El que termina, ha sido un año de muy escasa actividad para el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC). Lejos de responder a los principales procesos de lucha y organización, quedó en el freezer atenazado por posturas conservadoras y propagandísticas de varias de las corrientes sindicales que hacen vida a su interior. De cara a los desafíos de 2023, hay que cambiar ya. Proponemos preparar un gran Encuentro Nacional hacia el mes de febrero que lo relance y postule como el polo de referencia y coordinación que se necesita.
Escribe: Guillermo Pacagnini, Miembro de la Mesa Nacional del PSC y coordinador de ANCLA/MST (Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática).
Se cierra un año de importantes conflictos. Con un proceso nacional de lucha en la salud como el más dinámico, extendido y potente. Con autoconvocatorias y direcciones combativas al frente. Todo por fuera de la burocracia. Un sector donde avanzó ación sindical antiburocrática y se empezó a poner a prueba.
Un año donde se libró la heorica pelea del neumático, que cambió el mapa de la pelea salarial en los privados del país, en una pulseada que le ganó esa dirección de lucha y la izquierda clasista a la burocracia, la patronal y el gobierno. También lucharon los docentes en varias provincias, arrancando una medida nacional de la CTERA, rara avis en el universo del movimiento obrero conde la totalidad de la burocracia está enfeudada al gobierno y concientemente paralizada. Hubo otras peleas parciales y en diversos gremios. Y se combinaron con una sostenida y radicalizada pelea de los movimientos sociales. Si no desembocó en una rebelión general y, en el marco de un gobierno debilitado, que defraudó y aplica un duro ajuste, es por el rol de las direcciones burocráticas de las centrales. También hubo una política preventiva donde el gobierno y las patronales debieron ceder, para apuntalar a las burocracias y evitar conflictos. Pero lo esencial ha sido el rol de la dirección de las centrales y los grandes sindicatos. Ya no pudieron frenar la peleas. Casi todas salieron por fuera. Pero trataron de aislarlas, debilitarlas y, por supuesto, evitar que confluyan. En este panorama, el PSC tuvo un débil protagonismo y las corrientes que lo componemos, políticas muy diferentes y contrapuestas al actuar en esos procesos.
Oportunidades desaprovechadas
En este panorama donde las luchas crecieron y el problema de la dirección y la coordinación se hizo acuciante, el PSC no solamente no abordó y avanzó en importantes debates que veníamos planteando desde nuestra corriente tales como: profundizar el frente único y llevarlo a las principales luchas para potenciarlas, tener una política común para ayudar a desarrollar las direcciones combativas y los nuevos procesos de organización, abrir el plenario para incorporar nuevos sectores, avanzar en listas comunes antiburocráticas, unir la pelea sindical con la disputa por fortalecer la izquierda política, fomentar un modelo sindical democrático, entre otras. Por el contrario, se agravaron algunos de esos problemas y se debilitó incluso la intervención del plenario ante varios de los principales hechos de la lucha de clases.
Durante 2023, hubo escasas reuniones de la mesa nacional y realizamos solo un plenario metropolitano con delegaciones acotadas y predominantemente en modalidad virtual.
Y tuvimos que dar un fuerte debate desde nuestra corriente cuando asumió Massa y lanzó su plan, para lograr una marcha alternativa el 17 de agosto y contrastar con la movilización convocada por el conjunto de la burocracia en apoyo al gobierno y evitar una política capituladora siendo furgón de cola de esa manifestación. El masivo acto en Plaza de Mayo con impacto en todo el país, se desmostró correcto. Lamentablemente, se desaprovechó esa oportunidad para relanzar al PSC. Asimismo no logramos una inteligencia común en algunas de las elecciones sindicales como la de la CTA-T donde el MAC/PTS rompió la unidad y fue con lista propia.
