La crisis política no se fue. Mientras transcurre el primer mes del 2023, la crisis política con la que el gobierno cerró su tercer año de mandato aún sobrevuela el país. A pesar de que la intensidad haya menguado, entregarle el timón a Massa, apoyado en el dúo de los Fernández, no alcanzó el equilibrio que buscaba el Frente de Todos para una paz duradera.
Las guerras intestinas, la inestabilidad económica y las presiones de diversos sectores patronales a las que el gobierno cede a como dé lugar, por ejemplo con la inclusión en el gobierno del ex CEO de Syngenta, Antonio Aracre, ilustran el andar de la coalición que, más allá de las gestualidades, tiene la venia de Cristina. Sin saber a ciencia cierta el rol que ocupará la vice en las elecciones y sin un candidato fijo, todo el oficialismo se encuentra a la espera de los resultados económicos del plan diseñado por el amigo de la embajada estadounidense. Las encuestas no son para nada amenas, sin embargo, para marcar la cancha, dos Juan, Grabois y Manzur, ya lanzaron sus campañas, virtualmente hechas en Roma, con la consigna: Juan XXIII. Cumplir a rajatabla el acuerdo de ajuste con el FMI, firmado para convalidar la ilegal deuda macrista, es el pilar de la fragilidad del Frente de Todos y un modelo de país que azota a quienes viven de su salario con pérdidas constantes de su nivel de vida.
Una disputa del régimen. Ya con el ropaje de campaña electoral, el oficialismo, con Alberto y Cristina a la cabeza, en conjunto con gobernadores y varias figuras del peronismo, lanzaron una campaña para realizarle un juicio político a la Suprema Corte de Justicia. Debido a la gran inestabilidad hacia el interior del FdT y la posibilidad de no contar con los votos propios para avanzar con el juicio, las sesiones extraordinarias recién iniciaron el 23 de enero, una semana después de lo previsto. Mientras la coalición oficial denuncia las relaciones que se ven en los chats entre los jueces y los funcionarios del gobierno de la Ciudad, desde Juntos por el Cambio denuncian la filtración de esos materiales por parte de una facción de los servicios de inteligencia. Una muestra de decadencia de las coaliciones tradicionales, la justicia, servil a todos los gobierno de turno y los negocios capitalistas y los «sótanos de la democracia». En síntesis un régimen que se descompone al ritmo del sistema social en el que se inscribe.
La derecha y sus internas. Las fracturas internas se registran también en la derecha. Si bien Juntos por el Cambio, en su totalidad, salió contra la iniciativa del juicio a la Corte, tuvo profundas discusiones ante el intento de golpe en Brasil. Queriendo aprovechar la polarización social y la aparición en el mundo de fenómenos a derecha, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, simulando al liberfacho Milei, se quedaron sin repudiar la asonada reaccionaria en Brasilia. Algo que motivó la interna ya existente con el espacio radical que vive en JxC. Entre reuniones y reuniones, Macri intenta que el PRO hegemonice la criatura política que en 2015 nació bajo el nombre de Cambiemos. Larreta, de vacaciones fallidas donde fue varias veces repudiado por la gente en la costa, pivotea con los espacios de Gerardo Morales y Elisa Carrió para no dejar de ser el candidatos de todos, pero sin perder la bendición de Mauricio. Por su parte, los liberfachos también crujen. Más allá de que el influencer Maslatón haya aceptado permanecer en un partido que denuncia tener un «régimen stalinista», donde no existe la libertad por la imposición de Karina Milei y su hermano, la banda de los liberfachos se disputa el título. En una fiebre por ver quién era más conservador, Milei denunció de «socialistas» de «buenos modales» a quienes saludaron la victoria de Lula en Brasil. Espert cayó en la polémica entre dinosaurios que presagia más capítulos de acá a las elecciones.
Haciendo los deberes. A la par de estas discusiones, un día previo al inicio de la cumbre de la CELAC, Alberto Fernández dijo que: «Gran parte de la inflación es autoconstruida, está en la cabeza de la gente». No sorprende este grado de insensibilidad de los empleados del Fondo. Una semana atrás, Tolosa Paz, repitiendo textualmente una publicación del FMI, argumentó el recorte en los programas Potenciar Trabajo para quienes no hayan hecho la revalidación. Los salarios han perdido el 37% del poder adquisitivo en 7 años, a eso se suman los tarifazos de luz, gas, transporte y ni hablar de la suba en los alquileres. Además, el gobierno vuelve a utilizar una proyección artificial de la inflación anual (60%), para intentar cerrar paritarias a la baja. La única autoconstrucción, es que el gobierno piense que la gente viva con salarios de miseria, mientras que, como lo indicó la Junta Interna de ATE INDEC, hacen falta $238.680 para un salario mínimo que contemple las necesidades de una familia tipo.
Luchas al calor del ajuste. Todo lo descrito, paralelamente, se conjuga con diversas luchas. Principalmente aquellas que se dan en el área estatal contra el cese de contratos, desnudando los males de la precarización y los conflictos por el salario como el Hospital Posadas que está realizando acciones de paro, y sectores docentes que anuncian medidas. También, en Rosario, represión y detención mediante, continúa el conflicto de los portuarios para lograr la reincorporación de los trabajadores despedidos. Junto a ellos, la Unidad Piquetera, se prepara para nuevas acciones ante el recorte que Victoria Tolosa Paz aplicó en los programa sociales.
Sumate a dar la pelea con el MST en el FIT-Unidad. Para poder coordinar toda esta bronca y luchas existentes, es necesario fortalecer a la izquierda y su proyecto al servicio de los trabajadores. Para esto, construir más y mejor izquierda es una necesidad. Atravesados por un año electoral, espacio en donde también vamos a tener que dar una pelea por una salida socialista, nuestro frente tiene que pasar a ser una herramienta de articulación de conflictos que permita elevar el tenor de la lucha de clases, ante un panorama de ajuste por el plan del FMI que persiste en nuestro país. Como venimos impulsando la articulación de los movimientos piqueteros, se necesita reposicionar al Plenario del Sindicalismo Combativo. Postular una nueva dirección política, al servicio de una salida socialista, que ponga fin a este presente de crisis recurrente para nuestra clase, es a la tarea que te invitamos a dar de conjunto con el MST.