Nahuel Moreno fue quien colocó la piedra fundacional de nuestra corriente histórica y, como todos los años, lo recordamos transmitiendo algunas de sus enseñanzas: un legado teórico y político de actualidad y utilidad para la construcción del partido y la Internacional.
Escribe: Guillermo Pacagnini
Moreno fue uno de los referentes trotskistas más importantes y sin dudas el principal de Latinoamérica. Reconocido hasta por sus detractores más acérrimos tuvo el mérito de ser uno de los pocos dirigentes que tomó la posta de continuar el camino de Trotsky luego de su muerte y en medio de un panorama político adverso, llegando a poner en pie una de las principales corrientes del movimiento trotskista internacional.
Dedicó su vida a la construcción del partido y la internacional, sin por ello dejar de incursionar en el ámbito académico y en la intelectualidad.
Lejos de todo culto a su figura, recalcamos las valiosas herramientas que conservan vigencia para la intervención en la rica realidad actual plagada de oportunidades para construirnos.
También nuestro homenaje se concentra en transmitir a las generaciones más jóvenes y a remarcar en el conjunto de la militancia esos pilares y cimientos, sobre los cuales reelaborando y actualizando la teoría, el programa y la organización, construimos diariamente el partido y la internacional que pueda conducir a los trabajadores a la toma del poder y comenzar a construir el socialismo en Argentina y el mundo.
Confianza en la clase trabajadora
La marca genética que Moreno le imprimió a nuestra corriente es la confianza científica en la clase obrera y la necesidad de construir el partido en su seno, interviniendo en sus luchas y siendo parte de la misma. Impulsando la más absoluta democracia obrera y ganando a los mejores dirigentes y activistas para que contribuyan a la construcción del partido.
La clase obrera, más allá de los vaivenes, desde hace décadas no deja de pelear. Ha tumbado gobiernos, ha derribado regímenes que estuvieron entronizados durante años y eso es lo que nos hace tener confianza en un mundo mejor.
Disputamos en todos los terrenos en los que se expresa la lucha de clases, pero estamos convencidos de que sólo la clase obrera movilizada puede derrotar al poder del sistema capitalista-imperialista.
Sin dudas, junto a la tradición y la moral, la confianza en la clase ha sido lo que nos ha permitido construirnos sin ceder ante fenómenos de masas que fueron polos de atracción para la vanguardia. Como la conciliación de clases que impulsaba el peronismo, el foquismo guerrillero o la creencia en que la democracia burguesa de los albores alfonsinistas iba a solucionar todos los males. Es la que nos permitió no sucumbir ante los cantos de sirena del neo reformismo, el posibilismo y las variantes kirchneristas, como lamentablemente lo hizo un sector que se reivindicaba de izquierda.
Cuando la campaña de que «el socialismo fracasó» tomó lugar, muchas corrientes de pensamiento renunciaron a reconocer a la clase obrera como sujeto de la revolución. Hoy, a partir de la crisis del modelo capitalista, el rol de la clase trabajadora se muestra con toda su fuerza siendo la materia prima fundamental para nutrir la construcción del partido. Con ese anclaje, nos posicionamos para intervenir en todos los procesos del movimiento feminista, el estudiantado, los barrios y las luchas ambientales, disputando la dirección política y sindical.
Construir el partido en el seno de las masas
Moreno dio un enorme paso al proponerse abandonar la marginalidad en la que estaba el trotskismo y construir el partido desde el interior de los procesos. Combatiendo al sectarismo y también al oportunismo, buscó permanentemente que el partido empalmara con el movimiento de masas.
Construyendo en el seno del peronismo obrero en épocas de la Resistencia, interviniendo en el ascenso post Cordobazo -en las luchas y en la apertura electoral-, desarrollando la campaña contra el pago de la deuda en tiempos de Alfonsín y explorando confluencias, siempre en función de la estrategia de construir el partido. Fue así que logró que el trotskismo se convierta en una fuerza dinámica y se corporice en una fuerte corriente mientras otros sectores oportunistas otrora fuertes, desaparecían de la historia.
Nosotros luchamos por poner en pie partidos revolucionarios con influencia de masas en nuestro país y en el resto del mundo. Apelando a las más diversas tácticas, para confluir con otros sectores y disputar en mejores condiciones, manteniendo siempre la independencia política y organizativa de nuestro partido. Reivindicamos el proyecto leninista, de partidos de acción que se templen en los combates centrales del movimiento obrero y popular. Apostamos a formar un fuerte núcleo de cuadros y militantes que sean capaces de construir una organización en la que tengan lugar miles de trabajadorxs, jóvenes y mujeres que abandonan los viejos partidos, para aportar a la lucha por un gobierno obrero y popular que encabece la construcción de una sociedad socialista.
