipo de sistema privado de capitalización. Esta hoja de ruta busca eliminar la jubilación como un salario diferido después de aportar durante toda nuestra vida laboral para reemplazarlo por una pensión (miserable) a la vejez. Buscan reducir de esta forma las partidas que implican una parte sustancial de los presupuestos para hacer frente a la crisis capitalista y permitir la recuperación de la tasa de ganancia de las patronales.

Privilegios de casta. Aunque intenta disimularlo con discursos de equidad y redistribución, el FdT viene actuando como un alumno aplicado del Fondo, ajustando y estudiando la reforma que reclama el organismo. La oposición de derecha ni siquiera disimula, directamente plantean una nueva privatización. Todos coinciden en seguir descargando la crisis sobre los jubilados actuales y futuros. Pero mientras tanto, haciendo gala del cinismo que caracteriza a toda la casta política, no tienen vergüenza en cobrar jubilaciones de privilegios. Macri, por caso, recibe como ex presidente una cifra cercana a los $2 millones. Y Cristina, sin ponerse colorada, hasta acudió a la justicia para cobrar además de su jubilación de privilegio la pensión de Néstor Kirchner, sumando unos $4 millones mensuales. Indignante desde todo punto de vista.

Un robo permanente. El sistema previsional ha sido desde hace mucho tiempo la variable de ajuste principal de todos los gobiernos capitalistas. Menem y Cavallo redujeron las contribuciones patronales del 33% al 17%, con lo que a partir de 1994 el Estado dejó de recaudar varios miles de millones de pesos. Estas contribuciones nunca volvieron al nivel previo a los 90 y Macri realizó un nuevo recorte. Además, la estafa de las AFJP implicó el desfinanciamiento de la ANSES en favor de los bancos y el capital financiero. Por otro lado, la creciente desocupación y precarización laboral, que abarca un 40% de los trabajadores significa una enorme evasión al sistema previsional.

El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES creado a partir de la reestatización de las AFJP fue utilizado en gran parte para subsidios a las patronales y pagos de la deuda. El «desendeudamiento» kirchnerista significó en los hechos cancelar deuda con los acreedores privados a costa del endeudamiento con entidades nacionales, entre ellas la ANSES. Una enorme transferencia de fondos del sistema de previsión hacia los especuladores. Macri por su parte redujo el FGS de 67 mil millones de dólares a 22 mil millones.

El 82% móvil es posible. Por eso, el discurso de que el 82% es imposible es una falacia. Se puede obtener si se ajusta a los de arriba. Algunas medidas que proponemos desde el MST en el Frente de Izquierda para alcanzar ese objetivo son: 1) Aumento general de jubilaciones al 82% con movilidad automática según costo de vida real 2) reestablecer las contribuciones patronales a los niveles previos a 1994 3) terminar con toda forma de precarización laboral, que favorece la evasión 4) control de la ANSES por parte de jubilados y trabajadores 5) devolución inmediata de lo sustraído al Fondo de Garantía de Sustentabilidad 6) ni un peso para la deuda externa. Porque la deuda que hay que pagar urgente es con los jubilados, no con los bancos y especuladores.

 


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