El 9 de agosto son las elecciones nacionales en ATE. Se dan en un momento de parálisis histórica de su conducción que coincide con una nueva interna de las verdes oficialistas. La izquierda y los sectores combativos tenemos el desafío de intervenir para recuperar ATE para lxs trabajadorxs y terminar con la parálisis saliendo a enfrentar el ajuste del gobierno y el FMI.
Escribe: Ingrid Urrutia, Delegada General ATE/INCAA
La situación de lxs trabajadorxs estatales arrastra reclamos que llevan décadas sin resolverse pese a las promesas que han hecho los distintos gobiernos. Desde la precarización extendida, con un abanico de tipos de contratos bajo el régimen monotributista, hasta el pase a planta de 30.000 trabajadorxs que fue una promesa del gobierno en 2019 y a la fecha se han efectuado tan solo 3.000.
Si hablamos de paritarias y salario hay dos aspectos nuevos que las distintas conducciones verdes naturalizan: por un lado, las paritarias con aumentos en cuotas y por detrás de la inflación, con el salario de referencia atrasado; y por otro, lo más grave, paritarias que se firman avalando el ajuste del gobierno sin ningún tipo de acción o medida de lucha que genere presión para lograr la paritaria que necesitamos.
Así, con penas y sin glorias, lxs trabajadorxs estatales nacionales hemos perdido un 32% de nuestro salario. Aunque algunos sectores quieran vender espejitos de colores con explicaciones rebuscadas de que le ganamos a la inflación.
Cambio de estatuto en 2022 y elección nacional
En 1989 se hizo la primera reforma del estatuto sindical, un momento de ruptura con el modelo sindical verticalista de la CGT y el surgimiento de la CTA. Desde entonces hubo tres reformas más. La última fue en agosto de 2022; alejada del debate colectivo entre afiliadxs, se perdió la oportunidad -una vez más- de democratizar ATE de verdad. Justo en el momento de mayor parálisis política y de vaciamiento total de los ámbitos democráticos de discusión y decisión. Un estatuto que se negoció en pandemia, con todas las conducciones nacionales, provinciales y seccionales oficialistas, ligadas al Frente de Todos.
El estatuto incorpora la paridad en los cargos de dirección y en las fórmulas. En CABA el órgano máximo será un Congreso y no la Asamblea de afiliadxs. Algunas reformas son tan a destiempo de los reclamos que hasta cambios que podrían leerse como positivos -como la limitación de mandatos, la creación de la secretaría de género y diversidad o la paridad, a cuatro años de la ola verde- no cambian la dinámica actual de estancamiento. Con estas reformas y un clima de apatía fuerte, el 9 de agosto estarán en condiciones de votar alrededor de 316.000 trabajadorxs estatales afiliadxs a ATE en todo el país.
En CABA: romper la lógica internista por izquierda y con democracia real
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a raíz de la reforma que mencionamos, el órgano máximo será un Congreso amañado, sin mandatos de base, en reemplazo de la Asamblea de afiliadxs. El primero se realizará el 19 de abril y tratará el informe de Memoria y Balance y la conformación de la Junta Electoral, órgano que garantiza las elecciones del mes de agosto y todas las que se lleven adelante de renovación de Juntas Internas y cuerpos de delegadxs por los próximos 4 años. Actualmente, y con cifras de 2020, ATE Capital representa alrededor del 10% del total de afiliadxs, si tomamos lxs 316.000 afiliadxs entre nacionales, provinciales y municipales que declara el Consejo Directivo Nacional.
Si a nivel nacional el mayor problema que enfrentamos lxs estatales es la ausencia de ámbitos para debatir, organizar y salir a dar la pelea contra el ajuste, eso en CABA se agudiza por la interna entre las distintas fracciones verdes peronistas. La disputa por el aparato y la caja tiene larga data en el sindicato, desde la ruptura con Micheli hasta Catalano, que era el niño mimado y del riñón de ANUSATE. Ahora vimos las retiradas de Hugo Bellón (además Presidente del Club Atlético Nueva Chicago) y Luciano Fernández, ambos con mandato vigente en la dirección de ATE Capital, y su reciente alianza política con el Frente Unidad de Anusate, que tiene referentes como Pablo Spataro. Para quien no sigue los saltos de un lado al otro, es decir, la mayoría de los laburantes, los argumentos de las disputas son incomprensibles y muy alejados de los intereses del conjunto de lxs estatales.