Hoy, las condiciones objetivas son más favorables que cuando Moreno diseñó las bases de nuestra corriente, ya que, aunque el trotskismo no se haya transformado en una corriente mayoritaria en el movimiento obrero y popular, hay millones que al ver y sentir la tremenda crisis del capitalismo empiezan a recorrer el camino hacia la revolución y a mirar con simpatía hacia la izquierda revolucionaria. Lo cual abre avances de calidad en la construcción. La experiencia de sostenido desarrollo de la Liga Internacional Socialista es un claro ejemplo de ello.
El internacionalismo
Moreno marcó como el salto fundamental en nuestra historia el trabajo político internacional. Porque la suerte del movimiento obrero de un país está indisolublemente ligada a la lucha de clases a nivel mundial. Gran parte de su militancia y de la de nuestra corriente abonó a la construcción de una corriente internacional.
La práctica internacionalista nos ayuda a una mayor justeza en la orientación política en cada país. Pero, además, porque sin organización internacional, por más pequeña que sea, es imposible construir partidos nacionales y disputar realmente el poder. La revolución puede triunfar en un país, pero si no se extiende a otros puede ser derrotada por la contrarrevolución mundial.
El imperialismo tiene su organización internacional. Para triunfar, las y los trabajadores necesitamos también una organización mundial.
Moreno siempre remarcaba que el desarrollo de una internacional no era un proceso meramente evolutivo ni lineal, sino que había que apostar a que se produjeran fusiones y saltos. Por eso no sólo fundó partidos, sino que estaba convencido en que además era necesario explorar la confluencia con otros sectores revolucionaros incluso provenientes de otras tradiciones. Una base que retomamos en el proyecto de construcción de nuestra internacional sacando conclusiones de las experiencias pasadas, planteando la necesidad de un reagrupamiento de los revolucionarios.
Por eso todas las energías que estamos colocando desde el MST en la construcción de la LIS (Liga Internacional Socialista). Su rápido desarrollo demuestra no solo las posibilidades objetivas, sino la ubicación prioritaria que tiene el internacionalismo en nuestra actividad.
Lejos del dogmatismo
La elaboración permanente con espíritu crítico y partiendo de la realidad es el otro jalón que queremos destacar del legado de Moreno. Él fue un profundo estudioso del marxismo, que no es tomarlo como un dogma y una receta sino como un método científico para ir actualizando y mejorando acorde a la realidad. Después de la muerte de Trotsky hubo hechos tremendos que el dirigente ruso no pudo conocer, como el surgimiento de revoluciones sin clase obrera ni partido revolucionario. Hubo sectores del trotskismo que opinaron que no eran revoluciones porque no entraban en el esquema que tenían. Moreno, avanzó en elaboraciones críticas en su Actualización del Programa de Transición, el estudio de las revoluciones contra las dictaduras y la ley de inversión de la causalidad, entre otras. Sin ellas sería muy difícil explicar muchos de los fenómenos que ocurrieron luego de la segunda guerra mundial. Nosotros nos vimos en una situación análoga frente a fenómenos inmensos que sucedieron luego de su muerte, como fueron la caída del aparato mundial estalinista y ahora la crisis sistémica del capitalismo y los tremendos procesos que está desatando. Por ello apelamos a ese método de ser críticos del propio morenismo, rescatando su esencia para avanzar en nuevas elaboraciones en el terreno teórico, político y organizativo.
La vigencia de sus enseñanzas
Esas enseñanzas son puntos de referencia claves hoy que vivimos una etapa de mayores oportunidades a la que vivió Moreno. Surgen diariamente nuevos fenómenos para interpretar e intervenir. La utilización de esas herramientas nos ha permitido transitar por un camino de nuevas elaboraciones. Comenzamos un año político con enormes desafíos en la construcción del MST, de la LIS y de todos los espacios unitarios y frentes de actividad en los que actuamos, como el FIT Unidad. Transitar con la mayor energía militante este camino es el mejor homenaje que podemos hacerle a nuestro maestro. Seguiremos luchando para cambiar este mundo convencidos que lo nuestro no es utópico. Lo único utópico, ciencia ficción pura, es creer que el capitalismo va a solucionar algún problema. Por ello, el mejor homenaje a Moreno es seguir construyendo el partido, la Internacional, y seguir creyendo en la clase obrera y la movilización, y en que un mundo socialista es posible y necesario. Moreno seguramente nos diría que sigamos peleando, porque no hay nada ni nadie que nos diga que no podemos triunfar.