Escribe: César Latorre
El descontento y falta de entusiasmo en las opciones políticas mayoritarias hacen aflorar los problemas del régimen post argentinazo: el de las coaliciones políticas. Esta suerte de recreación de dos polos que quieren simular un nuevo bipartidismo muestra toda su debilidad. Porque ni Juntos por el Cambio ni el Frente de Todos tienen nada que ver con la UCR y el PJ previos al 2001.
Poca claridad, muchas elecciones
Cuando existe una crisis y es incierto el porvenir, la falta de confianza y unidad en las decisiones es el primer síntoma de la misma.
Una de las expresiones más claras de esto es el desdoblamiento y la anticipación de las elecciones: hasta el momento en más del 60% de las provincias (Río Negro, San Luis, Salta, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Tierra del Fuego, Tucumán, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero). Como no está claro el panorama, cada uno de los gobernadores quiere garantizar su posición en las provincias y desde ahí eventualmente «aportar su caudal electoral» a alguna de las fuerzas en disputa al interior de cada coalición por las presidenciales de Octubre.
El último caso fue el de La Rioja, donde el gobernador Ricardo Quintela va por su reelección y es cercano a Alberto Fernández. El riojano fue claro: «Primero queremos resolver la elección provincial y luego dedicarnos a contribuir en Nación, con una política única y una estrategia común para afrontar el proceso electoral que se viene» ¿Cuál será esa estrategia y políticas únicas? Esa te la debemos, nadie lo sabe.
Oficialismo sin presidenciable
Al interior del Frente de Todos, el adelantamiento es uno de los principales síntomas de los problemas internos y la falta de claridad. La candidatura de Alberto sigue en pie y eso dificulta el panorama. Massa niega ser candidato, pero monitorea la economía y podría ser proclamado. Y todavía no hay claridad de lo que hará Cristina, aunque el candidato del kirchnerismo sería «Wado» de Pedro.
En medio de este panorama, el kirchnerismo sigue pegándole al albertismo para despegarse del ajuste, lavarse la cara e intentar retener apoyo popular sin romper con el plan dictado por el FMI siendo parte del giro a derecha del gobierno. Alberto se muestra pegado a Massa y a la incipiente e inestable «estabilidad económica» y sigue dejando en claro que aún está en carrera por la reelección. Por otra parte, el peronismo del centro del país intenta armar un espacio distinto y crítica hacia ambas bandas del Frente de Todos. En medio de estas indefiniciones y cruces, se venía debilitando tanto el frente, que hasta el «discolo» Grabois ha salido a poner paños fríos y finalmente se acordó la convocatoria a una mesa política para buscar un consenso.
Juntos por el Cambio a los codazos
El adelantamiento electoral aceleró una crisis también en Juntos por el Cambio. Hay indefinición de las candidaturas centrales y cada uno de los «posibles presidenciales» pelea al interior de cada provincia mejores posiciones de cara a la disputa global.
Por ejemplo, frente a las elecciones en Neuquén y Río Negro, Juntos por el Cambio necesitó realizar una reunión cumbre para intentar establecer un mecanismo que resuelva las disputas. Porque además de los adelantos electorales, en varias provincias se han anulado las internas obligatorias (PASO) lo cual le agrega más problemas a las disputas intestinas, al no tener marcos generales comunes para resolver las distintas postulaciones. Es por eso que definieron en donde no hay PASO ir a elecciones internas abiertas no obligatorias de su propio espacio.
Además al interior del propio PRO, las disputas entre el macrismo, Bullrich y Larreta, agregan mayores dificultades a Juntos por el Cambio.
Un mar de fondo que condiciona todo
Con la crisis económica como telón de fondo, lo que prima en la situación política es la disputa al interior de cada una de las coaliciones mayoritarias de espaldas a la sociedad de conjunto. Se va desnudando su verdadero carácter a los ojos de millones y crece el descreimiento. Ambas coaliciones no dejan de ser rejuntes políticos que tienen objetivos distintos a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo en general. Esta realidad es tan así que muchos de los sectores que sinceramente creyeron en el proyecto kirchnerista y han votado a Alberto solo por el hecho de que estaba Cristina en la vicepresidencia, están muy decepcionados. En las elecciones de medio término esto se expresó: mientras Juntos por el Cambio retenía sus votos, el oficialismo perdía apoyo. Algunos han votado al FITU pero muchos otros ni han ido a votar. Es lógico, la decepción produce desánimo. Sin embargo, es también el momento de sacar conclusiones y buscar una nueva alternativa en la izquierda, que levanta las banderas que algunos creyeron iba a concretar este gobierno que los defraudó. Sumate con nosotres a dar esta pelea por fortalecer una alernativa política que realmente luche contra los grandes monopolios, que no pague un solo peso de la que fugaron los amigos de Macri y rompa las cadenas que nos atan al sometimiento político y nos dicta los planes económicos en detrimento del bienestar social de las enormes mayorías sociales. Es hora de cortar de raíz y decir basta a las recetas que no han funcionado. Construyamos una verdadera salida para el pueblo trabajador.