La Verde y Blanca oficialista que conduce Daniel Catalano desde 2020 despliega malabares para justificar lo injustificable, defiende un proyecto político en crisis como el Frente de Todos que lleva adelante un claro plan de ajuste hacia todxs lxs trabajadorxs. Esto explica una intervención centrada en lxs estatales municipales donde la patronal es Larreta y su accionar en la CTA-T.
El reciente plenario de delegadxs generales en ATE Capital terminó en griteríos y sin poder votar nada. De todos modos, salió el paro y la movilización a Empleo Público para el 12 de abril. Ambos sectores se adjudican la medida, pero es una acción aislada y pensada para descomprimir la bronca y desazón por abajo. Las distintas conducciones de ATE, Capital y Nacional, están ligadas al gobierno nacional y son responsables de dejar pasar el ajuste que sufrimos todxs lxs estatales. Es posible romper con esa lógica en la medida que se traza una intervención común entre los distintos sectores que ya no compran los espejitos de colores de las conducciones peronistas y quienes desde la Multicolor hemos demostrado que es posible construir ATE con otras lógicas y dar pelea en los sectores.
Por una Junta Electoral plural y el fortalecimiento de una nueva dirección que supere a las verdes
De cara al congreso del 19 de abril, ambos sectores insisten en imponer una Junta Electoral que responda a sus propios agrupamientos y los favorezca en la elección. De insistir en esta práctica, que sólo busca amañar la elección, se continuarán reproduciendo las fracciones que dividen y paralizan a nuestro sindicato.
Por el contrario, desde Alternativa Estatal proponemos que se conforme una Junta Electoral en la cual se encuentren representados todos los agrupamientos que nos presentaremos a las elecciones de ATE, incluyendo a la lista Multicolor que integramos. Esta es la única manera de garantizar que haya urnas en cada uno de los edificios de todos los organismos, que haya fiscales y que se respete el voto de cada uno de los afiliados de ATE. Porque hoy, con el sistema de mayoría simple, la lista que gana la Junta Electoral controla toda la elección. No hay razón para estar en contra de esta propuesta profundamente democrática.
Esta propuesta es parte del modelo sindical por el que peleamos, según el cual, no solo la junta electoral, sino todas las directivas y juntas internas deberían contar con la representación proporcional (según los votos sacados) sin piso, de todas las corrientes de opinión (listas). Donde las licencias gremiales, los viáticos y demás gastos sean decididos democráticamente, y las finanzas sean transparentes, con fondo de huelga permanente. Donde la base decida todo, impulsando la participación de todxs lxs afiliadxs y delegadxs.
Alertamos a lxs delegadxs y afiliadxs honestxs y dispuestxs a dar una pelea por recuperar las históricas banderas en ATE, que puedan ver en la unidad entre los verdes en CABA una posibilidad para salir de la parálisis y la subordinación de ATE a proyectos políticos ajenos. Creemos que no es una buena apuesta. Para recuperar las asambleas, llevar adelante un modelo sindical independiente de gobiernos y patrones que rechace sin titubeos el endeudamiento externo con el FMI y deje de ser garante de los planes económicos de ajuste que profundizan la pobreza, el extractivismo y siguen entregando soberanía energética, alimentaria, marítima y cultural, es imposible ser parte del gobierno nacional.
Necesitamos una unidad profunda y programática desde abajo, de aquellos sectores que venimos peleando por nuestro salario en el marco de un contexto inflacionario criminal. Esa confluencia que inició entre los sectores que componen la coordinadora de Interjuntas y que quiera abrirse a quienes coincidan en romper la parálisis para dar pelea por el salario y construir un ATE independiente de los gobiernos y patronales, que sea democrático y para la lucha.