Políticas contrapuestas hacia las luchas y la coordinación
Pero ha sido en los procesos fundamentales donde no solo no hemos llevado el frente único, sino que actuamos con políticas contrapuestas. Venimos con un fuerte debate en salud. Donde tanto la CSC/PO como el MAC/PTS, tienen posiciones que llevan a la división del equipo de salud y atacan a las direcciones combativas poniéndolas en un mismo plano que la burocracia. Una politica criminal para desarrollar la lucha, que ha venido siendo rechazada por el activismo sanitario que necesita la unidad en la diversidad. Se han profundizado en este proceso diferencias que ya se venían manifestando en otras luchas, pero que acá se agudizaron al tener las nuevas direcciones un claro rol de conducción. Tanto el PO como el PTS coincidieron en denostar a las direcciones combativas, por ejemplo CICOP, APYT Garrahan o la ALE de la enfermería. Y, lejos de actuar para unificarlas con las expresiones autoconvocadas que coexistieron en esta oleada, desarrollaron políticas divisionistas y de denuncia de los sindicatos de lucha.
El propagandismo del PTS lo lleva a lanzar fómulas abstractas de coordinación, llama a firmar petitorios bregando por coordinar, al tiempo que boicotea la unidad, a las direcciones de lucha y los procesos reales de coordinación que existen como la FESINTRAS (nueva federación de salud) a nivel nacional o las confluencias que impulsamos desde el Garrahan para unificar los procesos que se venían dando en distintos lugares de Caba y Pcia. de Bs. As.
¿Todo por fuera del plenario?
El PTS nunca fue un ferviente impulsor del PSC. Permanentemente lo contrapuso con artificiales «comités de lucha». Y en los últimas semanas lo ignoran y llaman por su lado a poner en pie un supuesto encuentro y que se conforme una coordinadora nacional de las luchas. Cuando, como dijimos, en esas luchas donde todos intervenimos el FIT-U no lo hace en común sino con fuertes disputas.
Por el lado del PO, ha dejado de impulsar iniciativas para el PSC y se ha ordenado alrededor de la lucha piquetera, donde, además, varias de las corrientes del PSC (como IS y el PTS) se abstienen de intervenir. Hace propaganda de llamar a un supuesto congreso del FIT Unidad, pero nada dice del PSC.
En la pelea del SUTNA, (donde la CSC/PO tuvo responsabilidad de dirección) que todos apoyamos con firmeza, el PSC no actó unificado al servicio de esa pelea, por ejemplo organizando la solidaridad. El sindicalismo a ultranza del PO y su conservadorismo, hicieron que el PSC se limite a una tardía declaración.
Por un Encuentro Nacional que relance al PSC
Desde ANCLA/MST seguimos convencidos de la potencialidad del PSC y la necesidad de postularlo y fortalecerlo. Pese a sus problemas, debilidades y limitaciones a superar, se agrupan allí las principales corrientes de la izquierda clasista que son las corrientes sindicales que abonan al FITU, varios de los principales sindicatos recuperados y los sectores en lucha que, como la salud, vienen muy dinámicos y se están fortaleciendo. También articulan algunas de las principales organizaciones piqueteras combativas. Contraponer organismos artificiales o hacer propaganda de coordinaciones inexistentes, sabotear a las direcciones que hacen vida en el PSC, dividir la lucha social de la política o subordinar la pelea sindical a la piquetera, van objetiva y claramente contra el PSC. Poner el acento en el frente único para actuar en común en las luchas, procesos de organización, elecciones sindicales, debatir los problemas y acordar iniciativas y abrir y postular al PSC para que pueda avanzar en un polo de referencia para el activismo combativo, sigue siendo un desafío para el 2023 que se avizora como un año de luchas. Proponemos convocar a un nuevo encuentro nacional presencial para el mes de febrero, preparado desde la mesa, abordando fraternalmente los debates y consensuando una agenda de resoluciones que lo pongan nuevamente a la altura de las necesidades del activismo y las y los trabajadores.